La obsesión de niñas y adolescentes
Estas son las señales de alerta que advierten de un problema con la propia imagen y las medidas preventivas.
La piel es un órgano vivo que en cada etapa cronológica tiene unas necesidades distintas y requiere de unos cuidados específicos. Por lo tanto, adelantarse y proporcionarle cuidados propios de otra etapa es un ejercicio de irresponsabilidad que afecta no sólo a la esfera física de las niñas, sino a la mental, generando un problema que ya preocupa a psicólogos y psiquiatras: la cosmeticorexia u obsesión por el skincare.
Muchos psicólogos y padres se hacen la misma pregunta: ¿estamos robándoles la infancia a los niños? Ejemplos hay muchos: campañas como la australiana de H&M con imágenes de niñas hipersexualizadas, la de Balenciaga con modelos infantiles sujetando objetos aparentemente sexuales, desfiles de carnaval con niñas desfilando como si fueran mujeres como el de Torrevieja, líneas de cosmética como la de Sephora Kids, fiestas de cumpleaños como las Beauty party kids en las que se aplican tratamientos estéticos y maquillaje a niñas de 4 y 5 años, etc. En esta locura colectiva, las RRSS y los reels de muchos influencers han puesto su granito (o más bien piedra) de arena: no hay más que echar un vistazo a los perfiles de Tik Tok para ver auténticos ejemplos de niñas convertidas en mujeres precoces, absolutamente obsesionadas con su imagen y siguiendo las recomendaciones de sus “ídolos”, todo lo cual ha terminado por desencadenar un problema social, mental y también físico.
Así lo explica Isabel Hernández Rivero, profesora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Universidad Europea, quien considera que esta obsesión por el skincare a edades tan tempranas puede influenciada por “una combinación de factores socioculturales, como la presión de los medios de comunicación y la publicidad que promueven estándares irreales de belleza, así como la influencia de las redes sociales donde se comparan constantemente con otros. También pueden influir las expectativas familiares y sociales, así como los mensajes internalizados sobre el valor personal ligado a la apariencia física”. Charlamos con esta experta para conocer el perfil de estas niñas, así como las señales que nos deben alertar y las medidas con las que podemos prevenir un posible trastorno obsesivo como la cosmeticorexia.


Cuál es el perfil de niñas y adolescentes «rehenes» del «skincare».
Las niñas y adolescentes que son más susceptibles a estas prácticas suelen ser aquellas que tienen una mayor sensibilidad hacia su apariencia física, que pueden haber experimentado presión de grupo o que han sido expuestas a modelos de belleza poco realistas desde una edad temprana.
¿Cree que la celebración de cumpleaños en salones de belleza infantiles podría estar en el origen?
La proliferación de este tipo de eventos como las conocidas Beauty party kids y es preocupante, ya que pueden fomentar una obsesión prematura por la apariencia física y la belleza en niñas a una edad temprana. Esto podría desviar la atención de otros aspectos importantes del desarrollo infantil, como el juego creativo, las relaciones sociales y el aprendizaje emocional.
Estos tratamientos de belleza a edades tan tempranas, ¿pueden tener consecuencias físicas y mentales?
A nivel mental, pueden contribuir al desarrollo de trastornos de la imagen corporal, baja autoestima y ansiedad relacionada con la apariencia. Y una dependencia emocional de los productos de cuidado de la piel para mantener la autoestima.
¿Y cómo cuantificar el daño causado por determinadas líneas cosméticas “kids»?
La evaluación del daño causado por líneas cosméticas dirigidas a niños puede incluir investigaciones sobre el impacto en la autoestima, el autoconcepto y el desarrollo de trastornos alimentarios y de la imagen corporal en esta población específica. Y entre las consecuencias físicas están la irritación de la piel, alergias e incluso daños permanentes si se usan productos inadecuados.
