Cada vez se tiene más en cuenta que la salud individual tiene un techo,  que es la salud del planeta. La salud humana, la animal y el medio ambiente no son esferas  individuales, sino que se interconectan entre sí, y cualquier acción que afecte a una de ellas  acaba teniendo repercusión en las otras. Es lo que se conoce como One-Health, un nuevo  enfoque de entender la salud. 

Durante el congreso de Infarma Barcelona 2023, el Encuentro Europeo de Farmacia que se está  celebrando del 14 al 16 de marzo en el recinto Gran Via de Fira de Barcelona, una de sus mesas abordó este concepto y planteó qué acciones pueden llevarse a cabo desde la oficina de  farmacia para ayudar a aplicar esta forma de entender la salud. “Se trata este de un tema  multidisciplinar que requiere de la colaboración de todos los sectores. Los farmacéuticos, como  agentes de la salud, podemos contribuir también a conseguir un planeta más saludable y  respetuoso”, destacó en la presentación de la mesa Núria Oliva, vocal de Salud Pública del  Col·legi de Farmacèutics de Barcelona (COFB).  

Múltiples factores inciden sobre nuestra salud 

El 80 % de los determinantes de la salud están fuera del sistema sanitario. Los condicionantes  socioeconómicos son quizás los que más se han estudiado y de los que se conoce su impacto  mejor. Otros, como el entorno físico, tienen una incidencia menor, aunque las últimas  investigaciones están aumentando su importancia. 

“Lo que tenemos muy claro es que para mejorar la salud de las personas es necesario mejorar  sus condiciones de vida. Pero debemos hacerlo manteniendo un equilibrio difícil, ya que 

tampoco podemos mejorar los condicionantes de la salud individual sin tener en cuenta la  repercusión que esto puede tener en la salud global”, explicó Carmen Cabezas, secretaria de  Salud Pública de la Generalitat de Catalunya, que ejemplificó esto señalando cómo el consumo  de algunos productos que se pueden entender como saludables, como el aguacate, puede  acabar ocasionando una deforestación o problemas de abastecimiento de agua con  repercusiones muy importantes para la salud de las poblaciones que viven donde se cultiva. Otro  ejemplo que puso durante su charla fue el impacto que tuvo en nuestro país el año pasado el  incremento de las temperaturas, o la influencia que tienen en la salud catástrofes como los  terremotos o los conflictos bélicos, que acaban provocando desplazamientos importantes de  población. 

Entender y comprender que sobre nuestra salud actúan multitud de determinantes hace que  sea esencial la colaboración entre los profesionales sanitarios con un enfoque transversal,  donde también se debe trabajar de forma coordinada con las administraciones, ya que muchas  de las acciones necesarias para poder mejorar estos condicionantes de la salud pasan por  implantar medidas políticas. 

El control y vigilancia de los animales que pueden actuar como vectores de transmisión de  enfermedades es un ejemplo más de que no se puede entender la salud sin un enfoque  multidisciplinar. “La pandemia de COVID-19 ha sido un ejemplo de todo esto. Una zoonosis que  ha bajado la esperanza de vida como no lo había hecho ningún otro evento desde la Segunda  Guerra Mundial. Y aunque hemos recuperado en algunos países una buena parte de esta  esperanza, también hemos visto que después se han incrementado las enfermedades  bacterianas”, añadió Carmen Cabezas. 

El problema de las resistencias microbianas 

Precisamente uno de los ejemplos paradigmáticos del enfoque One-Health es el problema  emergente de las resistencias microbianas, culpables de cerca de 400.000 infecciones al año y  que suponen más de 25.000 muertes anuales. Estas resistencias se producen principalmente  por el uso y abuso de los antibióticos en las personas, pero sobre todo en veterinaria.  

El 70 % del consumo de antibióticos es en animales y esto acaba generando la aparición de  estas bacterias multirresistentes que llegan a las personas por diferentes vías”, apuntó Jordi  Vila, jefe del Departamento de Microbiología Clínica en el Hospital Clínic de Barcelona, quien  señaló también que los hospitales son importantes centros para la aparición de estos  microorganismos. 

En su charla, el experto destacó que en los últimos años sí que se ha podido apreciar una  considerable reducción en el consumo de antibióticos, gracias a diversas políticas llevadas a cabo  para abordar esta problemática. “Aun así en España seguimos estando por encima de la media  europea, aunque es verdad que hemos pasado de ser el tercer país con más consumo de  antibióticos al sexto”, añadió Vila. 

Para seguir mejorando en este sentido, el microbiólogo destacó el importante papel que puede  jugar la farmacia comunitaria, controlando que no se dispense ningún antimicrobiano sin  receta, pero sobre todo facilitando asesoramiento público, comprobando que se completan las  pautas de tratamiento o recogiendo antibióticos caducados o sin uso. 

Otra de las acciones planteadas por el experto es una mayor aplicación de la receta diferida,  que en los países escandinavos está consiguiendo importantes resultados y que aunque en  España sea posible, es una herramienta todavía bastante desconocida. “Por ejemplo, cuando un  padre acude con su hijo al pediatra y se duda entre una infección vírica o una bacteriana, se  puede hacer una receta de antibiótico que solo se utilizará si al cabo de tres o cuatro días no se  mejora”. 

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Redacción Consejos

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