Únete a nuestra comunidad
Toda la actualidad del mundo de la salud y la farmacia en Consejos de tu Farmacéutico.
Además, puedes seguirnos en nuestras redes sociales:
Los médicos internistas consideran un desafío fundamental asegurar el acceso universal y equitativo a los cuidados paliativos en todas las regiones, así como un enfoque personalizado y anticipado durante el desarrollo de la enfermedad, no solo en sus etapas finales. Argumentan que, gracias a su perspectiva integral y holística de la medicina y del paciente, pueden contribuir significativamente a mejorar la calidad de vida y el manejo de quienes padecen enfermedades graves avanzadas, así como aquellos que requieren estos cuidados en fases previas a la terminalidad. Este tema será abordado en dos mesas redondas durante el 45º Congreso Nacional de Medicina Interna y el 19º Congreso de la Sociedad Canaria de Medicina Interna (SOCAMI), que se celebrará en Maspalomas, Canarias, del 24 al 26 de octubre.
En la primera mesa redonda, titulada “¿Por qué implementar cuidados paliativos desde la medicina interna?”, moderada por la Dra. Gema Flox Benítez del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Severo Ochoa en Leganés (Madrid), la Dra. Raquel Barba Martín, responsable del Área Médica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos en Móstoles, destacó que “entre los retos a resaltar se encuentra la necesidad de un acceso equitativo y universal, asegurando que todos los pacientes que requieren cuidados paliativos puedan recibirlos, sin importar su localización geográfica, situación socioeconómica o tipo de enfermedad. Es crucial lograr la integración lo más pronto posible para un manejo proactivo de los síntomas y una calidad de vida óptima”.
Para la Dra. Barba, “el internista ofrece una visión integral del paciente en cuidados paliativos, centrándose en el manejo de síntomas complejos, la coordinación de un equipo multidisciplinario y la personalización del tratamiento. Su experiencia en el cuidado de enfermedades crónicas avanzadas asegura un enfoque holístico, evitando la necesidad de múltiples consultas a diferentes especialistas”.
Los cuidados paliativos abarcan la gestión efectiva del dolor y otros síntomas físicos, como la disnea, las náuseas y la fatiga, así como el apoyo psicológico y emocional para el paciente y sus seres queridos. También incluyen el apoyo espiritual de acuerdo con las creencias del paciente, una comunicación clara sobre el pronóstico y las opciones de tratamiento, así como la planificación anticipada de cuidados que respete los deseos del paciente. Además, se promueve la colaboración entre el equipo de salud para asegurar una atención continua y personalizada. “Es vital adoptar un enfoque individualizado y global que se ajuste a las necesidades de cada paciente”, subraya la Dra. Barba.
Evolución de los cuidados paliativos
En la última década, los cuidados paliativos han experimentado un cambio significativo. Uno de los aspectos más relevantes es su incorporación temprana; actualmente se considera que estos cuidados no deben restringirse a las etapas finales de la vida, sino que deben integrarse desde el diagnóstico de enfermedades graves, mejorando la calidad de vida desde el inicio del tratamiento. Además, los equipos de cuidados paliativos se han ampliado para incluir no solo médicos y enfermeras, sino también psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas y otros profesionales de la salud, ofreciendo un enfoque integral. “En estos años, se ha progresado mucho en el manejo del dolor gracias a nuevas alternativas farmacológicas y no farmacológicas, lo que ha mejorado significativamente el control de los síntomas; además, la tecnología y la telemedicina han permitido un seguimiento más cercano y accesible para los pacientes, especialmente aquellos en áreas rurales y de difícil acceso”, explica la Dra. Barba.
Los retos que enfrentan los cuidados paliativos incluyen la necesidad de financiación adecuada y sostenible para cubrir personal, infraestructura y recursos, así como la investigación y la innovación en nuevas terapias. También es crucial la integración de nuevas tecnologías en la atención paliativa para mejorar la comunicación, el seguimiento de pacientes y la eficiencia de los servicios. Además, es esencial desmitificar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de los cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedades graves, así como no olvidar el apoyo necesario para cuidadores y familiares.
