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Que el alcohol es un componente de carácter lúdico, completamente arraigado en nuestro país a nivel sociocultural es algo evidente. Pero lo que la mayoría de personas desconoce es su elevada toxicidad y la cantidad de enfermedades y lesiones que se relacionan con un consumo de alcohol de riesgo o perjudicial. Pero, ¿qué es beber demasiado? La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera un consumo de riesgo la ingesta de entre 4 y 6 unidades de bebida estándar al día (UBE) o entre 28 y 46 a la semana en los hombres; en cuanto a las mujeres, las cifras se sitúan entre 2 y 4 UBE al día o entre 14 y 28 a la semana. Si se sobrepasan estas cifras, estaríamos hablando de un consumo perjudicial para la salud. Un hecho que pasan por alto 3 de cada 10 españoles, ya que consideran admisible la ingesta diaria de riesgo recomendada por la OMS.
El alcohol, como componente tóxico, está relacionado con más de 60 tipos de enfermedades y lesiones: cáncer, enfermedades hepáticas, cardiovasculares, diabetes tipo 2, enfermedades mentales, etc. Este último tipo son de especial importancia, ya que el 17% de personas con TCA padece un episodio depresivo mayor y numerosos informes muestran que los pacientes con TCA que además padecen una enfermedad mental, lo que se conoce como comorbilidad psiquiátrica o patología dual, presentan un perfil de gravedad mayor. Además de las patologías comentadas, el alcohol también se asocia con otras lesiones intencionadas o involuntarias: accidentes de tráfico, suicidio o violencia doméstica.
Según el Dr. Francisco Pascual, “en nuestro país, el alcohol está considerado como un elemento cultural, del cual se puede hacer uso y abuso. Está presente en todas y cada una de nuestras celebraciones y se han banalizado las consecuencias que pueden acarrear ciertos consumos de riesgo prolongados. Hay que ser conscientes que el alcohol es una droga que, como tal, actúa sobre el sistema nervioso central y genera una tolerancia y una dependencia”.
En cuanto al abordaje del TCA, tradicionalmente se ha optado por un tratamiento de abstinencia, pero estamos viviendo un cambio de paradigma, fruto de numerosos estudios que han arrojado los beneficios de un tratamiento de reducción en pro del tratamiento de abstinencia. Entre sus múltiples ventajas hay que destacar las rápidas mejoras en la salud a corto plazo, la reducción del temido “efecto deprivación” y especialmente, una mayor adhesión al tratamiento. Más del 40% de personas con TCA prefiere la reducción, al verla como un objetivo más aceptable y realista. Este nuevo concepto de tratamiento está apoyado por directivas internacionales como las del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE).
Esta información es una muestra de lo que se ha expuesto hoy, en la Asociación de la Prensa de Madrid, durante la presentación del dossier “Alcohol, una amistad peligrosa”. Se trata de una herramienta informativa creada por SOCIDROGALCOHOL, la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España (CAARFE) y Lundbeck, con el objetivo de concienciar y aportar información de referencia sobre el Trastorno por Consumo de Alcohol (TCA).