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Seguramente habréis leído que nuestros colegas del país vecino han conseguido algo que para muchos farmacéuticos españoles supone casi, casi un hecho épico: la aprobación el pasado mes de julio, en su nueva Ley de Organización y Transformación del Sistema Sanitario, de la prescripción farmacéutica.
Por Mª José Cachafeiro Jardón, farmaceutica comunitaria y 2.0
@laboticadetete
Si bien la ley gala incluye muchos otros aspectos favorables para el farmacéutico asistencial, el apartado de prescripción es el más sonado, por su novedad y todo lo que conlleva. La prescripción farmacéutica, aunque en principio está limitada a determinadas zonas (principalmente los entornos rurales) y patologías menores (como la cistitis y la conjuntivitis), supone un nuevo paso adelante en el reconocimiento de la función sanitaria y asistencial del farmacéutico comunitario por parte del gobierno francés. También se incluyen en esta Ley otras opciones como la renovación de recetas a pacientes crónicos desde la propia farmacia o la sustitución directa por parte del farmacéutico de ciertos medicamentos en caso de desabastecimientos.
Bueno para el paciente y el farmacéutico
Desde mi punto de vista estas opciones son muy positivas tanto para el farmacéutico como para el paciente. Creo que es todo un acierto por parte del gobierno galo, dotar al farmacéutico del margen de actuación necesario para intentar paliar una parte de los inconvenientes derivados de la cronicidad y los desabastecimientos.
Otros ejemplos en el mundo
Francia no es el único país en el que los farmacéuticos comunitarios tienen la capacidad de realizar o renovar ciertas prescripciones, siempre ateniéndose, por supuesto, a protocolos definidos, consensuados y aprobados previamente. Así, antes que los galos, nuestros colegas británicos comenzaron en el 2003 con la prescripción suplementaria, ampliando tres años después a una prescripción independiente. El sistema sanitario canadiense implantó en el 2011 un programa de prescripción farmacéutica en 17 patologías leves, que se ha ampliado con algunas más el pasado año. Estados Unidos y Nueva Zelanda permiten también la prescripción farmacéutica en un modelo de práctica colaborativa y otros países como India, Nigeria o Irlanda también apoyan la prescripción por parte de otros profesionales sanitarios no médicos en la búsqueda de aliviar la presión asistencial en atención primaria.
Una experiencia positiva
Según una revisión sistemática y metaanálisis de 65 estudios sobre la eficacia y satisfacción en la prescripción farmacéutica (1), publicado en el British Journal of Clinical Pharmacology en septiembre del pasado año, la experiencia es positiva y entre los beneficios se incluyen la facilidad de acceso a los servicios sanitarios, mejoras en los resultados en salud de los pacientes, mejor aprovechamiento de la capacidades y habilidades de los farmacéuticos y una mayor satisfacción profesional.
A finales del 2016, una revisión Cochrane sobre prescripción no médica vs prescripción médica (2) calificada con riesgo de sesgo bajo, concluye que los resultados de ambos tipos de prescripciones obtienen resultados comparables tanto en adherencia al tratamiento, como en satisfacción de los pacientes y calidad de vida relacionada con la salud.
Así mismo, investigadores canadienses de la Escuela de Salud pública y del Colegio de Farmacia y Nutrición de la universidad de Saskatchewan llevaron a cabo un estudio para analizar el impacto económico del programa de prescripción farmacéutica (3) que cifra en más de 3 millones de euros los ahorros acumulados en 5 años tras el pago al farmacéutico de casi 17€ (18$) por consulta.
Efectiva y eficiente
Por lo que parce que la prescripción farmacéutica no sólo es efectiva, sino que también resulta eficiente. Es decir, resulta útil y práctica para el paciente y al mismo tiempo es rentable para el sistema sanitario. Además, resulta una mejora para el farmacéutico, que ve reconocida profesionalmente su formación y experiencia como especialista en el medicamento.
Una solución para el medio rural
También puede ser, también en España, si algún día nuestros representantes políticos se atreven a seguir los pasos del país vecino y del resto de países en los que ya es una realidad, una solución para el medio rural, donde la despoblación dificulta el acceso de los pacientes a la atención médica, pero donde a día de hoy sigue existiendo una farmacia o botiquín cercano al que poder acudir.
Supondría además una vía de ingresos extra para esos profesionales de la farmacia rural tan castigados económicamente por el descenso de la población y las medidas de reducción del gasto farmacéutico.
Una reflexión final
Enfermería ha logrado sacar adelante, a pesar de las numerosas voces que se posicionaban en contra, su ley de prescripción enfermera. Quizás es el momento de intentarlo también nosotros. No va a resultar fácil, eso debemos tenerlo claro. Ni rápido tampoco, yo lo veo más como una carrera de fondo. En España parece una herejía sólo pensar en la posibilidad de que un farmacéutico pueda realizar una prescripción, pero todo hace suponer –estudios científicos incluidos- que una medida de este tipo resultaría favorable para todos: pacientes, farmacéuticos y administración sanitaria. ¿Porqué no llevarla a cabo entonces?