Leo Harlem: «en las farmacias, a la báscula ni me acerco»

Cuando se habla de risa, Leonardo González Feliz, más conocido como Leo Harlem, es uno de los referentes en nuestro país. Tanto es así que ya no solo se dedica a escribir y representar sus propios monólogos, hacer cine o teatro, sino que también hace eventos de empresa y privados que dejan muy buen sabor de boca al público. Algunas de sus últimas intervenciones han sido en Como Dios Manda o en Vacaciones de verano. Charlando con él nos contagiamos de su risa y nos llenamos de salud… pues el buen humor es la mejor baza frente a la enfermedad.

Actor, humorista, presentador, ¿qué reto le queda por cumplir?

Jubilarme (entre risas).

Sale de gira frecuentemente, tanto con sus espectáculos como con sus monólogos por toda España, ¿cómo se cuida actualmente para afrontar su día a día?

La verdad es que hago una vida muy normal, aunque ahora hago de nuevo ejercicio, que lo he vuelto a retomar, y ceno poco. 

Desprende energía, vitalidad, ¿considera que el humor es la base de la vida?

No es la base, pero para mí, desde luego, es una parte muy importante, porque es mi profesión. No obstante, considero que todo el mundo debería tener su dosis de humor en su vida. La gente está bastante tensa. Meter un poco de humor siempre viene bien para sobrellevar cualquier situación: las buenas las potencia y las malas las disminuye. Habría que recetarlo, que fuera por la Seguridad Social (entre risas).

¿Qué tiene ser cómico que no tengan otros trabajos?

Es un trabajo muy distinto. Tienes que viajar mucho, te tienes que desplazar… para todo eso tienes que tener un buen talante, una actitud positiva porque lo que transmites es para que la gente se relaje y se divierta. Es una profesión específica. 

Lleva años haciendo reír a la gente, pero a usted, ¿cómo le hacen reír? 

A mí me encanta leer, ver películas, tomar un par de vinos con los amigos… Me gustan las cosas sencillas. Me río mucho en general de todo lo que se pone de moda, como han cambiado los gin tonics o el uso de los móviles.

En sus monólogos aborda los temas cotidianos, pero con gran ingenio: desde los metrosexuales a las ciudades españolas, pasando por la noche, la cocina moderna, los bares, las redes sociales o las fiestas de pueblo. ¿Cómo se inspira para actualizar los monólogos después de tanto tiempo?

Sí, así la mayoría se puede identificar y se ríe. Lo más sano de todo es reírnos de nosotros mismos, en lugar de estar buscando los defectos en los demás. Todos hacemos lo mismo. Me inspiro en los suplementos dominicales, en la TV, en lo que veo en la calle. Eso lo paso por mi filtro personal y saco ideas para el cachondeo. Ideas no faltan, la verdad.

¿Qué próximos proyectos tiene? 

Pues tengo películas, que se estrenarán tanto en verano como en otoño; Sigo haciendo algún espectáculo, eventos corporativos de presentación, y la radio, que es un medio que me encanta. Estoy muy contento, la verdad. Tengo proyectos que son muy diversos y muy gratificantes. 

¿Qué sueño le quedaría por cumplir personal y profesional?

Como sueño no tengo nada en especial, pero sí es verdad que me encanta la expresión artística y me gustaría, pasados unos años, cuando tenga menos actividad, dedicarme a dibujar, pintar, a la escultura… Son cosas que me gustan y se me dan muy bien.

¿Tiene algún imprescindible de farmacia que se lleve para el día a día? 

Afortunadamente he tenido siempre buena salud, pero en casa siempre tengo aspirina; Y me encanta el vaporub (entre risas).

¿Tiene alguna de referencia?

Voy a una que está cerca de casa y son muy majos y atentos. Son espacios que están muy bien, la verdad. Todo está tan bien colocado que te da pena coger algo (entre risas). Como es un sitio donde se hacen gestiones rápidas y se va siempre por algo concreto… son muy cómodas. Y a la báscula, pues a ésta no me acerco.

PARA CONOCERLE MEJOR

¿Cómo se define? ¿Cuál es su leitmotiv?

Soy de vivir y dejar vivir, que la gente disfrute, siempre que no moleste a los demás. Pero sí me gustaría hacer una recomendación de salud: controlar los móviles porque se nos está yendo de las manos. Sobre todo, a los chavales. Yo tengo un teléfono clásico, de teclas. Queremos salud mental y luego estamos sin atención personal, deshumanizados. Mi recomendación es alejarse del móvil un poco.

Su hobby: me gusta mucho leer, el cine, los paseos en bicicleta… Lo más sencillo es lo mejor.

¿Qué libro de cabecera recomendaría? Tengo bastantes, por ejemplo, Moby Dick lo leo todos los años. También Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que le han dado?  

Vivir con sencillez y no ser exagerado. Estar tranquilo. 

¿Y el que ha dado usted?

El que yo doy es que la gente reflexione, que piense por sí misma, y no se dejen llevar ni por teléfonos ni nada. No hay que tomarse todo tan en serio. Al final las cosas salen adelante.