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Los implantes cocleares permiten que los niños con hipoacusia se integren en la sociedad y puedan llevar una vida normal, según un análisis realizado por la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) con motivo del Día Internacional del Implante Coclear que se celebra el próximo 25 de febrero. En España, existen cerca de 14.500 personas con implante coclear, de las cuales el 60% son adultos, según la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España (AICE). La Comisión de Otoneurología de la SEORL-CCC ha elaborado un Decálogo de consejos para pacientes con implante coclear, para favorecer su adaptación y el seguimiento de cuidados.
Hipoacusia e implante coclear
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de la hipoacusia se sitúa en 5 de cada 1000 recién nacidos vivos, lo que supone que alrededor de 1890 bebés al año nacen con algún grado de hipoacusia en España. La SEORL destaca la importancia del diagnóstico temprano de la hipoacusia en el nacimiento, para poder escoger la mejor solución lo antes posible y reducir al máximo los riesgos sobre el aprendizaje lingüístico. “La llegada del implante coclear ha permitido que desde edades tempranas se puedan corregir las discapacidades auditivas graves o profundas, lo que ha favorecido un mejor desarrollo del lenguaje, y de la capacidad comunicativa y cognitiva de los niños”, explica el doctor Luis Lassaletta, presidente de la Comisión de Otoneurología de la SEORL-CCC.
Un implante coclear es “un dispositivo que se coloca quirúrgicamente en el oído de personas con hipoacusia severa o profunda y que no se benefician del uso de audífonos”, indica el doctor Lassaletta. Transforman la señal acústica en una señal eléctrica y se encargan de transmitir dicho estímulo transformado desde la cóclea hasta las terminaciones nerviosas del nervio auditivo. “De esta manera, proporcionan al paciente implantado una representación del sonido similar a la que tendría con una cóclea sana, a diferencia del audífono que amplifica el sonido exterior”, señala. La mayoría de las personas portadoras de un implante coclear pueden mantener una conversación con normalidad, en muchos casos hablar por teléfono e incluso, en algunos, percibir y disfrutar la música.
«La generalización de las pruebas de detección precoz de la sordera en los recién nacidos y el desarrollo de los implantes cocleares han logrado que, en España, cada vez haya menos personas sordas y sin capacidad para desarrollar el lenguaje (sordomudez)»
Beneficios de la detección temprana
Hasta un 40% de los casos de hipoacusias severas y profundas son candidatas a implante coclear, según datos de la OMS. “Las personas que mejor beneficio pueden obtener de ellos son, por un lado, los recién nacidos sordos y, por otro, aquellas personas que una vez adquirido el lenguaje llevan poco tiempo con hipoacusia severa o profunda”, argumenta el doctor Lassaletta. La detección precoz, tanto en niños como en adultos, “es por tanto fundamental para conseguir un rendimiento óptimo del implante coclear y que el paciente le pueda sacar todo el partido posible”, explica. Así, en el caso de los recién nacidos, “lo ideal es detectar la pérdida de audición antes de los tres meses para poder iniciar un tratamiento adecuado a los seis”, destaca. Un diagnóstico tardío puede provocar un acceso incompleto al lenguaje oral, así como un retraso en el desarrollo del pensamiento lógico y racional, de la memoria, capacidad lectora, el aprendizaje, y en definitiva, en el desarrollo de su personalidad.
Para evitarlo, “es importante que se apliquen los programas de cribado neonatal en todos los hospitales según el criterio de la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) “, advierte el doctor Lassaletta. Por otro lado, conviene prestar atención a signos que pueden hacer sospechar la existencia de algún grado de hipoacusia, como la falta de atención a los ruidos intensos o a los estímulos de la voz, o un retraso en el aprendizaje del habla y la expresión al cumplir el año. En la edad adulta, también es importante “la detección precoz de la llamada presbiacusia, la pérdida progresiva de la audición que puede producirse a partir de los 60 años, para poder escoger la mejor solución a cada caso”, según explica el doctor Lassaletta.