Microbioma cutáneo

En nuestra piel se encuentran “cómodamente instalados” millones de microorganismos que tienen una función muy concreta: proteger y reforzar la barrera cutánea de los agentes agresores de todo tipo y asegurar una epidermis sana y equilibrada. Es lo que se conoce como microbioma cutáneo.

Sí, hay microbioma-microbiota más allá del intestino (que es la localización más estudiada y de la que más se suele hablar habitualmente) y hoy se sabe que en la epidermis habitan billones de microorganismos. Este microbioma cutáneo desempeña una función fundamental en el buen estado de la piel y, al igual que en el caso del intestinal, mantener su equilibrio es fundamental, sobre todo porque es muy vulnerable a la acción de un buen número de factores, tanto internos como externos.

Tal y como explica el doctor Francisco Nieto, coordinador del departamento médico de Clínicas Dorsia, nuestra piel es el hábitat para microorganismos con los que convivimos en perfecta armonía: “Incluso cuando nuestra piel no presenta las mejores condiciones (bajo pH, alta salinidad, zonas muy expuestas a los elementos externos…), estos microorganismos se ‘aprovechan’ del sebo que secretan nuestras glándulas, de la piel muerta y del calor que desprendemos para sobrevivir. Sin embargo, y aunque pudiéramos pensar que estos microorganismos solo obtienen ventajas de habitar en nuestra piel, se sabe que también producen un beneficio sobre la misma, evitando la proliferación de algunos patógenos, nutriéndola con algunos aceites o incluso manteniendo una comunicación dinámica gracias a las moléculas que desprenden. Por ejemplo, algunas bacterias secretan péptidos que impiden el sobrecrecimiento de bacterias. Asimismo, varios estudios han demostrado que la pérdida de diversidad de microorganismos en la piel está relacionada con procesos patológicos como el eczema, la dermatitis atópica, el acné o la psoriasis”.

“Bichitos” en modo barrera

En la misma línea, la farmacéutica Leire Azcona, máster en Cosmética y Dermofarmacia y titular de la Farmacia Leire Azcona, de Portugalete (Vizcaya), incide en las diferencias entre microbiota y microbioma cutáneos, dos términos que habitualmente se usan indistintamente, ya que ambos se refieren al conjunto de microorganismos que habitan en el organismo: “En la superficie cutánea cohabitan un conjunto de bacterias, hongos y parásitos, que dan lugar a lo que se denomina microbiota y que constituye un conjunto de microorganismos en permanente interacción con el organismo (que se considera el “huésped” en este contexto). Se calcula que la piel posee una microbiota de alrededor de 102-106 células/cm2”.

“En cuanto al microbioma cutáneo”, continúa la experta, “se refiere al conjunto de microorganismos que abarca su genoma y todo el ecosistema que los rodea, incluidas las moléculas que estos organismos producen. El microbioma participa activamente en la doble función protectora de la piel: como barrera física y como barrera inmunológica. Concretamente, ayuda a disminuir la inflamación, mejora la barrera cutánea y su renovación, y protege a la piel de la deshidratación y de las infecciones. Por tanto, el principal matiz diferencial entre microbioma y microbiota se refiere a si se tiene en cuenta o no el material genético”.

1-Tolerance Hydra-10, de Avène. Fluido hidratante con activos biomiméticos de la piel, que aseguran la perfecta afinidad con la estructura cutánea.

2-Serum Skintelligence, de Talika. Serum regenerante antiedad con activos anti-edad, anti-polución y prebióticos de microalgas verdes.

Envejecimiento y flora cutánea: así se relacionan

Las investigaciones realizadas sobre el microbioma cutáneo han demostrado que, al igual que en el resto del cuerpo, va cambiando con el paso del tiempo, y que, como consecuencia del envejecimiento, se produce una menor capacidad para restaurar su equilibrio natural. En este sentido, Leire Azcona comenta que el microbioma puede verse afectado por factores tanto endógenos como exógenos, que contribuyen a la variación de su composición. “Diferentes elementos ambientales, un cambio en el pH de la piel, la radiación ultravioleta o la edad, entre otros, pueden producir un desequilibrio del ecosistema cutáneo. Por lo tanto, cuando el microbioma de la piel se trastorna se generan consecuencias negativas que predisponen y causan la aparición de enfermedades como el acné, la rosácea, la dermatitis atópica, etc.”.

Una de las investigaciones más destacables al respecto fue la que llevó a cabo la marca cosmética Lancome, en colaboración con el profesor Hattori, de la Universidad de Waseda, en Japón, y en la que, por primera vez, se analizó el nexo existente entre los cambios en el microbioma de la piel y la edad. Tal y como explicaron los autores de esta investigación, al comparar el microbioma cutáneo de población joven con el de personas de más edad, se identificaron 38 especies bacterianas diferentes, lo que demuestra que la composición de la microbiota va cambiando, cualitativa y cuantitativamente, con la edad, y que esto puede afectar a la capacidad de protección, defensa y reparación natural de la piel.

