El 90% de los niños tiene un episodio de otitis media aguda antes de los 5 años. La razón es anatómica: tienen la trompa de Eustaquio más horizontal y el líquido del oído medio no drena tan fácilmente, lo que supone un caldo de cultivo para las bacterias.
Los niños son más propensos a desarrollar otitis media debido a la forma de sus oídos y caras, diferente de la de los adultos, según explican desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). En el caso de los adultos, la trompa de Eustaquio se inclina hacia abajo alejándose del oído, lo que facilita el drenaje del líquido del oído medio. En cambio, la trompa de Eustaquio de los pequeños es horizontal, por lo que el líquido no se drena tan fácilmente. Este líquido, con nutrientes, es el caldo de cultivo perfecto para las bacterias, por eso los niños tienen muchas más probabilidades de sufrir infecciones de oído que los adultos.
Se puede prevenir
- Vacunándolo frente a la bacteria del neumococo o Streptococcus pneumoniae, una de las principales causas de infecciones respiratorias agudas e invasivas en todas las edades y causante, además de neumonía, de otras afecciones como otitis media, meningitis neumocócica y bacteriemia y septicemia.
- Tratando enfermedades y alteraciones preexistentes, así como resfriados para evitar la acumulación de secreciones nasales en nariz y garganta.
- Abrigándolos bien con bufanda y orejeras para evitar los cambios bruscos de temperatura.
- Cuidando la higiene de las manos, y sobre todo de los oídos. El uso de difusores de agua marina es lo más recomendable frente al uso de bastoncillos, toallitas o cualquier objeto que pueda llegar a obstruir el canal auditivo o dañar el tímpano. La limpieza siempre debe hacerse en la parte externa, durante el baño y secando el oído con la toalla.
- Vigilando la calidad del aire con humidificadores y ventilando las habitaciones para evitar la acumulación de gérmenes.
Cuidado con las recurrencias
Diagnosticar y tratar a tiempo una otitis media puede ayudar a evitar pérdidas auditivas relacionadas con infecciones recurrentes. Por eso, en caso de recurrencias, es importante estar atentos a posibles problemas auditivos que se puedan producir durante el curso escolar, ya que, de prolongarse en el tiempo, pueden dificultar el aprendizaje y ser causa de retraso escolar. Las pérdidas auditivas en la etapa infantil se pueden manifestar con retraso en la palabra y dificultades en su articulación, trastornos de comportamiento al relacionarse con otros niños, incapacidad para seguir instrucciones o para preguntar y entender por qué sucede algo y dificultad para aprender y comprender palabras y frases nuevas con rapidez.