Según el último estudio publicado con las cifras de la industria del año 2013, nuestro país ocupa el penúltimo puesto en el uso de las bombas de insulina como tratamiento de la diabetes, justo por detrás de Grecia y por delante de Portugal. En el extremo opuesto y liderando este ranking, Noruega ocupa el primer lugar con unos datos de penetración que superan el 45% seguido de Eslovenia, Países Bajos o Suecia con unas tasas que rondan entre el 25 y 30% en la adopción de esta terapia.

Estas desigualdades entre países reflejan el uso insuficiente que se hace en nuestro país de las bombas de insulina, tanto en edad pediátrica como en adultos. Por este motivo, Aureliano Ruíz, presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE) reclama “una mayor implicación de las administraciones públicas hacía un tratamiento que ha demostrado su efectividad en la mejora del control de la glucosa, la reducción de las hipoglucemias y el aumento de la calidad de vida de las personas que padecen esta patología”. Aureliano también puntualiza que “en España hay más de 5 millones de personas que padecen diabetes, de los que 30.000 son menores de 15 años y a los que se suman cada año más de 1.100 personas, unos datos que evidencian la necesidad de tomar una mayor conciencia hacía esta patología y sus tratamientos”.

Las bombas de insulina actuales son dispositivos pequeños, fáciles de manejar y de programar, que  administran insulina al paciente durante todo el día gracias a un mecanismo de infusión con el que el paciente gestiona la cantidad apropiada para cada momento. De esta manera imita el funcionamiento de un páncreas real.

La terapia con bomba de insulina en pacientes en edad pediátrica mejora el control de la diabetes tipo 1 y reduce hasta en 4 veces el riesgo de sufrir hipoglucemias, un problema serio en el caso de los niños, sobre todo por las noches. El uso de la bomba de insulina consigue reducir los eventos hipoglucémicos  hasta un 53% al año en niños con diabetes tipo 1.  La hipoglucemia es bastante frecuente entre los pacientes con diabetes, un tercio de los mismos sufren estos capítulos mientras duermen, y es uno de los aspectos más temidos a lo largo de su vida y puede causar pérdida de conciencia, convulsiones, coma, etc.

Además, el uso de la bomba de insulina en pacientes pediátricos supone una reducción significativa del número de pinchazos; con este tratamiento sólo hay que cambiar el equipo de infusión cada dos o tres días, pasando así de una media de 5 inyecciones diarias a una cada tres días. Es decir, se pasa de 150 mensuales a 10.

Un mejor control posibilita que los niños tengan más autonomía para gestionar su diabetes y a la hora de realizar actividades cotidianas como comer, dormir tranquilamente, hacer deporte, realizar viajes o excursiones. Los padres de los niños con diabetes tipo 1 tienen menos miedo a que sus hijos sufran un episodio de hipoglucemia por las noches o cuando están fuera de casa.

Con una mejor gestión de la diabetes gana el paciente.

La baja penetración de la terapia con bomba de insulina en nuestro país demuestra que hace falta trabajar para poner al alcance de los pacientes las herramientas disponibles para garantizar un mejor control y una mejor calidad de vida de las personas con diabetes.
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Redacción Consejos

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