hongos que afectan a la piel o dermatofitos

Cómo prevenirlos y eliminarlos

Las infecciones por hongos en la piel proliferan en condiciones de calor y humedad. Los dermatólogos recomiendan una serie de medidas para mantenerlos a raya.

Los hongos que afectan a la piel se llaman “dermatofitos”, y en el calor y la humedad encuentran su hábitat perfecto para proliferar. Son ellos los que provocan las tiñas, que en función de su localización adquirirán un nombre diferente. Te enseñamos a prevenirlos y a cómo no darles aquello que “más les gusta”. 

Tradicionalmente, las infecciones causadas por dermatofitos se conocen por el lugar donde se localizan las lesiones: si aparecen en los pies la infección recibe el nombre de tinea pedis o pie de atleta, en las uñas, tinea ungium, en la ingle y bajo el pecho, tinea cruris, en la barba, tinea barbae y en el cuero cabelludo, tinea capitis. Sobre esta última, los dermatólogos advierten del repunte entre adolescentes en los últimos años debido a la moda de acudir a la peluquería con frecuencia semanal para cortarse el pelo de las zonas occipital y temporal, mediante degradado o rasurado, lo que puede haber favorecido el contagio de la tiña a través de maquinillas eléctricas infectadas.

Tiñas según zonas

  1. En los pies: la infección fúngica por dermatofitos en los pies (tinea pedis o “pie de atleta”) suele comenzar en los espacios interdigitales y está provocada por hongos del género Trichophyton. La sudoración del pie provoca una acumulación de humedad que a menudo se asocia al uso de calzado no transpirable o en personas que sudan mucho y utilizan un zapato muy ajustado. Sus síntomas son una descamación leve, con o sin enrojecimiento, y picor, que puede abarcar una parte del pie (en especial entre los dedos) o toda la planta. Puede provocar grietas y fisuras dolorosas en la piel que den lugar a infecciones bacterianas secundarias, sobre todo en personas mayores o con un aporte de sangre insuficiente en los pies. La infección puede propagarse de persona a persona en duchas y salas de baño comunes o en otras zonas húmedas por donde se camina descalzo. El tratamiento se realiza con fármacos antimicóticos (antifúngicos) tópicos o tomados ocasionalmente por vía oral como itraconazol y terbinafina. Reducir la humedad en los pies y en el calzado contribuye a prevenir las recidivas, para lo cual, usar calzado abierto que permita “respirar” al pie, y cambiarse con frecuencia de calcetines, hacen de “muro de contención micótica”. También es fundamental secar cuidadosamente los espacios entre los dedos del pie con una toalla después de bañarse o ducharse.
  1. En las uñas: la tiña ungueal o tinea unguium se define como la infección dermatofítica de la placa ungueal. Cuando la infección está producida por un hongo no dermatofito se denomina onicomicosis, aunque este último término se emplea para la infección fúngica de las uñas en general. La afectación puede ser subungueal o superficial y los hongos normalmente implicados son T. rubrum y T. mentagrophytes var. La humedad y el calor favorecen la proliferación fúngica, además del calzado apretado y los pequeños traumatismos repetitivos. La edad, la predisposición genética o algunas enfermedades como la diabetes, la insuficiencia venosa crónica o estar inmunodeprimido puede favorecer la aparición de este tipo de micosis. El tratamiento es preferentemente oral con terbinafina e itraconazol.
  2. En el cuerpo: la infección por hongos dermatofitos en el cuerpo suele abarcar la piel de la cara, el tronco, los hombros, las manos y las piernas. Se conoce como tinea corporis y generalmente está causada por hongos Trichophyton o Microsporum. La tiña corporal puede pasar rápidamente a otras zonas del cuerpo o a otras personas con quienes existe un contacto corporal estrecho. Es junto con las onicomicosis la tiña más frecuente en nuestro país. Los síntomas de la tiña corporal incluyen zonas redondas y rosadas en la piel, que en ocasiones provocan prurito y son rojizas en la periferia y más claras en el centro. El tratamiento tópico incluye la aplicación de antimicóticos, ya sea directamente en la zona afectada (con cremas, lociones o geles de imidazol, ciclopirox, naftifina o terbinafina), o como tratamiento oral con itraconazol o la terbinafina.
  3. En la barba: la tiña de la barba o tinea barbae afecta al área de la barba y el bigote y provoca manchas circulares superficiales que pueden tener un componente inflamatorio con foliculitis y aparición de pústulas. La provocan los hongos Trichophyton mentagrophytes o Trichophyton verrucosum. Es poco frecuente, ya que la mayoría de las infecciones de la piel en esta zona son causadas por bacterias y no por hongos. El tratamiento de la tiña de la barba se realiza con un fármaco antifúngico, como griseofulvina, terbinafina o itraconazol, tomado por vía oral. Si la zona está muy inflamada, puede añadirse al tratamiento con un corticoesteroide, por ejemplo, prednisona por vía oral, para aliviar los síntomas y evitar en lo posible que aparezcan cicatrices. 
  4. En la ingle: la tiña inguinal o tinea cruris provoca una erupción con picor en las zonas cálidas y húmedas del cuerpo, como la ingle, bajo el pecho o la cara interna de los muslos. Los patógenos causantes más comunes son T. rubrum y E. foccosum. Suele ser más común en los hombres porque la humedad puede quedar atrapada entre el escroto y el muslo. El sarpullido puede tener forma de anillo y un borde escamoso de color rosado y causa un prurito bastante intenso y dolor. El tratamiento incluye la aplicación de antimicóticos por vía tópica o en algunas ocasiones por vía oral. La tiña crural se asocia al uso de ropa húmeda y apretada y se da también en personas obesas cuyos pliegues retienen la humedad. La tiña crural y el tratamiento de la tiña crural consiste en una crema o loción antifúngica (como miconazol, naftifina, ketoconazol o clotrimazol). 
  5. En el cuero cabelludo: también llamada tinea tonsurante o tinea capitis, la tiña que afecta al cuero cabelludo habitualmente está causada por especies de Microsporum y Trichophyton. Los síntomas de esta tiña pueden incluir una zona reseca y descamada, una zona alopécica (caída del cabello) o ambas en el cuero cabelludo. El tratamiento consiste en medicamentos antifúngicos por vía oral para todas las personas y, para los niños, crema antifúngica. Según el tipo de hongo que la produzca puede tener la apariencia de puntos negros, al romper los tallos del cabello en la superficie del cuero cabelludo. Otro tipo de hongo causa la tiña de las placas grises, en la cual los tallos del cabello se rompen por encima de la superficie del cuero cabelludo, donde quedan pequeños fragmentos. En la piel, produce descamación, irritación, inflamación y picor. En los casos actuales se sabe que el tipo de hongo es el trychophyton tonsurans.

