Los expertos alertan de la relación existente entre el tiempo que los niños permanecen en interiores y el mayor riesgo de miopía. La cosa se complica si además pasan muchas horas frente a las videoconsolas. Aumentar el tiempo de actividad al aire libre 1 hora a la semana puede reducir un 2% la probabilidad de desarrollar este defecto visual.

Aumentar el tiempo de actividad al aire libre una hora a la semana puede reducir hasta un 2% la probabilidad de desarrollar miopía, según un estudio publicado en Opthalmology el pasado año. Sin embargo, tal y como refleja un trabajo de la Universidad Internacional Valenciana publicado este año, el 77,7% de los niños y el 65% de las niñas entre los 8 y los 9 años pasa una media de 4 a 6 horas al día con videojuegos, y mayoritariamente en interiores. El peligro que lleva asociado esta práctica tiene que ver con la visión de los más pequeños: según una encuesta realizada por la Fundación Rementería entre 150 niños, hasta un 73% de ellos pasaban menos de cinco horas al día al aire libre, observándose en todos un mayor riesgo de miopía. De hecho, uno de cada cinco niños encuestados no practicaba ningún deporte. Y es que, según javier hurtadoexplica el doctor Francisco Javier Hurtado, director médico de la Fundación Rementería, «existe una tendencia cada vez mayor al entretenimiento con actividades de cerca, sobre todo con juegos electrónicos, lo que ocasiona un mayor riesgo de miopía».

Entre las conclusiones del estudio realizado por la Fundación Rementería, cabe destacar el hecho de que dos tercios de los niños que acuden a su consulta son miopes; 1 de cada 5 niños no realiza ningún deporte; el 85% de los niños vive en la ciudad; a mayor edad, altura y peso, mayor probabilidad tienen de tener miopía; cuando menos tiempo al aire libre, más tiempo en lugares cerrados y más tiempo realizando actividades de cerca, mayor probabilidad de tener miopía; si alguno de los padres o ambos son miopes, la probabilidad de tener niños con miopía es mayor.

Una generación de miopes 
«La acomodación del ojo a los dispositivos electrónicos durante periodos prolongados de tiempo ocasiona que se utilice indebidamente la reserva de acomodación, lo que va a ocasionar una generación de miopes y la aparición de vista cansada varios años antes que en la actualidad», explica la profesora Celia Sánchez Ramos, directora del departamento de Óptica de la Universidad Complutense de Madrid. La doctora Sánchez-Ramos advierte de que «el riesgo de miopía funcional provocada es mucho mayor cuanto antes empiecen los niños a utilizar aparatos electrónicos de cerca».

La miopía es el defecto de graduación en el que el paciente ve bien de cerca pero no de lejos debido a que su ojo es más largo de lo normal. «Esto supone un problema en los niños, ya que, con el crecimiento, el ojo se desarrolla y por tanto el riesgo de dioptrías aumenta», indica el doctor Hurtado. Aunque los niños generalmente son hipermétropes, la miopía de aparición juvenil suele desarrollarse entre los 6 y 8 años de edad y puede progresar a una tasa de aproximadamente 0,5 dioptrías por año a lo largo de 15 a 16 años. La tasa de progresión en el rango de 5 a 8 años es de aproximadamente 0,6-0,7 dioptrías anual. Y a partir de los 9 años suele ser de 0,8. Cuando el niño es miope, lo que preocupa a los padres es que esa miopía aumente o aumente lo menos posible.

Cómo parar el avance
1. Con actividades al aire libre. Pasar más tiempo realizando actividades con luz natural y en espacios abiertos al mismo tiempo que limitamos las actividades de cerca (uso de dispositivos móviles, lectura prolongada…).
2. Para frenar la progresión de la miopía, el doctor Hurtado recomienda la ortoqueratología, una nueva técnica que consiste en el uso de lentes de contacto especiales por la noche. La ortoqueratología es un tratamiento clínico reversible basado en la modificación de la potencia del ojo por la presión ejercida por una lente de contacto y que se utiliza principalmente para reducir la miopía. Se basa en la modificación corneal (células epiteliales) producida por lentes de contacto de diseño especial. Estas lentes aplanan de forma progresiva y sistemática la córnea, consiguiendo modificar su curvatura. «Estas lentes producen un moldeamiento corneal que permite compensar el defecto de graduación sin que tengamos que usar lentillas o gafas durante el día. En el caso de la miopía, se ha demostrado que el incurvamiento periférico de la córnea produce un menor estímulo para el crecimiento del ojo y por tanto puede retrasar la evolución de la miopía», explica. La duración del tratamiento oscila entre una o dos semanas hasta un mes, dependiendo de cada caso concreto. No se trata de una adaptación convencional de lentes de contacto, por lo que debe realizarse por Optometristas que cuenten con los equipos necesarios (fundamental topógrafo corneal) y realicen de forma exhaustiva controles periódicos, para asegurar una adaptación rápida, segura y predecible.
3. Otra manera de evitar la progresión de la miopía es disponer de una buena iluminación y evitar el uso excesivo de pantallas electrónicas.
4. Utilizar gotas dilatadoras de Atropina durante 2 años (sólo recomendable bajo indicación y supervisión médica por los efectos secundarios de la atropina).
5. En casos de miopías por debajo de 3 dioptrías, los expertos recomiendan no utilizar la corrección óptica para las actividades de cerca, descansar ocasionalmente al realizar tareas prolongadas de cerca y utilizar las gafas prescritas por su oftalmólogo.

