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Los pacientes con EPOC, fibrosis pulmonar o alguna otra enfermedad que implique insuficiencia respiratoria, pueden ser “despachados” del hospital con un tratamiento de oxigenoterapia en casa. Tranquilos, su manejo es fácil, pero para que sea efectiva conviene saber qué hay que hacer y qué no. Y según los expertos de SEPAR, siempre basándose en el principio de “cuanto más, mejor”.
Los pacientes con enfermedad pulmonar crónica y avanzada, (EPOC y fibrosis pulmonar fundamentalmente), pueden presentar bajos niveles de oxígeno en sangre debido a la progresiva disfunción de sus pulmones que se han ido “estropeando” por el efecto de la enfermedad. Gracias a la oxigenoterapia, muchos de estos pacientes pueden abandonar el hospital e incorporarse a su vida normal en casa, algo que hace 50 años no era posible. Lo primero que hay que tener en cuenta, según explica la Guía para Pacientes con Oxigenoterapia editada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Fundación Respira, es que se debe sumar siempre un número de horas mínimo, teniendo en cuenta el principio de “cuanto más mejor”.
Entre sus beneficios se cuentan una mayor esperanza y calidad de vida; una mejora importante del sueño, el estado de ánimo, el nivel de alerta y la memoria de los pacientes; una reducción del esfuerzo respiratorio y cardiovascular; un aumento de la energía a la hora de realizar las actividades normales; y una reducción de los ingresos hospitalarios y las visitas de urgencia a los servicios de guardia.
La fibrosis pulmonar produce una cicatrización o fibrosis progresiva que va reemplazando al pulmón sano y provoca dificultad respiratoria y falta de oxígeno en su sangre.
La EPOC es una enfermedad asociada al tabaco que se caracteriza por la dificultad del paso del aire por los bronquios y que provoca habitualmente ahogo, junto con tos y expectoración. Puede tener agudizaciones e incluye enfermedades como la bronquitis crónica o el enfisema pulmonar.
Insuficiencia respiratoria y disnea: ¡No es lo mismo!
La insuficiencia respiratoria es la incapacidad del aparato respiratorio para cumplir su función, que es llevar el oxígeno del aire hasta la sangre y retirar de la sangre el anhídrido carbónico producido. Pero es importante no confundir insuficiencia respiratoria (falta de oxígeno en el organismo) con disnea, que es la dificultad que puede sentir el paciente para respirar. De hecho, se puede tener disnea y no requerir tratamiento con oxígeno, aunque a veces puede recomendarse de forma continua durante la realización de ejercicio, para el alivio de la disnea aguda (sensación de falta de aire) y/o durante el sueño. En cualquier caso, cuando hay falta de oxígeno en el organismo, es decir, insuficiencia respiratoria, es cuando hay que aportar una cantidad de oxígeno extra, necesario para corregir este déficit.
Un color azulado
Si falta oxígeno, el paciente suele presentar un color azulado en los labios y uñas, dificultad de concentración, etc. Si se acumula el anhídrido carbónico, el paciente puede notar cefalea y somnolencia que puede llegar hasta que el paciente sea incapaz de despertarse (coma respiratorio). El médico es quien debe determinar la necesidad de oxigenoterapia haciendo un reconocimiento que incluya la auscultación de los pulmones y una pulsioximetría, prueba que consiste en medir mediante una luz roja, con un aparato pequeño que se coloca en el dedo, la cantidad de oxígeno en sangre o saturación. Para confirmar la necesidad de oxigenoterapia, es imprescindible la realización de una medición exacta del oxígeno en sangre realizando una gasometría arterial mediante un pinchazo en la arteria de la muñeca. Si la cantidad de oxígeno es menor a 55-60 mmHg, el médico indicará de manera individualizada la cantidad necesaria de oxígeno que se necesita y el tiempo que debe administrarse. Esta cantidad se mide en litros por minuto (L/m).
Existen fuentes de administración de oxígeno, estáticas para uso sólo en el domicilio del paciente (cilindros presurizados o bombona de oxígeno, concentrador de oxígeno y/u oxígeno líquido); y portátiles (concentrador portátil, mochila de oxígeno líquido y bombonas portátiles), que permiten continuar la oxigenoterapia fuera del domicilio. El dispositivo más frecuente para la administración de la oxigenoterapia crónica domiciliaria son las cánulas o gafas nasales, que se colocan en las fosas nasales con lo que el paciente puede hablar, toser, expectorar o comer sin necesidad de interrumpir la administración de oxígeno.
¡Atención!
*Fuente: Guía para pacientes con Oxigenoterapia, editada por la SEPAR y la Fundación Respira
- Lo más importante para que la oxigenoterapia sea efectiva es el cumplimiento correcto del tratamiento. Aunque ha de sumar un número de horas mínimo, debe regirse bajo el principio de “cuanto más mejor”. Es preciso administrar la oxigenoterapia16 horas al día como mínimo.
- No se debe alterar la cifra de flujo (litros/minuto) del concentrador sin la indicación de su médico.
- Está estrictamente prohibido fumar en la habitación donde esté la fuente de oxígeno, pues si se acumula puede favorecer la combustión.
- Es conveniente señalizar adecuadamente los lugares con fuentes de oxígeno y no colocar cosas sobre el concentrador.
- El concentrador debe estar en una habitación bien ventilada y a cierta distancia de paredes, cortinas y muebles para permitir un adecuado flujo del aire ambiente. La fuente de oxígeno no debe estar en la misma habitación en la que haya estufas eléctricas o de gas o aparatos que puedan producir chispas (motores, máquinas de afeitar eléctricas, secadores de pelo, etc.). Es conveniente tener un extintor en la habitación en la que esté la fuente de oxígeno. En caso de incendio, hay que cerrar inmediatamente la fuente de oxígeno.
- Hay que usar un único enchufe para el concentrador, no adaptadores múltiples que permitan enchufarse con otros aparatos de elevado consumo eléctrico.
- Se pueden usar gafas nasales mientras se ducha salvo si hay calentador con “llama piloto” en el mismo baño. Siempre hay que desconectar el oxígeno cuando no estén puestas las gafas nasales.
- No aplique cremas faciales a base de aceites, lacas o vaselina mientras lleve las gafas nasales, pues el oxígeno puede facilitar su combustión. Si tienes irritación o sequedad en los orificios nasales, use crema hidratante acuosa, con vitamina E o crema de cacao, no productos con base oleosa.
- Los cilindros y concentradores deben estar en posición vertical y adecuadamente fijados para evitar vuelcos accidentales.
- Siempre debe usarse durante el sueño, después de las comidas y al realizar esfuerzos físicos