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Que la farmacia comunitaria apuesta por reforzar los servicios profesionales remunerados, ya no es una novedad
Por Mª Carmen Sáez, creadora de impulsatufarmacia.com
En estos momentos de tanta controversia mediática y opiniones encontradas, los servicios profesionales farmacéuticos, lejos de suponer una vía de lucro a costa de la sociedad que los disfruta, son, en muchos casos, una carga económica para las boticas que, guiadas por la vocación de servicio, los desarrollan aún a costa de una baja o nula rentabilidad.
Pero la farmacia es un establecimiento sanitario de gestión privada, y como tal, debe tomar sus decisiones en función de dos variables: las necesidades en materia de salud de los usuarios y la viabilidad económica de las acciones que acomete. De esta sostenibilidad depende la continuidad de un servicio necesario para la comunidad que lo recibe.
· Primero, optimiza los procesos de tu oferta asistencial básica.
Antes de acometer la empresa de implantar un servicio farmacéutico especializado, conviene tener muy bien estructurada la organización interna de la farmacia y su gestión económica.
1.- Gestión sanitaria: elaboración de protocolos y manuales de recomendación por patología, dispensación activa, control de errores de dispensación, elaboración y seguimiento de campañas sanitarias… que garanticen la atención sanitaria excelente al usuario más allá de la mera conservación y entrega de los medicamentos.
2.- Gestión de recursos humanos y procesos mediante un organigrama empresarial estructurado, con definición de puestos, tareas y horarios para cada actividad.
Es cierto que los equipos de las farmacias no son muy grandes, y que todos hacemos de todo. Pero la división de responsabilidades en almacén, laboratorio, back office, compras y ventas permitirá tener un control sobre los procesos básicos y la evaluación de los objetivos planteados. Esta organización permite ahorrar tiempo al no duplicarse los trabajos, facilita la supervisión de los procesos y mejora la autonomía de los miembros del equipo que tomarán responsabilidad en su área.
3.- Gestión económica y financiera: compras y ventas. El conocimiento profundo de los movimientos de medicamentos y productos en cartera, faltas y desabastecimientos, nivel de servicio al usuario y rentabilidad de los productos ofertados para garantizar una cuenta de resultados positiva. Después de tener todos estos aspectos bien estructurados y bajo control, se puede afrontar con éxito la implantación de un servicio farmacéutico de calidad. Porque se dispondrá de tiempo y de recursos tanto humanos como financieros para llevarlo a cabo.
· La elección de tu cartera de servicios.
Dentro de los servicios para los que estamos habilitados los farmacéuticos, es conveniente que los implantes de uno en uno. No hagas muchas cosas, haz una hasta hacerla bien y luego afronta la siguiente. ¿Cuál es el primer servicio que tengo que ofrecer? ¿SPD? ¿Atención farmacéutica en riesgo cardiovascular? ¿En deshabituación tabáquica? La elección de un servicio con una garantía razonable de éxito está basada en la confluencia de cuatro aspectos:
1.- Qué me gusta hacer.
Este punto es básico, puesto que determina la ilusión y la resiliencia con la que, tanto el titular como el equipo continuarán con la tarea a pesar de las dificultades iniciales y futuras. No es baladí el emprender siempre en aquella especialización que te apasione o, si va a ser un colaborador el que estará al frente, que sea él el que tenga mayor peso en la decisión de este punto.
Este es, sin ninguna duda para mí, un factor limitante. Si no amas lo que haces, es poco probable que tenga éxito, porque o bien tu paciente lo percibirá y no quedará completamente satisfecho o bien tú terminarás cansándote de un trabajo que te aburre.
2.- En qué soy bueno.
Para hacer un trabajo de calidad hay que tener muy frescos los conceptos. Los farmacéuticos tenemos una formación básica suficiente para la realización los servicios farmacéuticos. Sin embargo, a veces puede ser necesario un recordatorio. Si sientes que es tu caso, a tu alcance tienes numerosos cursos de capacitación como los de la Sefac.
3.- Qué necesita mi usuario:
Antes de ofrecer un nuevo servicio, debes escuchar lo que tus clientes/pacientes quieren o necesitan. Una encuesta directa en la farmacia o en el barrio, preguntar a los compañeros médicos y enfermeros del centro de salud o de las consultas privadas de la zona te darán los datos para tomar una decisión con un conocimiento real sobre la demanda.
4.- Por qué está dispuesto a pagar el usuario.
El ciudadano que necesita un servicio farmacéutico, puede estar dispuesto o no a pagar por él. Pero si está dispuesto a pagar por un servicio sanitario privado de calidad, está en su derecho a decidir.
Tenemos sanidad pública y privada, y hay usuarios que optan por compañías aseguradoras y médicos, enfermeros, fisioterapeutas o dentistas de pago. Y los servicios farmacéuticos remunerados entran dentro de esta oferta sanitaria privada también. Y, para poder ser sostenibles en el tiempo, deben ser rentables para la empresa que los proporciona.
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