Revisiones: siempre por un oftalmólogo
La revisión de la vista en niños sólo deben realizarla los oftalmólogos, ya que el retraso en el diagnóstico de patologías oculares puede tener graves consecuencias. Así lo afirman los expertos de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). «Casi todas las comunidades autónomas tienen establecido que cuando el pediatra detecta una posible patología oftalmológica remita a la óptica en lugar de al oftalmólogo», advierte el doctor Jose Augusto Abreu, presidente del Grupo Español de Oftalmología Pediátrica de la SEO. La principal consecuencia de esta práctica, asegura, es «el retraso en el diagnóstico de muchas patologías, lo que puede ocasionar un agravamiento de las mismas». A juicio de este experto, «ningún niño debería usar gafas sin el consejo de un oftalmólogo». Algunas pruebas diagnósticas, como la dilatación de la pupila, «sólo puede realizarlas un oftalmólogo», confiesa el doctor Abreu. Además, trastornos de la visión, como la hipermetropía «pueden ofrecer un falso diagnóstico en una revisión rutinaria, ya que durante unos minutos o unas horas el niño puede forzar la vista para leer de cerca». La visión binocular también «puede no ser diagnosticada correctamente si las pruebas se realizan con cada ojo por separado». Por otro lado, algunos síntomas tardan en ser diagnosticados en el niño, como el dolor de cabeza asociado a mal rendimiento escolar y la fotofobia, que pueden indicar una patología ocular, y que un oftalmólogo puede detectar. Este especialista recomienda acudir al oftalmólogo en caso de alguno de estos síntomas o de encontrar alguna diferencia entre los dos ojos en su forma o su funcionalidad.

Estrabismo y ambliopía
El dolor de cabeza asociado a mal rendimiento escolar y la fotofobia pueden indicar una patología ocular. Los niños pueden tener las patologías oculares del adulto, aunque es más frecuente la aparición el estrabismo y la ambliopía (conocida como ojo vago), relacionadas entre sí. En ambos casos, el diagnóstico y tratamiento precoz, antes de que el ojo complete su evolución permiten que el trastorno desaparezca de adulto.

El estrabismo es la pérdida del paralelismo de los ojos, de modo que cada uno mira en una dirección. En algunos casos, la desviación es intermitente y se produce, sobre todo, en situaciones de cansancio o debilidad. Puede aparecer antes de los 6 meses de vida (congénito), durante la niñez o, en algunos casos, en edad adulta, debido a un trastorno de los músculos oculares o por un defecto en la visión, señala el doctor Josep Visa, presidente de la Sociedad Española de Estrabología (SEE). La consecuencia más grave del estrabismo es la ambliopía u ojo vago. Para evitar ver doble, el cerebro del niño suprime la visión de uno de de los ojos, que es el que se vuelve vago o amblíope. El tratamiento del ojo vago es más fácil cuanto más pequeño es el paciente, ya que se le enseña a ver, lo que no puede lograrse en niños más mayores. Por eso, «si no se corrige antes de los 8 años puede ser irreversible», apunta el doctor Abreu. Si existe un defecto refractivo asociado al estrabismo, el tratamiento indicado en niños es la corrección óptica (gafas o lentillas), que puede curar la patología. Cuando se haya desarrollado una ambliopía, se debe recuperar la visión de ese ojo tapando el ojo sano para que trabaje más el ojo vago. Si continúa la desviación, es necesaria la cirugía de los músculos oculomotores, encargados de mover el globo ocular, revela la doctora Ana Galán, miembro de la junta directiva de la SEE.

En el tratamiento de adultos, uno de los avances más destacados, según el doctor Visa, es la posibilidad de corregir el estrabismo a partir de los 18 años, en la misma cirugía para corregir defectos de refracción, de modo que el paciente «puede, además, dejar de utilizar gafas y lentillas». Todo ello en un procedimiento ambulatorio en el que se emplea anestesia local. Otro de los avances en el tratamiento quirúrgico es el uso de tejido amniótico para reparar las cicatrices originadas por intervenciones recurrentes, señala.

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One reply on “MIOPÍA INFANTIL Cuidado con los videojuegos”

  1. Buena noche.. Escribo porq estoy muy interesada en el tema.. Ya q hace poco le detectaron miopia de 1,75 a mi niño de 6 años de edad..estoy muy confundida y asustada ya q su oftalmólogo no me dio razon del porq tiene la miopia tan elevada.. De ciencia cierta no se si es mucho o si es poco. O normal. Por favor pido que me ayuden a entender, ya que leí que no se recomienda usar las gafas para sus tareas de cerca, cuando el no ve es de lejos.. Estoy confundida, y me da miedo también que le aumente tanto ya que nosotros vivimos en una casa algo pequeña y no salimos mucho a la luz los días que nos quedamos en casa. El entrena fútbol 2 horas tres o cuatro veces por semana. Cuando no, lo llevo conmigo a la universidad. También tiene un tablet y juega una o dos veces al día, por pocos ratos, a veces hay días que no la toca. Por favor espero consejos.

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