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La hemorragia en el blanco del ojo o hemorragia subconjuntival es la presencia de sangre por debajo de la conjuntiva. Puede ser muy llamativa, pero, por lo general, no reviste importancia. Eso sí, ten presente que entre las causas que la provocan puede estar una subida brusca de la tensión arterial. Así que, si te ocurre, revísala, más aún si eres hipertenso.
La conjuntiva es una especie de telilla casi transparente que cubre la parte blanca del ojo (llamada esclera) y debajo de la cual hay vasos sanguíneos. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria explica que cuando uno de esos pequeños vasos sanguíneos se rompe, la sangre queda atrapada entre la parte blanca del ojo y la conjuntiva (nunca llega a la parte coloreada del ojo). La hemorragia subconjuntival se podría asemejar a un golpe en la piel y al igual que el moratón que provoca este último, suele desaparecer por sí sola.
Así se presenta
El signo más evidente de una hemorragia subconjuntival es una mancha de color rojo brillante en la parte blanca del ojo. Lo más frecuente es que no cause ningún otro síntoma (si acaso una pequeña molestia al parpadear): no hay inflamación ocular, ni secreciones, no se altera la visión… De hecho, la mayoría de las personas que la sufren se percatan cuando se miran al espejo o cuando otra persona se lo hace notar. Suele afectar a un solo ojo y el tamaño es variable: desde una pequeña mancha a ocupar casi todo el blanco del ojo. Es más frecuente en personas mayores.
¿Cuáles son las causas?
Puede aparecer tras un golpe en el ojo, o por frotárselo bruscamente, por aumentos bruscos de la presión arterial (esto puede provocar que se rompan capilares), o al vomitar, estornudar o toser fuertemente ya que el esfuerzo también puede desencadenar la rotura de alguna pequeña vena. No obstante, en la mayoría de los casos se desconoce la causa de la hemorragia. Las personas que toman anticoagulantes o ácido acetilsalicílico, aquellas que padecen diabetes o trastornos de la coagulación sanguínea, tienen más riesgo de sangrado. También puede existir cierta predisposición personal.
No hay que hacer nada si la hemorragia ha aparecido de forma espontánea sin ningún golpe o traumatismo. No son necesarias compresas y los colirios no harán que mejore antes. El derrame desaparecerá por sí solo en una o dos semanas pudiendo cambiar su color de rojo a amarillento.
Acude al médico si…
- Padeces con frecuencia hemorragias o si estas afectan a los dos ojos.
- Aparece tras un traumatismo o golpe en el ojo.
- Se acompaña de hemorragias en otras partes del cuerpo.
- Eres hipertenso y tienes problemas para controlar la presión arterial.