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Las enfermedades alérgicas como el asma bronquial, la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica, han experimentado un aumento espectacular en los últimos 40 años en los países industrializados. Este incremento se ha asociado con la occidentalización del tipo de vida y el aumento del nivel socioeconómico. Así, el asma es más frecuente en países ricos que en países pobres; predomina en las zonas urbanas respecto a las zonas rurales y se da más en los países occidentales que en el este de Europa.

“La contaminación no sólo afecta a los humanos. Las plantas están sufriendo sus efectos y están reaccionando de manera defensiva fabricando nuevas proteínas, denominadas proteínas de estrés, que tienen un efecto directo sobre la alergenicidad de los granos de polen”, explica el doctor Joaquín Sastre, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). “Las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil y las plantas presentan proteínas diferentes a los pólenes de zonas no contaminadas, más agresivas”.

En los últimos años se ha comprobado que existe una modificación en los factores meteorológicos denominada cambio climático, en el que el ser humano está muy involucrado, por la emisión de gases con efecto invernadero. Según datos del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) se ha constatado un aumento de la temperatura en la Tierra de casi un grado a nivel global en los últimos cien años y esto ocasiona modificaciones en el comportamiento de las plantas, que adelantan el inicio y retrasan el final del período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y por lo tanto hay una mayor exposición a los pólenes.

Ciclos alterados
Tal y como explica el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, “el cambio climático también está provocando cambios en la distribución de las plantas, ya que estos fenómenos meteorológicos (lluvia, sequía, tormentas) pueden extinguir determinadas especies y hacer aparecer otras nuevas en zonas donde antes no existían. Esto va a ocasionar una modificación de los pólenes en una determinada área geográfica y, como consecuencia, aparición de pacientes con alergia a plantas a las que no lo eran”.

Algunos de los factores ambientales que condicionan la biología de las plantas son la temperatura, la disponibilidad de agua y la acumulación de CO2 (aporte de carbono para la fotosíntesis). La concentración de este último ha aumentado un 22% en los últimos 50 años, favoreciendo la producción de pólenes. Los gases con efecto invernadero como el CO2 procedente de las factorías y del transporte actúan como fertilizantes, e incrementan la producción de pólenes de algunas plantas que producen enfermedades alérgicas. Un estudio reciente de la Universidad de Córdoba predice, debido al cambio climático, un incremento en los niveles de pólenes de gramíneas en el sur de España entre el 28% y el 44% para el año 2070. Otro trabajo de la Universidad de New Jersey vaticina que en 2040 la concentración de pólenes por metro cúbico de aire se habrá duplicado.

El aumento de las alergias a pólenes se podría explicar por la presencia de partículas eliminadas en la combustión de los motores diésel de los vehículos que, en la actualidad, han superado a los de gasolina. En palabras del doctor Moral, “las proteínas de estrés, que se encuentran en los pólenes de zonas contaminadas por la utilización de combustible diésel, originan pólenes más agresivos en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación. Por este motivo, en las ciudades a pesar de existir menos pólenes que en el campo, la presencia de las proteínas de estrés sobre ellos hacen que existan más casos de alergia».

En España, el aumento de las temperaturas y los mayores niveles de CO2 está dando como resultado un adelanto en la floración de las gramíneas, el olivo y las cupresáceas. “Esta prolongación del periodo de polinización ocasiona mayor tiempo de exposición a pólenes, mayor concentración por los gases con efecto invernadero y más agresividad por la contaminación”, añade el doctor Moral. “Los síntomas comunes de alergia -congestión nasal, picor ocular, dificultades para dormir y falta de aire cuando se realiza alguna actividad deportiva- se potencian en los pacientes afectados”.

 

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Redacción Consejos

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