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La presencia de sangre en la orina o hematuria no es un trastorno en sí mismo, sino que revela la existencia de una enfermedad subyacente y constituye un problema muy frecuente en el plano urológico. ¿Lo importante? Descubrir la causa, ya que puede tener su origen en procesos benignos, pero también responder a patologías graves.
La hematuria designa la existencia de glóbulos rojos en la orina: estos pueden provenir del riñón (órgano donde se forma la orina) o de cualquier parte del tracto urinario (uréteres, vejiga, la próstata en los hombres y la uretra). ¡Ojo! porque la orina puede teñirse de color rojo y parecer que existe sangre si hemos tomado algunos alimentos con mucho pigmento como la remolacha o ciertos medicamentos (algunos antibióticos, anticoagulantes o incluso relajantes musculares o laxantes). Las mujeres también pueden confundir la hematuria con el sangrado vaginal.
- La sangre en la orina que puede verse a simple vista es la HEMATURIA MACROSCÓPICA: la orina es de color rojo con diferente intensidad, desde rosa, a granate o marrón.
- Hablamos de HEMATURIA MICROSCÓPICA cuando la orina, aún siendo de su color amarillento habitual, contiene sangre, pero solo se hace visible a través del microscopio al realizar un análisis de orina.
Las causas
La importancia de la hematuria no depende tanto de su intensidad como de la causa que la motiva (salvo en el caso de trastornos hemodinánicos que pueden suponer un riesgo la vida del paciente).
- Más comunes
Infección de orina o cistitis: suele provocar además ardor o dolor al orinar.
Cálculos renales o piedras en el riñón que acostumbran a presentar dolor de espalda o costado, así como cualquier alteración de este órgano (infección renal, por ejemplo)
Infección de la próstata (prostatitis).
• Menos frecuentes
Un tumor (cáncer renal, de vejiga o de próstata).
Hiperplasia benigna de próstata.
Trastornos del filtrado renal o trastornos glomerulares, enfermedad renal poliquística. Estrechamientos cicatriciales (estenosis) u otras anomalías de los uréteres.
Ejercicio excesivo o lesión.
El TRATAMIENTO dependerá de la afección que provoca la hematuria: antibióticos si se trata de una infección de las vías urinarias; medicamentos para reducir una próstata agrandada; o terapia de ondas de choque para disolver cálculos renales o en la vejiga.