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El cáncer de próstata es el primer cáncer más diagnosticado en nuestro entorno en varones, estimándose en 30.316 nuevos casos en España en 2024, según el informe 2024 de la SEOM, “Las cifras del cáncer en España”. Afortunadamente, si se detecta a tiempo, la supervivencia neta estandarizada de este tipo de tumor es del 90%.
Según explican desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), «la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata avanzado en los últimos 15 años se ha triplicado pasando de 12-18 meses en 2005, cuando sólo se disponía de quimioterapia, a más de 36 en la actualidad, gracias a los nuevos agentes hormonales, quimioterapia y radiofármacos«.
El diagnóstico inicial marca la diferencia
Con estas cifras de supervivencia, no deja de sorprender que, sin embargo, ocupe el tercer lugar como responsable del número de fallecimientos por cáncer en varones en España, eso sí, con una reducción de la tasa de mortalidad de forma progresiva.
Ello se debe a que, aunque en la actualidad la inmensa mayoría de casos de cáncer de próstata se diagnostica en estadios iniciales (momento en que es curable en una gran mayoría de casos mediante cirugía, radioterapia/braquiterapia con o sin la adición de hormonoterapia), sin embargo, el 10% corresponde a casos avanzados (metastásicos) al diagnóstico.
Además, a pesar de la eficacia de los tratamientos radicales, aproximadamente un 30% de los pacientes van a terminar desarrollando una recurrencia de la enfermedad, que finalmente puede conducir a una enfermedad metastásica e incurable.
Cáncer de próstata avanzado
Según explican desde la SEOM, cuando el cáncer de próstata ya es avanzado, podemos distinguir varios grupos de pacientes:
- Por un lado, el cáncer de próstata hormonosensible metastásico, que puede ser nuevo o recurrente tras un tratamiento local previo. En estos casos se trata con el empleo de dobletes con agentes hormonales (apalutamida, enzalutamida, abiraterona) o con tripletes con docetaxel y agentes hormonales (abiraterona o darolutamida).
- Y por el otro, el cáncer de próstata resistente a castración (CPRCm), que a su vez puede ser metastásica (lo más común) o no metastásica. Según explican desde SEOM, «los objetivos del tratamiento en cualquiera de estas fases es prolongar la supervivencia, preservar la calidad de vida y prevenir eventos óseos». En la enfermedad resistente a la castración metastásica (CPRCm), las opciones de tratamiento son múltiples: «quimioterapia (docetaxel o cabazitaxel), agentes hormonales (abiraterona o enzalutamida), o radiofármacos (radio-223 o 177Lu-PSMA-617), cuya elección dependerá, en parte, de los tratamientos previos que haya recibido el paciente. Además, en los últimos años, en el CPRCm, se ha demostrado el beneficio de los inhibidores de PARP, bien en monoterapia o en combinación con agentes hormonales, principalmente en pacientes con alteraciones en genes implicados en la reparación del ADN, siendo el gen más frecuentemente alterado BRCA2. Las alteraciones en genes implicados en la reparación del ADN están presentes en el tejido tumoral de hasta el 30% de los pacientes con CPRCm, y es importante tener en cuenta, que hasta el 12-16% de estas alteraciones pueden estar presentes en la línea germinal, con las implicaciones que eso conlleva de cara al asesoramiento familiar.
- En otro contexto de la enfermedad, en pacientes con carcinoma de próstata resistente a la castración que todavía no han desarrollado metástasis, tanto apalutamida como enzalutamida y darolutamida, todos ellos agentes hormonales, han demostrado retrasar la aparición de metástasis en aproximadamente dos años, disminuir el riesgo de aparición de síntomas en más de un 50%, además de prolongar la supervivencia de los pacientes», explican desde la SEOM.
Los desafíos
Según explican desde la SEOM, a pesar de los avances, continúa habiendo grandes desafíos: uno de ellos es determinar el valor de la secuencia óptima de fármacos para obtener el máximo beneficio en cada paciente en particular, para lo cual van a ayudar los nuevos descubrimientos de la biología molecular de la enfermedad que están permitiendo avances en el desarrollo de la medicina personalizada.
El análisis de nuevos biomarcadores en biopsias líquidas, tanto células tumorales circulantes como DNA circulante, se encuentra en la actualidad en evaluación en varios estudios y podría, en el futuro, determinar la elección del tratamiento óptimo basado en el perfil molecular individual de cada paciente.
Todos estos fármacos han podido ver la luz gracias a la realización de ensayos clínicos en múltiples centros del mundo, y a la generosa participación de los pacientes en ellos. En estos avances, ha habido una participación muy significativa de centros españoles.