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Una de las consecuencias más habituales de recibir un golpe al volante, sobre todo si es por detrás, es el llamado latigazo cervical, una lesión cervical fruto del movimiento rápido y enérgico que se produce en el cuello de atrás hacia delante, y que puede parecerse al chasquido de un látigo.
Un choque frontal o un golpe posterior en un accidente suele estar en la génesis del llamado latigazo cervical, una lesión que se produce como consecuencia de la hiperextensión del cuello tras el golpe y de la que se derivan una serie de molestias importantes que interfieren de manera importante en la calidad de vida de quien lo sufre, causando bajas laborales con mucha frecuencia. Sus síntomas son dolor cervical, contractura, dolor de cabeza que generalmente empieza en la base del cráneo, rigidez de cuello, dificultad en el movimiento, hormigueo de brazos y manos, sensibilidad o dolor en los hombros, parte superior de la espalda o brazos, mareos, inestabilidad y dolor de mandíbula. Algunas personas también pueden manifestar visión borrosa, zumbido de oídos o tinnitus, alteraciones del sueño, irritabilidad, problemas de concentración y memoria e incluso depresión.
Un esguince de cuello
El latigazo cervical también se conoce como esguince de cuello o distensión de cuello, e igualmente puede producirse tras un accidente deportivo (es muy frecuente en deportes de contacto como el rugby o el fútbol americano), un sobreesfuerzo o agresión física o incluso tras una caída. También es una de las lesiones que comúnmente se ven en el síndrome del bebé sacudido.
El movimiento que produce el latigazo puede dañar los huesos de la columna vertebral, los discos entre los huesos, los ligamentos, los músculos, los nervios y otros tejidos del cuello. El dolor de cuello en ocasiones puede convertirse en crónico o generar otras complicaciones de larga duración, pero lo normal es que remita tras el tratamiento y los ejercicios de rehabilitación adecuados.
Collarín. ¿Sí o no?
Hace años se prescribían con frecuencia collarines cervicales blandos de gomaespuma para inmovilizar el cuello y la cabeza tras este tipo de lesión y otros traumatismos cervicales. Sin embargo, hoy en día los estudios han demostrado que la inmovilización del cuello durante periodos prolongados de tiempo puede disminuir la fuerza muscular e interferir en la recuperación. Aun así, el uso de un collarín para limitar el movimiento puede ayudar a reducir el dolor poco después de la lesión. Por eso algunos expertos recomiendan un uso limitado a no más de 72 horas, mientras que otros lo prescriben hasta tres horas al día durante algunas semanas.
Tratar y rehabilitar
El tratamiento habitual que se aplica para el latigazo cervical consiste en medicación analgésico-antiinflamatoria, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (una corriente eléctrica leve en la piel), calor en la zona, rehabilitación con masajes en la zona del trapecio, medidas físicas decontracturantes y, una vez pasada la fase aguda, la práctica de ejercicios de musculación de cuello, trabajando poco a poco las movilizaciones en la zona para recuperar rango articular sin ocasionar dolor. El fisioterapeuta puede recomendar ejercicios para fortalecer los músculos, mejorar la postura y recuperar el movimiento normal, que normalmente serán de este tipo.
- Girar el cuello en ambas direcciones.
- Inclinar la cabeza de lado a lado.
- Doblar el cuello hacia el pecho.
- Rotar los hombros.