Hasta ahora,
controlarse la tensión siempre ha sido un espacio circunscrito a las personas
mayores. Pero hay datos, un tanto
desalentadores, que indican que esta enfermedad ya está prevaleciendo en la adolescencia:
es la llamada hipertensión precoz
Los
jóvenes también pueden tener hipertensión arterial, de hecho, recientes
estudios han demostrado que un 20% de los hipertensos son adolescentes o adultos
jóvenes. Aunque muchos
casos de hipertensión no se diagnostican hasta después de los 60 años, la
mayoría se desarrolla antes de los 45. Esta patología se
manifiesta por el aumento de las cifras de la presión arterial diastólica (la
baja), es decir, la fuerza con la que el corazón bombea la sangre. En estos
casos, ?la subida de la diastólica, debido a un aumento de las resistencias
periféricas (la sangre viaje por las arterias a una presión mayor que la
deseable para la salud) genera una daño sobre los órganos diana, como el
corazón, el riñón y el cerebro?, tal y como ha explicado la doctora Empar Lurbe, Jefa del Servicio de Pediatría del Hospital General
Universitario de Valencia en su intervención durante la XII Reunión Nacional de laSociedad Española de Hipertensión y Liga
Española contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) celebrada el pasado
mes de marzo en Sevilla.
Si bien en los pacientes mayores
el aumento de la presión arterial diastólica puede añadir también elementos
importantes de riesgo cardiovascular, lo cierto es que es en el paciente joven donde
cobra mayor importancia. ?Estos jóvenes hipertensos tienen mayor riesgo de
sufrir un infarto de miocardio, una afectación renal, una hipertrofia
ventricular izquierda o una afección a nivel cerebral, como un ictus?, explica Lurbe.
¿En qué consiste la hipertensión?
- La hipertensión es una enfermedad que aparece de
forma lenta y progresiva, produciendo un aumento de la presión que ejerce
el corazón sobre las arterias, debido a la mayor resistencia que ofrecen
al desplazamiento del flujo sanguíneo. - De esta forma, el corazón se ve obligado a trabajar
en unas condiciones de mayor energía que, al mantenerse de manera
constante, conducen a un agrandamiento cardíaco y posteriormente a un
fracaso del corazón como bomba, lo que se conoce como fallo cardíaco. - Dicha presión, incrementada y constante sobre las
arterias, contribuye además a favorecer el endurecimiento de las paredes
de los vasos, con la consiguiente acumulación de placas de colesterol (arterioesclerosis), que pueden ocluir las arterias y
provocar infartos cerebrales o de miocardio.
Causas de la hipertensión precoz
-
Las enfermedades renales, ya que cuando los riñones funcionan
mal segregan enzimas que provocan una vasoconstricción que eleva la
presión sanguínea. - Los
factores de riesgo que ocupan el segundo lugar son los malos hábitos de vida (sedentarismo, obesidad y mala
alimentación) y el estrés. Estos últimos factores son prácticamente dominantes
en los casos de hipertensión en jóvenes.
La hipertensión se trata, no se cura
Según
la doctora
Araceli Boraita, jefa del servicio de cardiología del
Consejo Superior de Deportes y
una de las asistentes al Congreso celebrado en Sevilla, en la mayor parte de
los casos de hipertensión presentados en jóvenes, ésta puede controlarse sin
medicación, modificando los malos hábitos de vida, aunque este tratamiento no
siempre es respetado, ya que se calcula que una cuarta parte de los hipertensos
podría disminuir la presión realizando cambios en su modo de vida, sobre todo
en lo referente a la alimentación y a la actividad física. Cabe destacar que la
persona hipertensa no puede dejar de serlo, de ahí la importancia de convivir
con la enfermedad y atenuar sus efectos.
-
Dieta: se aconseja que la alimentación sea
lo suficientemente nutritiva y sana para evitar o controlar la
hipertensión. Debe estar integrada por lácteos descremados, carnes magras,
huevo (prefiriendo la clara), y abundantes verduras y frutas. Disminuir el
consumo de azúcar, grasas y, sobre todo, de sal. Para ello es conveniente evitar comidas
como las conservas, los alimentos precocinados y
los embutidos. También debe eliminarse el consumo de alcohol, tabaco y
bebidas gaseosas. -
Poca sal: un consumo adecuado
de sal facilita una correcta digestión, mantiene el nivel de líquidos óptimo que el cuerpo necesita
para funcionar correctamente y proporciona la cantidad necesaria de
minerales al organismo. Sin embargo, cuando se exceden las cantidades
recomendadas (no más de 5 gr. de sal por día), algo muy habitual ya que
las cifras de consumo medio son de 12 a 14 gr., el riesgo de padecer
hipertensión se eleva y se favorece la retención de líquidos. En tu
farmacia encontrarás sales bajas en sodio que aportarán a la comida todo
el sabor, con menos de la mitad de sodio. Muchas de ellas añaden en su
composición hierbas y especias aromáticas para esos platos que necesitan
un toque especial. -
Ejercicio: la prescripción de un
programa de ejercicio físico adaptado a las necesidades del paciente como
complemento al tratamiento antihipertensivo o bien como sustitución, puede
ayudar a controlar las cifras de presión arterial en los pacientes
hipertensos y a prevenir este factor de riesgo cardiovascular en la
población general. Se recomienda un tipo de actividad en la que el
paciente ejercite la mayor parte de sus músculos, de manera que alcance un
gasto energético entre el 40-60% de su consumo máximo de oxígeno, por lo
que el ejercicio físico más recomendado sería caminar a paso ligero o la
carrera suave. Además, la actividad física muestra efectos beneficiosos en
la prevención de otras enfermedades ligadas al riesgo cardiovascular como
la obesidad, la hipercolesterolemia y la diabetes.
Hipertensión y genética
Diversos estudios genéticos han
demostrado que la herencia es un factor muy importante en la aparición de
hipertensión. El perfil de riesgo genético de un paciente puede aportar gran cantidad
de información, sobre todo a la hora de aplicar medidas preventivas. O, en el
caso de un paciente que padezca la enfermedad, se podría predecir el riesgo de
sufrir un accidente cerebrovascular y ser más
agresivos con el tratamiento para evitarlo.
En los últimos 20 años las
investigaciones sobre la base genética de la hipertensión arterial han
conseguido identificar genes aislados que se asocien a la patología, pero lo
cierto es que el futuro inmediato habla de avances muy significativos en este
terreno. En este sentido, se ha presentado el Proyecto Ingenius-Hypercare
durante la Reunión de la SEH-LELHA. ?Se trata de un proyecto que reunirá a los
grupos que trabajan en Europa en este campo y que facilitará la cooperación
para avanzar en el conocimiento de los genes que contribuyen al desarrollo de
hipertensión arterial y del daño orgánico que ésta produce?, explica el doctor Josep Redón, del Hospital Clínico Universitario de Valencia y
uno de los coordinadores de este proyecto.