La vacunación, fundamental
La rabia ha sido controlada en España gracias a la vacunación obligatoria de las mascotas. Sin embargo, la relajación de medidas y el flujo migratorio podrían reintroducir el riesgo.
La rabia es una de las enfermedades más peligrosas que puede transmitir un perro a través de una mordedura o arañazo. Aunque su transmisión a humanos es muy difícil, no se descarta, pudiendo en este caso provocar la muerte. En España, la vacunación obligatoria en la mayoría de CCAA ha llevado a la erradicación de la enfermedad, medida fundamental que debería extenderse al conjunto del Estado.
La rabia es una enfermedad producida por un virus (RABV) que pertenece a la familia Rhabdoviridae, género Lyssavirus. El virus no se transmite a través de piel sana, sino mediante una mordedura o un arañazo más o menos profundo por parte de un animal infectado. El virus se encuentra en la saliva del animal infectado, pero la transmisión de persona a persona es extremadamente rara, produciéndose siempre de animal a persona. En nuestro país, los animales que actúan como reservorio son los perros, zorros y murciélagos principalmente, pero en otros países también lo son los chacales, las mofetas, etc.
Síntomas de la rabia
Una vez producida la infección, el período de incubación es variable, pudiendo durar desde semanas hasta un año.
- En primer lugar, aparece fiebre, dolor de cabeza y malestar, así como molestias en la herida.
- Seguidamente aparece un hormigueo y una parálisis en la zona de la mordedura que acaba en una encefalitis, inflamación de la médula espinal, náuseas, vómitos, excesiva salivación (babeo), espasmos musculares (convulsiones) y alucinaciones.
- Es muy característica la hidrofobia (miedo o rechazo a beber agua). La hidrofobia se produce porque al beber agua se produce una contracción y espasmos dolorosos en el diafragma que conducen al vómito.
Diagnóstico de la rabia
Ante la mordedura de un perro, lo primero que hay que hacer es identificar al perro y a su propietario, comprobando si está vacunado o no contra la rabia. Seguidamente hay que lavar muy bien la herida con agua y jabón y acudir a nuestro médico para que valore la herida y su tratamiento. Y por supuesto, vigilar y observar al animal por si desarrollara algún síntoma de la enfermedad. El diagnóstico de la rabia se realiza mediante una prueba llamada inmunofluorescencia, y en caso de diagnóstico positivo, debe sacrificarse al animal. No hay que olvidar que, en caso de manifestarse la enfermedad en una persona, es una situación extremadamente grave y puede conducir a la muerte. En humanos, la rabia se puede prevenir de dos formas:
- Con vacunas preexposición, (antes del contacto con el virus).
- Y postexposición, (después del contacto con el virus).
Vuelta al riesgo
Debido a que la vacunación de la rabia en nuestros perros se hizo obligatoria, esta enfermedad se encuentra erradicada en nuestro país, no habiéndose registrado ningún caso de rabia en España, a excepción de un caso de un perro importado de Marruecos en el año 2013. Sin embargo, esto hace correr el riesgo de hacernos creer que es lícito dejar de vacunar a nuestros perros, gatos y hurones, ya que la enfermedad sigue ahí y de hecho afecta a más de 150 países en todo el mundo y sigue produciendo la muerte en humanos.
De hecho, la relajación de esta medida en algunas comunidades autónomas como Galicia, País Vasco o Cataluña, en las que los programas de vacunación no incluyen la vacuna de la rabia como obligatoria (en Asturias es obligatoria sólo en animales potencialmente peligrosos), así como el aumento del flujo migratorio desde países donde la enfermedad es endémica como Marruecos y Ucrania, han vuelto a poner a España en el foco como uno de los países de riesgo para la enfermedad.
La OMS tiene como objetivo erradicar esta enfermedad en todo el mundo en 2030, pero para ello es muy importante la vacunación