Un enemigo llamado exposoma

Pero además del envejecimiento, hay otros factores que también alteran el equilibrio bacteriano epidérmico. “La piel es nuestro órgano más extenso y se ve muy afectada por lo que conocemos como exposoma, esto es, el conjunto de condiciones ante las que estamos expuestos, ya sea la luz, la temperatura, la contaminación o incluso la nutrición”, dice Fernando Nieto. “Nuestra piel reacciona a esta exposición y, como seres vivos, los microorganismos que habitan en ella se ven altamente afectados, provocando cambios en el microbioma y favoreciendo la aparición de ‘oportunistas’ que desplazan a los microorganismos favorables, lo que repercute negativamente en el estado de la piel”.

En relación con esto, los investigadores de Lancome también constataron que la composición de la microbiota cutánea varía en función de la mayor o menor exposición a los contaminantes ambientales. “Al establecer una correlación entre los cambios vinculados a la polución y la aparición de signos de envejecimiento prematuro,  encontramos evidencias de que las mujeres jóvenes (25-45 años) que viven en Baoding (la ciudad china con los niveles más altos de contaminación) presentan signos de envejecimiento prematuro cutáneo y una composición bacteriana similar a la de mujeres mayores de 60 años, lo que significa que, al igual que ocurre con el fotoenvejecimiento, la polución actúa como un inductor del envejecimiento acelerado”.

Rutina cosmética aliada del microbioma

Mantener el microbioma cutáneo en buen estado pasa por incluir una serie de cuidados en la rutina cosmética. Los expertos explican cuáles son:

-El pH (5,5 es la pista). Se deben emplear siempre cosméticos adaptados al pH de la piel (aproximadamente 5,5). “El uso de limpiadores con un pH demasiado elevado deteriora la microbiota existente o favorece la proliferación de ciertas bacterias dañinas. Por ejemplo, la bacteria Staphylococcus aureus, implicada en la dermatitis atópica, se desarrolla a un pH superior a 7”, comenta Leire Azcona.

-Cero alcoholes. “El uso de productos con alcoholes o detergentes no solo elimina los microorganismos sino que también destruye el hábitat que estas bacterias necesitan para poder crecer. Como consecuencia de esto ‘se abre la puerta’ a los microorganismos potencialmente patogénicos y disminuye la variabilidad ecológica de la piel. Por tanto, es muy importante utilizar productos cosméticos que respeten la piel en general y este microbioma en particular”, apunta Fernando Nieto. En este sentido, Leire Azcona advierte sobre los productos antisépticos, “que deben utilizarse con prudencia y de manera muy puntual”.

-Limpieza: en su punto justo. Para preservar el equilibrio del microbioma es fundamental una limpieza adecuada de la piel … pero no más de dos veces al día. “El lavado excesivo puede agredir la capa hidrolipídica que la protege y deteriorar la adhesión de la microbiota cutánea. Asimismo, es importante evitar los limpiadores demasiado agresivos, que van a eliminar todas las bacterias, como pueden ser los que contienen desinfectantes o antimicrobianos”, señala la farmacéutica.

-Hidratar sí, pero con los productos adecuados. La hidratación es un gesto básico para preservar la estructura protectora natural de la piel, de ahí la importancia de buscar fórmulas que incluyan activos que no solo eviten la sequedad, sino que protejan y optimicen la función protectora del microbioma. Tal y como comenta Leire Azcona, “la

aplicación de emolientes (esto es, ingredientes hidratantes que favorecen la retención de agua en el estrato córneo) es fundamental para mantener la microbiota cutánea”.

-Otra razón para usar SPF. Al ser la radiación UV uno de los “integrantes” de ese exposoma que atenta contra el bienestar cutáneo, es obvio el papel que juega una adecuada fotoprotección. “Se debe aplicar un protector solar de amplio espectro, ya que este producto actúa como un escudo no solo frente al sol sino también a la polución, evitando así que la microbiota se desequilibre”, explica Leire Azkona.

3-Topialyse Baume Protect +, de SVR. Bálsamo que calma y repara la piel durante 48 horas, protegiéndola frente a la contaminación y la acción de microorganismos como los ácaros.

4-Balm to Oil, de Babé. Fórmula bálsamo en aceite que cuida el microbioma gracias a la incorporación de prebiótico y probiótico lisado y Factor de Hidratación Natural.

