“No soy diabética, paro me han dicho que tengo el azúcar al límite y también que estoy por encima de mi peso corporal recomendado. He oído hablar del Ozempic, porque tengo una amiga que lo está usando y ha conseguido bajar de peso. ¿Sirve para adelgazar, aunque no seas diabético? ¿Tiene efectos secundarios?” Nos escribe… Eva (Huelva)
Ozempic® es un medicamento inyectable que necesita obligatoriamente de receta médica y debe utilizarse siempre bajo supervisión médica en adultos con diabetes mellitus tipo 2, junto a una dieta determinada y la práctica de ejercicio físico, con el fin de mejorar los niveles de azúcar (glucosa) en sangre. También se inyecta para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares serios (ataque cardíaco, cerebral o muerte) en adultos que padecen diabetes tipo 2 con enfermedades cardíacas confirmadas.
Hasta ahí bien, pero… ¿de dónde viene este boom en la utilización de este medicamento para adelgazar y cuyas reservas se han agotado repetidas veces en las farmacias de toda España, dejando a muchos diabéticos sin la medicación necesaria para el control de su enfermedad?
La semaglutida: así actúa
La semaglutida, el principio activo de Ozempic, pertenece a los medicamentos miméticos de la incretina. Estos medicamentos imitan la acción de una hormona llamada péptido, similar al glucagón tipo 1. Cuando los niveles de glucosa en la sangre empiezan a subir después de comer, estos medicamentos estimulan al cuerpo a producir más insulina, lo cual ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre y a controlar la diabetes tipo 2. Ahora bien, aunque no se sabe exactamente cómo estos medicamentos de péptido similar al glucagón tipo 1 conducen a la pérdida de peso, los médicos saben que ayudan a controlar el hambre y a disminuir el movimiento de los alimentos desde el estómago hacia el intestino delgado. En consecuencia, es posible que sentirse satisfecho más rápido y durante más tiempo, por lo que se come menos.
Efectos secundarios
La desventaja de los medicamentos de péptido similar al glucagón tipo 1 es que todos, menos uno, deben administrarse mediante inyección. Y, como cualquier medicamento, hay un riesgo de efectos secundarios y algunos de ellos son graves. Los efectos secundarios más comunes suelen mejorar a medida que sigues recibiendo el medicamento durante un tiempo y comprenden náuseas, vómitos, diarrea, dolor de estómago (abdominal) y estreñimiento. Entre los efectos secundarios graves, están posibles tumores en la glándula tiroides e inflamación del páncreas (pancreatitis).
Por lo tanto, en caso de dolor intenso en la zona del estómago (abdomen) que no se alivia y que se irradie o no hacia la espalda hay que acudir inmediatamente al médico. También en caso de cambios en la visión, hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en sangre), problemas renales (insuficiencia renal) y/o reacciones alérgicas graves hay que acudir al médico de inmediato y dejar el tratamiento. En las personas que tienen problemas renales, la diarrea, las náuseas y los vómitos pueden causar pérdida de líquidos (deshidratación), lo que puede hacer que los problemas renales empeoren. Es importante que beba líquidos para disminuir la probabilidad de deshidratarse.
Los expertos advierten que estos fármacos requieren receta médica. Y, además, son costosos y deben ser individualizados. Hay que determinar el peso que se necesita perder, si la administración de un medicamento es la mejor opción y, en caso de que sea apto, cuál es la dosis adecuada. Los medicamentos ayudan, pero no son la solución para todo.