Las normas que los mantienen alejados 

Para evitar que las altas temperaturas y la humedad queden atrapadas en la piel y se conviertan en el caldo de cultivo propicio que favorezca su crecimiento y permita a estos microorganismos extenderse o dar paso a un sobrecrecimiento bacteriano en la zona inguinal, las axilas o bajo el pecho, los expertos recomiendan atender a unas normas básicas de cara al verano.

  1. Mantenerse correctamente hidratado y consumir al menos dos litros de agua al día
  2. Prestar atención al secado es importante para evitar la humedad en zonas como los pies (sobre todo entre los dedos), los pliegues inguinales, bajo el pecho y en las axilas, zonas en las que la retención de la humedad puede favorecer el sobrecrecimiento bacteriano o fúngico.
  3. Usar geles de ducha suaves con un jabón con pH ligeramente ácido y sin perfumes aportará a la piel un extra de hidratación (los hongos y las levaduras adoran los ambientes ácidos). De forma adicional, se debe optar por cremas hidratantes libres de grasa y aceites en formato gel o emulsión. 
  4. Lavar los pies a diario y aplicar polvos o sprays con propiedades secantes y desinfectantes dentro del calzado.
  5. Utilizar ropa interior de algodón y no usar ropa ajustada de nailon, que evita la transpiración.
  6. No compartir toalla, peine, ni esponjas con otra persona y cambiar a diario la ropa interior.
  7. Para los pacientes con hipersudoración en axilas, manos o pies (hiperhidrosis), la doctora Marta García Legaz, dermatóloga de IMR, recomienda “acudir al dermatólogo para buscar ayuda ya que, además de incómodo, puede favorecer la proliferación de hongos y un sobrecrecimiento bacteriano. Hay muchas opciones antitranspirantes, anticolinérgicos (tópicos y orales), toxina botulínica, etc.
  8. Vigila las superficies y toma precaución en las piscinas y gimnasios usando chanclas y procurar que los trajes de baño y la ropa deportiva, combinados con el aumento de la sudoración debido al calor, pueden crear las condiciones favorables para su multiplicación.
  9. Seguir una dieta equilibrada y limitar el consumo de azúcares y alimentos procesados, para fortalecer el sistema inmunológico y ayudar a prevenir las infecciones por hongos. 
  10. Mantener las uñas limpias y bien recortadas y hacer la pedicura siempre en sitios de confianza y buenas condiciones higiénicas.
  11. Evita a los animales infectados y lávate las manos después de jugar con ellos o tocar sus utensilios. 

Pitiriasis versicolor: el “hongo del verano”

Muchas personas, al terminar el verano pueden desarrollar manchas que aparecen sobre todo en la parte superior del cuerpo (brazo-torso-espalda). Se llama pitiriasis versicolor, también llamado “hongo del verano” o “tiña versicolor”, y está causada por una levadura (Malassezia) que se encuentra en las capas superficiales de la piel y prolifera gracias a las altas temperaturas, al exceso de sudoración, al pH ácido de nuestro cuerpo, a los climas húmedos y al uso de aceites en la piel. No es contagiosa, ya que el agente etiológico (Pityrosporum Ovale) vive en nuestra piel y, aunque afecta a personas de cualquier grupo de edad, es más frecuentes en adultos jóvenes. Se trata con antifúngicos locales que hay que aplicar en todo el cuerpo. El dermatólogo también puede prescribir medicamentos orales antifúngicos (ketoconazol, fluconazol o itraconazol) y antiseborreicos. Son más resistentes en pieles oscuras que en las claras y las recidivas son frecuentes, hasta un 90% en los dos años siguientes a la primera infección.  

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...