Abordaje de esta afección
El tratamiento de las alergias se puede abordar desde tres perspectivas principales: preventiva, sintomática y etiológica.
“He llevado a mi hija al alergólogo porque tiene muchos síntomas de rinoconjuntivitis. Nos ha recomendado la vacunación y me ha dado una serie de indicaciones sobre el tratamiento de mantenimiento y de crisis para aliviar síntomas y para prevenirlos. ¿Me podría explicar en qué consiste cada uno de ellos?” Nos escribe… Laura (Valencia)
El tratamiento de las alergias puede enfocarse desde tres perspectivas: preventiva, sintomática y etiológica. Para controlar los procesos alérgicos lo primero es poner en práctica medidas preventivas como el uso de mascarillas homologadas, gafas de sol o filtros de polen, con las que evitaremos el contacto de la persona alérgica con el polen que causa los síntomas.
Tratamientos: así funcionan
En los tratamientos sintomáticos se incluyen todas aquellas familias de fármacos que, aunque no resuelven el problema de fondo, contrarrestan o compensan los mecanismos de una reacción alérgica que provoca los síntomas. Son los antihistamínicos de primera y segunda generación. Entre los de primera generación, que producen somnolencia, estreñimiento y sequedad de boca, están la hidroxicina y la desclorfeniramina. Los de segunda generación (cetiricina, ebastina, terfenadina, loratadina, mizolastina, fexofenadina) no producen sedación y tienen una acción más prolongada.
Otros fármacos que forman parte del tratamiento sintomático son los descongestivos nasales (en forma de sprays y sueros nasales), los colirios en gotas en los ojos y los corticoides, de efecto antiinflamatorio y administración intranasal, muy eficaz para tratar los síntomas de la rinitis, como la congestión nasal, el picor, los estornudos y el goteo de nariz. En caso de alergia de tipo asmático o de asma, el tratamiento de rescate lo componen los inhaladores (que se deben usar con cámara de inhalación) y los broncodilatadores de acción larga, que se utiliza de modo intermitente en las temporadas que se tienen síntomas y se retira cuando no hay síntomas. El tratamiento de rescate, sin embargo, no produce beneficios a largo plazo y no debe usarse como sustituto del tratamiento preventivo.
El tratamiento preventivo o de mantenimiento sirve para tratar la inflamación continua de base de las personas con enfermedades alérgicas y/o con asma, con objeto de prevenir, disminuir o evitar los síntomas de su enfermedad. Se utiliza todos los días de forma continuada durante largos periodos de tiempo y se debe usar todos los días sin interrupciones. Su efecto tarda en aparecer, por lo que, en principio, aparentemente puede parecer que no hace efecto. Para el tratamiento preventivo de la rinitis y de la conjuntivitis se usan colirios de antihistamínicos y de corticoides. El alergólogo es quien debe prescribir el tratamiento más adecuado para cada caso, su duración, y quien hará los cambios oportunos según la evolución que se vaya produciendo. Los medicamentos más usados en el tratamiento preventivo del asma son los sprays nasales de corticoides o de antihistamínicos, los antileucotrienos (Montelukast), algunos broncodilatadores y en menor uso, cromonas intranasales. Es importante recalcar que nunca se debe abandonar la medicación hasta que el médico lo indique. Otros medicamentos pueden usarse en ambos tipos de tratamiento (antihistamínicos, corticoides tópicos, broncodilatadores de acción larga…).
Por último, el tratamiento etiológico es la inmunoterapia (vacunación), que va a disminuir el grado de alergia a los pólenes responsables, y de esta manera reduce o incluso llega a eliminar la necesidad de medicación sintomática que, de otra manera, el paciente tendría que tomar año tras año durante la mayor parte de su vida. La vacuna previene la evolución de la sintomatología hacia el asma bronquial (algo que ocurre hasta en el 60 % de los pacientes con rinitis polínica intensa que no se vacunan). Este tratamiento, a diferencia del anterior, sí es parcialmente curativo, pudiéndose interrumpir en la mayoría de los casos al cabo de los 3-5 años.