Diastema ¿virtud o defecto?

La moda es tan caprichosa que hay veces en que puede convertir un defecto en objeto de deseo. El diastema es un ejemplo de ello, y ya hay legiones de personas con ese “hueco” entre los dientes que muchos famosos han convertido en fetiche por el aspecto aniñado que confieren. Los expertos nos explican por qué es aconsejable cerrarlo y cuáles son los riesgos de no “repararlo”.

La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) define el diastema como el “espacio interdental que suelen estar en los dos incisivos centrales superiores, aunque también puede producirse en otras piezas, algo menos común”. Normalmente se origina a partir de la caída de los dientes de leche y lo más normal es que desaparezca con la dentición definitiva. Sin embargo, en otros casos permanece y puede acabar ocasionando problemas que van más allá de la estética, siendo más adecuado cerrar el espacio del diastema para conseguir un buen contacto interproximal y una perfecta oclusión.

Sus causas

Existen muchas causas por las que puede originarse un diastema: un maxilar desproporcionado con respecto al tamaño de las piezas dentales; que los dientes no estén alineados o se hayan separado a consecuencia de una enfermedad periodontal; que falte una pieza dental y las demás piezas se hayan movido formando el diastema; cuando el frenillo tiene una inserción baja y es demasiado grueso y fibroso (en esos casos suele convenir hacer una frenectomía o extirpación quirúrgica); cuando se tienen unos dientes más pequeños de lo habitual; y/o cuando existe el hábito de empujar la lengua con los dientes, lo que puede ir abriendo progresivamente un espacio entre ellos.

¡Afecta… y mucho!

1. A la mordida, al modificar la forma de las arcadas.
2. Dificulta la masticación.
3. Origina dolores de espalda, mandíbula, cuello, etc.: los defectos en el engranaje de los dientes pueden provocar dolencias de las articulaciones temporo-mandibular y/o cráneo-mandibular y del cuello, que se acompañan de mareos: es el llamado síndrome disfuncional temporo-mandibular o cráneo-mandibular.
4. Aumenta el riesgo de caries, al favorecer la formación de placa bacteriana.
5. Por último, la SEDO nos recuerda que una mala oclusión provocada por un diastema puede tener consecuencias sobre la salud general y perjudicar incluso las digestiones.

Tratamientos de “cierre”

1. Como normal general, conviene cerrar los diastemas, pues pueden originar problemas mayores si no se corrigen. La ortodoncia con brackets (ya sean convencionales, estéticos o linguales) o los alineadores transparentes permiten cerrar el hueco de manera definitiva, siendo el especialista en ortodoncia quien debe decidir qué tratamiento es más adecuado en cada caso.
2. Las carillas estéticas de porcelana (más resistentes) o composite: son finas láminas con las que se consigue corregir cualquier tipo de defecto en la forma, tamaño y color del diente. Se colocan de forma manual y directa en los dientes sin tener que desgastar ni tallar la estructura dentaria gracias al avance de la tecnología. Eso sí, la alineación de los dientes y la estabilidad en la mordida serán claves para determinar si pueden colocarse microcarillas sin necesidad de realizar el desgaste del diente. Las carillas dentales se adhieren a los dientes gracias a un cemento adhesivo especial que permite la fijación duradera. Además, se suelen utilizar coronas o fundas de porcelana o metal para recubrir el diente al completo. En cuanto a materiales, hoy día también es habitual el uso de zirconio, debido a su gran dureza, resistencia y estética.
3. Cuando la causa del diastema es un frenillo labial muy grueso que se interpone entre los dientes, se recurre a la frenectomía o extirpación quirúrgica.
4. En cualquier caso, si se decide mantener el diastema, es aconsejable extremar la higiene oral y acudir con regularidad al dentista para evitar posibles problemas.

Está completamente desaconsejado provocar un diastema en una dentadura sana, pues puede problemas en la mordida, movimientos en otros dientes, aumento de la acumulación de placa y, por tanto, de la aparición de caries.