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Uno de los mayores temores para los amantes de los perros es que se pueda envenenar de forma accidental. Para poder actuar de inmediato, es importante dominar algunas nociones básicas que le pueden salvar la vida.
Un problema que puede incluso hacer peligrar la vida de tu mascota es la ingestión accidental de algún producto tóxico casero o de sustancias nocivas cuando lo sacamos de paseo a la calle o al campo. En caso de envenenamiento, lo más importante es identificar la sustancia que lo ha producido, para poder actuar con certeza y evitar prácticas contraproducentes. Y por supuesto, contactar con nuestro veterinario inmediatamente para que nos indique la pauta a seguir.
Qué agentes son los responsables de las intoxicaciones más frecuentes
- Insecticidas, pesticidas y fertilizantes: los dos grupos más frecuentes dentro de este epígrafe son los ORGANOFOSFORADOS y los CARBAMATOS. Los signos clínicos que nos pueden alertar de este tipo de intoxicación son temblores musculares, hipersalivación, miosis (disminución y contracción del tamaño de la pupila), diarrea, debilidad en general y vómitos.
Lo primero que debemos hacer es llamar a nuestro veterinario para que evalúe el grado de envenenamiento y nos indique la pauta a seguir. El tratamiento de elección en un envenenamiento por organofosforados es el sulfato de ATROPINA, que debe ser administrada por el veterinario por vía intravenosa y posteriormente repetir la administración por vía subcutánea. La dosis que se emplea es entre 0,2 y 0,5 mg por kg de peso. La administración de atropina revierte en poco tiempo los primeros síntomas de la intoxicación, se reduce la hipersalivación, se mejora la respiración y desaparece la miosis. Es también importante una buena oxigenación para evitar complicaciones cardiovasculares. La intoxicación por organofosforados y carbamatos se puede producir también a través de la piel, en cuyo caso debemos utilizar agua fría y un jabón neutro para retirar el veneno, pero sin frotar la piel, ya que favorece su absorción.
- Plantas venenosas: es común la práctica entre los perros de ingerir plantas con el fin de purgarse de forma natural. Pero ¡atención!, existen plantas que pueden resultar tóxicas como la azalea, el lirio, la planta del tomate, las espinacas, el azafrán, algunas setas silvestres, la marihuana, la hiedra, la hortensia y algunos bulbos como el jacinto, el narciso y el tulipán), entre otros. En caso de que nuestra mascota ingiera alguna de ellas, debemos consultar siempre a nuestro veterinario para que nos indique la pauta a seguir y si conviene o no provocarle el vómito.
- Medicamentos: determinados medicamentos como los antidepresivos, analgésicos-antiinflamatorios, benzodiazepinas (valium), antihipertensivos, etc., pueden tener consecuencias graves en nuestra mascota. En estos casos siempre está indicada la producción del vómito.
- Insectos y animales venenosos. Los sapos, serpientes e insectos en general son también tóxicos en caso de ingestión. En estos casos, se puede dar agua si el perro está consciente, ya que reducirá el impacto del veneno.
¿Cómo provocar el vómito?
Provocar el vómito es la forma más rápida de eliminar la sustancia tóxica ingerida por nuestro perro. Pero no debemos inducir el vómito sin saber qué sustancia ha ingerido, ya que las consecuencias pueden ser aún más graves. Por ejemplo, si lo que ha ingerido el perro es algún plástico o vidrio, el vómito es contraproducente, al igual que si tiene problemas respiratorios.
En el caso de que esté indicada esta actuación, podemos utilizar agua oxigenada a una dosis de entre 2-3 ml por kg de peso. En el caso de que hayan pasado más de 2-3 horas desde la ingestión del tóxico, no resultará útil esta práctica.
Por Manuel Vázquez, farmacéutico titular de Farmacia Veterinaria