test de adams escoliosis

Una escoliosis acusada puede provocar disfunción respiratoria, dolor de espalda, contracturas, deformidades progresivas y alteraciones en el área psicológica. Los fisioterapeutas alertan: es más frecuente en niñas y al contrario de lo que se pensaba, no está relacionada con el peso de las mochilas. Con una maniobra en casa es fácilmente detectable.

La escoliosis es una desviación de la columna vertebral. Aunque puede tener un origen neuromuscular o congénito, en la mayoría de los casos (80%) no tiene ninguna causa conocida, por lo que se conoce como escoliosis idiopática. Según explican desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha (COFICAM), para que se considere escoliosis tiene que haber una desviación de al menos 10 grados en el llamado ángulo de Cobb, el ángulo que se forma al dibujar, en una radiografía posteroanterior de la columna vertebral, dos líneas trazadas desde las vértebras más inclinada en la parte superior e inferior de la curva, y que sirve como método diagnóstico al especialista. La escoliosis afecta a siete mujeres por cada hombre, siendo la evolución de las curvaturas más acusada en las mujeres, que tienen un riesgo de progresión de curva en el ángulo de Cobb hasta 10º mayor que los hombres.

La adolescencia, momento clave

La escoliosis suele detectarse en la adolescencia e incluso antes (entre los 10 y los 14 años), y, según COFICAN no guarda relación con el peso que lleven en la mochila al ir al colegio, como comúnmente se pensaba.

Aunque no tiene por qué suponer dolor ni impedir llevar una vida normal, en los casos graves puede producir complicaciones como dolor de espalda, disfunción respiratoria, contracturas, deformidades progresivas y alteraciones en el área psicológica. De ahí que sea tan importante diagnosticarla de manera temprana, con el fin de evitar su progresión. Un ángulo de Cobb entre 10 y 24º indica una escoliosis leve; de 24 a 50º se considera escoliosis moderada y mayor de 50º grave. Los pacientes con ángulo de 30º a 40º generalmente son tratados con corsé. Si el ángulo de Cobb es superior a 40º en algunos casos se propone la intervención quirúrgica. El especialista idóneo para controlar y tratar con corsé a los pacientes escolióticos en los que esté indicado puede ser el traumatólogo o el médico rehabilitador.

Detectarla en casa… así de fácil

El Test de Adams es una sencilla prueba que se puede realizar en casa con la ayuda de otra persona. Consiste en hacer una flexión anterior de tronco con los pies a la anchura de las caderas, las rodillas extendidas y las manos rectas, intentando tocar la punta de los pies. Al agacharse, y si se mira de frente al paciente, se puede observar si tiene una elevación considerable de un lado del tronco (presencia de giba en las costillas). Si eso ocurre, lo adecuado es consultar al fisioterapeuta o al especialista para realizar posibles evaluaciones adicionales. El Test de Adams no confirma una escoliosis por sí solo, simplemente es la parte inicial de la sospecha y un profesional sanitario cualificado realizará el proceso de diagnóstico completo con pruebas de imagen, como una radiografía.

La fisioterapia te ayuda

Además de dotar al paciente de herramientas para mejorar su situación y atajar la curvatura de manera natural con ejercicios que fortalezcan los músculos involucrados en el sostenimiento de la columna, la fisioterapia puede ayudar con diferentes técnicas tanto a prevenir la progresión como a favorecer la corrección de la escoliosis. Entre estas, tenemos la reeducación postural global, terapia manual para equilibrar y normalizar las alteraciones corporales, ejercicios específicos de fisioterapia como los métodos de Klapp o Schroth, ejercicios de flexibilización, estiramientos y fortalecimiento, utilizando técnicas como el yoga o pilates, incluso gimnasia abdominal hipopresiva; la fisioterapia respiratoria, en aquellos casos en los que necesitemos una expansión costal por la posible aparición de alteraciones respiratorias, y ejercicios en piscina, siempre prescritos y supervisados por un fisioterapeuta.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...