3 errores y despistes que alteran el equilibrio

Tan importante como seguir una rutina pro-equilibrio del microbioma es evitar determinados gestos que, sin que seamos conscientes de ello, pueden favorecer que ese ecosistema que supone la microbiota cutánea pierda toda su armonía:

  1. El secado inadecuado. Leire Azcona advierte sobre la importancia de secar la piel correctamente tras lavarla: “Es fundamental asegurarse de que se secan bien las zonas de los pliegues (codos, detrás de las rodillas) que puedan retener humedad, ya que esto favorece la proliferación de microorganismos que alteran el equilibrio cutáneo”.
  2. La hiper-mega limpieza. Para Fernando Nieto, el principal error que puede dar al traste con el rol beneficioso de la microbiota es la limpieza excesiva, “que elimina una y otra vez los microorganismos. Además, como ya hemos comentado, el uso de detergentes agresivos y cosméticos evita el correcto crecimiento de la microbiota, haciendo que la piel se resienta y favoreciendo la disminución de la variedad de dicha microbiota”. En relación con esto, Nieto insiste en que “no debemos ducharnos mil veces al día; y tampoco es necesario el uso de jabones agresivos ni echarse colonias y desodorantes por todo el cuerpo, ya que estos gestos favorecen la eliminación de los microorganismos”.
  3. No tomarse en serio la microbiota. “Debemos aprender a cuidar de nuestra microbiota cutánea y favorecer que ésta sea sana y variada”, aconseja Fernando Nieto. “No en vano, hay que recordar que lleva viviendo con nosotros desde que cruzamos el canal del parto y nos ha permitido desarrollarnos tal y como somos. Por ello, es importante ser conscientes de que la microbiota tiene que formar parte de nuestros cuidados cosméticos y de salud”.

Cosmética con bióticos: ¿qué puede hacer por nuestra piel?

Desde hace relativamente poco tiempo, y de forma similar a lo que ocurre en el caso de la microbiota intestinal, el uso (en este caso, tópico) de probióticos, prebióticos y otros bióticos de nueva generación ha ido aumentando en las formulaciones cosméticas. Para Fernando Nieto, teniendo en cuenta el impacto de los factores medioambientales sobre el microbioma, el uso de cosméticos con probióticos y prebióticos se presenta como una opción muy favorable, acompañada, eso sí, de una correcta limpieza con bioactivos y detergentes que protejan las condiciones correctas de la piel.

En base a los resultados de la investigación realizada en colaboración con la Universidad de Waseda, Lancome desarrolló uno de los productos pioneros en este sentido, formulado con una combinación única de siete probióticos y prebióticos fraccionados, obtenidos por biotecnología. Desde entonces, cada vez hay más cosméticos que ofrecen en su composición ingredientes como “prebióticos de microalgas verdes” o “probióticos y prebióticos de origen vegetal”.

El principal cometido de estos activos es mantener el equilibrio del microbioma cutáneo, actuando tanto sobre la calidad de las bacterias como sobre la diversidad de las mismas (asegurando así una piel sana y en buen estado), y con efectos beneficiosos sobre los parámetros característicos de una piel joven: firmeza, elasticidad, tono uniforme… “Se trata de sustancias que favorecen el crecimiento de los microorganismos ‘buenos’ y su variedad, haciendo que la salud de la piel se incremente”, señala Fernando Nieto.

“En el caso de los probióticos -explica por su parte Leire Azcona- en su aplicación tópica ejercen su acción mediante mecanismos que incluyen la ‘competencia’ con los microorganismos patógenos, la producción de sustancias químicas que inhiben el crecimiento de los mismos o la estimulación de la respuesta inmune.  La cuestión es, ¿cómo se puede formular un cosmético con bacterias vivas y que sea estable? Realmente no es posible mantener estos microorganismos vivos en un cosmético evitando su contaminación y garantizando las buenas condiciones de seguridad y estabilidad. Por esta razón, en la formulación cosmética se utilizan partes de los microorganismos, los que llamamos lisado. En cuanto a los prebióticos, son el ‘alimento’ de los probióticos presentes de forma natural en la piel, incentivando su crecimiento”, añade la farmacéutica. Asimismo, según comenta Leire Azcona, hay estudios que apuntan a que el uso de otros bióticos en cosmética, los postbióticos, puede ayudar a equilibrar la piel y mantener su función de barrera. “Se trata de sustancias que producen los probióticos con una acción beneficiosa: enzimas, proteínas, lípidos, azúcares que provienen de procesos como la fermentación, y que tienen un efecto en nuestra inmunidad”.

5-Crema Emoliente Facial DA, de Topicrem. Tratamiento diario ultra-rico que relipidiza, calma e hidrata la piel del rostro, restableciendo el equilibrio de la microbiota cutánea.

6-Limpiador Facial Desmaquillante Oil Based, de Camaleon. Con textura oleo-gel y una mezcla de aceites vegetales muy afines con la piel, elimina de forma eficaz las impurezas sin agredir ni resecar la barrera cutánea.

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Carla Nieto

Venezolana de nacimiento y gallega de corazón. Me licencié en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Desde hace 30 años escribo sobre salud & medicina, nutrición,...