El principal motivo de esta consecuencia es que los componentes químicos del tabaco se depositan a través de la orina en la vejiga, por lo que las paredes de este órgano están en constante contacto con sustancias como nicotina, alquitrán o monóxido de carbono, entre otras.
Por esta razón, los especialistas consideran que los fumadores pasivos también están expuestos a estas sustancias carcinógenas. En el caso de los más pequeños, la exposición al humo de los cigarrillos tiene efectos más perjudiciales que los que estas sustancias provocan en la edad adulta, debido principalmente a la sensibilidad del organismo durante las etapas más tempranas.
En la actualidad, el índice de casos de cáncer de vejiga en España es uno de los más altos de Europa, alcanzando la cifra de 15.000, principalmente derivado de la facilidad con la que los adolescentes acceden al tabaco en nuestra sociedad. Además, el aumento de mujeres fumadoras propicia la tendencia alcista de esta enfermedad.
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