Como padres, cómo podemos detectar signos de cosmeticorexia, ¿qué señales nos deben hacer permanecer en alerta?
Algunos signos de cosmeticorexia pueden incluir una preocupación excesiva por la apariencia física, la realización de múltiples procedimientos de belleza, la evitación de actividades sociales debido a la apariencia y una autoevaluación excesivamente crítica en relación con la apariencia.
Qué consejos nos daría para poner freno a estas prácticas.
Para abordar estas preocupaciones, es crucial promover una educación sobre la salud y el bienestar integral, fomentar una autoestima basada en habilidades y logros, en lugar de la apariencia física, y fomentar una cultura que valore la diversidad y la aceptación de uno mismo y de los demás. Además, es importante que los padres y cuidadores establezcan límites saludables en cuanto al uso de productos de belleza y redes sociales, y fomenten un diálogo abierto y honesto sobre la imagen corporal y la autoestima con sus hijos.
“Al César lo que es del César”
Según explican los farmacéuticos de la Universidad Europea de Madrid, Muchas niñas acuden a la farmacia para tratar irritaciones, dermatitis, alergias o, incluso, quemaduras. Y es que este problema afecta también a la esfera física, ya que cada etapa cronológica supone unas necesidades distintas para la piel y la piel de las niñas y adolescentes difiere mucho de las pieles adultas, por lo que no está preparada para recibir cosméticos y tratamientos diseñados para otras necesidades. Estos expertos explican cuáles son los efectos negativos que ejercen los productos de cuidado cosmético a edades tempranas: “el manto hidrolipídico (también conocido como emulsión epicutánea) y su adecuada composición constituyen la primera barrera contra agresiones externas de nuestra piel. En él se combinan los lípidos superficiales secretados por las glándulas sebáceas con los componentes del factor natural de hidratación de la piel.
Pero en la adolescencia, se produce un fenómeno de modificación de este manto y suele existir una desregulación hormonal en la que la secreción de sebo puede ser superior. También puede darse el sobrecrecimiento de una bacteria, Cutibacterium acnes, generando como consecuencia una mayor prevalencia de acné juvenil. Si la piel se ve afectada por un agente externo, como un cosmético inadecuado para ella, puede llegar a producir más sebo para protegerse”, explican. “Como el manto hidrolipídico resulta variable, es probable que se vea afectado por principios activos anti-edad usados en cosméticos que incorporan ácido retinoico, conocido por su efecto rellenador de arrugas al ser estimulante de la síntesis de ácido hialurónico y colágeno, y cuyo uso continuado se relaciona con irritación y dermatitis. Lo mismo puede ocurrir con sustancias o exfoliantes químicos, como los ácidos kójico, glicólico, láctico y azeláico, que pueden promover la irritación”. La consecuencia es que se genera una respuesta dérmica que puede cursar con irritación o con una mayor producción de sebo, al estar retirando este sebo con cosméticos inadecuados.
El jabón y la crema adecuados
- Durante la adolescencia, el único cuidado que debe darse a una piel sana, sin tratamientos para afecciones dermatológicas específicas como acné grave, rosáceas o dermatitis, es la limpieza con jabones suaves. Como complemento, si ese jabón resultara muy secante para esa piel en concreto, podría aplicarse una leve hidratación con cremas ligeras, compuestas por ingredientes activos no comedogénicos, que permitan balancear de nuevo ese manto hidrolipídico que nos protege de agentes externos.
- Las cremas hidratantes con ingredientes activos humectantes de alto poder higroscópico, capaces de atraer el agua hacia la epidermis y retenerla, pueden utilizarse a partir de los 20-25 años.
- Respecto a los tratamientos anti-edad, la utilización de ingredientes activos antienvejecimiento debe hacerse sólo a partir de los 30-35 años, cuando el perfil hormonal puede comenzar a modificar el contenido del manto hidrolipídico de la piel, o la dermis puede comenzar a perder elasticidad y firmeza.