Otro desafío es la formación de los profesionales de salud en cuidados paliativos. Aunque ha aumentado, sigue siendo “un reto futuro relevante, ya que debemos capacitar a más profesionales para asegurar una atención especializada y competente en todos los niveles”, afirma la Dra. Barba. Por su parte, el Dr. Miguel Ángel Núñez Viejo, del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, indica que “todavía hay mucho por hacer en la difusión y aprendizaje de los cuidados paliativos, algo que todo médico debería conocer. Es necesario incluir estos contenidos en la enseñanza universitaria, fomentar la rotación de residentes en unidades específicas y reconocerlos como una disciplina de conocimiento y capacitación dentro de la Medicina para que los profesionales dedicados a ello reciban el reconocimiento adecuado y mayores oportunidades laborales”.
La Medicina Interna en el contexto de los cuidados paliativos
El Dr. Núñez opina que “la extensa experiencia en el manejo de pacientes crónicos, pluripatológicos y de edad avanzada, que constituyen la mayoría de los casos que requieren cuidados paliativos, posiciona a la Medicina Interna y a los internistas como los médicos más capacitados para ofrecer esta atención”.
La comunicación constante entre el Servicio de Medicina Interna y Atención Primaria es crucial para asegurar la continuidad asistencial de estos pacientes, y los equipos de atención domiciliaria desempeñan un papel fundamental en los cuidados paliativos. Sin embargo, “el internista tiene una función clave en la decisión sobre el inicio de los cuidados paliativos, ya que la mayoría de estos pacientes pasan por nuestras manos, así que es nuestra responsabilidad indicarles”, precisa el Dr. Núñez. Un paciente en fase terminal es aquel que presenta un diagnóstico de enfermedad crónica en estado avanzado e irreversible, sin importar el pronóstico vital (habitualmente de 6 a 12 meses). “En mi opinión, lo importante no es el tiempo que le queda, sino nuestro compromiso para garantizarle una atención de calidad”, enfatiza el Dr. Núñez. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar estos cuidados, basado en el principio de “autonomía” de la Medicina. “Nuestro deber es proporcionarle la información adecuada y detallada para que pueda tomar decisiones informadas”, añade.
EPOC y final de vida
En la mesa redonda titulada “EPOC y final de vida”, moderada por la Dra. Nuria Galofré Álvaro del Servicio de Medicina Interna del Hospital Municipal de Badalona (Barcelona), la Dra. Cristina Vicente Martín, del mismo servicio en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos en Móstoles, explicó que la EPOC afecta a 65 millones de personas en todo el mundo y es una enfermedad progresiva que presenta una carga sintomática que aumenta hasta el fallecimiento, similar a la de los pacientes oncológicos, que han sido tradicionalmente el enfoque de la medicina paliativa hasta hace 15-20 años. En los países desarrollados, es la segunda causa de muerte, solo detrás de enfermedades cerebrovasculares y cardiacas. La supervivencia varía y depende de factores como la edad, la rapidez del deterioro y la morbilidad. A medida que se acerca el final de su vida, estos pacientes experimentan un aumento de problemas físicos, así como emocionales, espirituales y socioeconómicos, que afectan su calidad de vida y les hacen más dependientes.
Por ello, “es crucial identificar cuándo un paciente con EPOC entra en fase avanzada y comienza a requerir cuidados paliativos, y si no se inició antes, establecer una planificación compartida sobre su camino de enfermedad y sus deseos de atención”, señala la Dra. Vicente. “Las hospitalizaciones de pacientes con EPOC son oportunidades valiosas para iniciar estas conversaciones”, añade.
“El médico internista posee una formación que le permite atender al paciente de manera holística y ofrecer apoyo a los familiares que lo cuidan, además de actuar como enlace entre el especialista y el médico de familia para asegurar la continuidad asistencial básica del EPOC en estado avanzado”, detalla la Dra. Vicente. Su capacidad de ver al paciente de forma integral, gracias a su formación, le permite tener conocimientos avanzados en cuidados paliativos que suelen ser suficientes para la mayoría de los pacientes con EPOC en las etapas finales, evitando la necesidad de remisiones a equipos especializados de cuidados paliativos. En el nivel ambulatorio, tanto en consulta como en hospitalización a domicilio, puede asumir la centralización del seguimiento del paciente con EPOC avanzado, lo que evita la fragmentación de la atención sanitaria y las visitas frecuentes al hospital, beneficiando tanto al paciente con disnea limitante como a sus familiares (en términos de conciliación familiar y laboral).