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María José Cachafeiro nos presenta su fórmula mágica para envejecer de manera saludable

En su libro "Rejuvenece comiendo" la farmacéutica y divulgadora ofrece las claves para frenar el envejecemiento a través de la alimentación.

por Redacción Consejos
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Rejuvenece comiendo (Editorial Hestia), el nuevo libro de la farmacéutica y divulgadora María José Cachafeiro, nos “abre el apetito” a una alimentación y un ritmo de vida mediterráneos, fundamentales para envejecer de manera saludable. Porque como explica su autora, envejecer bien “no es solo cuestión de genética o cosméticos: también se cocina, se saborea, se digiere”.

Mª José Cachafeiro es farmacéutica y autora del libro Rejuvenece comiendo (Editorial Hestia). 

Dirigido a todas esas personas que un día se miran al espejo y no buscan borrar arrugas, sino ganar luz, a quienes quieren cuidarse sin obsesiones, pero con conciencia, el libro de la farmacéutica María José Cachafeiro Rejuvenece comiendo (Editorial Hestia) es una invitación a cuidarnos de una vez por todas, a coger un poquito de aquí y un poquito de allí, a elaborar un plan y armarse de paciencia. “No es un libro de promesas imposibles, sino de verdades útiles y ejemplos reales, de explicaciones sencillas, pero con base científica y de consejos aplicables desde el minuto uno a nuestro día a día. Lo escribí porque quise poner por escrito lo que tantas veces explico cara a cara. Y porque cada día veo desde el mostrador y la consulta cómo la alimentación puede ser una herramienta poderosa para frenar el envejecimiento y cómo, por el contrario, los mensajes confusos, las dietas absurdas y el miedo a envejecer nos alejan de lo esencial: vivir más y mejor”, explica. Adentrémonos en su teoría y llevémosla a la práctica, para que envejecer de manera natural y saludable no se quede solo en una declaración de intenciones.  

El eje intestino-cerebro-piel: todo un descubrimiento 

En su libro, Cachafeiro hace referencia al eje intestino-cerebro-piel y nos explica cómo se produce esta conexión y por qué es tan importante tenerla en cuenta a la hora de alimentarnos correctamente: “imagina una autopista de doble sentido entre tus tripas, tu mente y tu piel. Así funciona el eje intestino-cerebro-piel. La microbiota intestinal produce neurotransmisores que afectan al estado de ánimo, modula la inflamación y también influye en cómo responde la piel a agresiones externas. Cuando ese eje está alterado (por estrés, tabaco, alcohol, mala alimentación o disbiosis) la piel puede inflamarse, brotar acné o perder luminosidad. Por eso, cuidar el intestino es también una forma de mimar la piel”, explica. 

¿Y cómo se daña la microbiota? “Con una dieta pobre en fibra y rica en azúcares, con estrés crónico, falta de sueño y con el uso repetido de antibióticos u otros medicamentos. Cuando la microbiota intestinal se desequilibra, aumentan los procesos inflamatorios y toxinas que afectan a la piel: la apagan, la irritan, favorecen el acné o los brotes de rosácea. En cambio, una microbiota equilibrada modula la inflamación, refuerza el sistema inmunitario y mejora la respuesta de la piel ante agresiones. En casos de acné o rosácea, esto se traduce en menos brotes, menos enrojecimiento y mejor tolerancia a los tratamientos. Además, mejora el estado de ánimo, el tránsito intestinal y la absorción de nutrientes. Vamos, que cuando cuidamos a nuestras bacterias buenas… ellas también nos cuidan. Por eso en el libro le dedico un buen espacio al intestino: lo que pasa dentro, se nota fuera”, explica.

En pie de guerra contra los factores pro-envejecimiento

Según explica la farmacéutica, “el estrés crónico, el sedentarismo, el exceso de azúcar, los ultraprocesados, la falta de sueño o una mala salud intestinal aceleran el envejecimiento celular. En cambio, moverse a diario, dormir bien, reír más, comer alimentos reales combaten la inflamación silenciosa y son claves para ralentizar ese proceso. En definitiva, la inflamación crónica junto con el estrés oxidativo son como fuegos silenciosos que deterioran la piel desde dentro, pero se pueden modular comiendo más alimentos ricos en antioxidantes (frutas, verduras, especias como cúrcuma), omega 3, fibra… y evitando ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas trans. Envejecer no se puede evitar, pero hacerlo con salud y energía sí se puede entrenar”, apostilla.

  • Alimentos + inflamatorios: los que más inflamación silenciosa generan son los ultraprocesados, azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas trans y un exceso de carnes rojas procesadas. Recuerda que una dieta proinflamatoria se traduce en más arrugas, pérdida de firmeza, acné o incluso rosácea
  • Alimentos – inflamatorios: los alimentos que apagan ese fuego interno y ayudan a que la piel esté más luminosa, hidratada y protegida son los que están en la base de la dieta mediterránea: frutas, verduras, legumbres, pescado azul, frutos secos, aceite de oliva virgen extra… 

La glicación, un arma destructiva para la piel

En su libro, María José Cachafeiro menciona el proceso de la glicación como algo que perjudica a la piel. La experta nos explica qué es exactamente y cómo podemos protegernos de ella: “la glicación es un proceso por el cual el exceso de azúcar en sangre se une a las proteínas (como el colágeno o la elastina) y forma los llamados productos de glicación avanzada o AGEs. Estos AGEs rigidifican las fibras de la piel, disminuyen su elasticidad y favorecen las arrugas y la flacidez. Los AGEs son como ‘residuos’ que se forman cuando el azúcar se pega a nuestras proteínas. En la piel, esto afecta especialmente al colágeno y la elastina, haciendo que se endurezcan y pierdan flexibilidad. Imagínatelos como caramelo que rodea un muelle, se endurece e impide que el muelle continue siendo elástico. El resultado: más arrugas, menos firmeza, piel más apagada.  Además, los AGEs favorecen el estrés oxidativo e inflamación. Para prevenirlo hay que tomar menos azúcares, menos fritos a altas temperaturas y más antioxidantes. Por eso en el libro los explico con detalle… y con ejemplos fáciles para saber cómo evitarlos sin volverse loco. Cocinar con mimo también es una forma de cuidar la piel”, dice la experta.

Ayuno intermitente: también bueno para la piel

“Tanto la restricción calórica como el ayuno intermitente, bien planteados, ayudan a reducir inflamación, mejorar la sensibilidad a la insulina y activar procesos de reparación celular como la autofagia. Todo esto se traduce en una piel más luminosa, menos propensa a la inflamación y con mejor regeneración. Pero no se trata de dejar de comer, sino de comer mejor y dejar descansar al cuerpo de vez en cuando”, concluye la experta. 

El secreto de los centenarios de Ourense

En las llamadas Zonas Azules, las zonas del mundo con mayores tasas de longevidad, el 90% de la dieta está compuesta por alimentos de origen vegetal, mantienen un estilo de vida activo, como subir escaleras, y realizan actividad física moderada. España tiene todos los ingredientes para ser una zona azul, y Ourense, en particular, está en el punto de mira. Según datos recientes, cuenta con 87 centenarios por cada 100.000 habitantes, superando incluso a Okinawa, Japón. Actualmente, se está llevando a cabo un estudio pionero que analiza más de 100 variables, incluyendo alimentación, actividad física, calidad del agua, microbiota y factores genéticos, para entender los secretos de la longevidad en la región. Entre los hábitos comunes de los centenarios de todas estas zonas se encuentran una dieta basada en productos frescos y locales, actividad física moderada pero constante, fuerte conexión social y un entorno natural que favorece el bienestar.

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