Los riesgos de normalizar el alcohol

Los expertos explican cómo afecta al cerebro, el cuerpo y el hígado, y enumeran las señales indicativas de adicción que no debemos ignorar.

De beber ocasionalmente a hacerlo con asiduidad va un “trecho” no tan largo. Cuando vislumbres alguna de estas señales, PARA y no dejes que la bola de nieve se haga más y más grande. ¡No valen las excusas que invitan a seguir bebiendo! 

Año Nuevo, una boda, un bautizo, un cumpleaños… Hoy en día todo lo celebramos con alcohol. Hasta tal punto normalizamos su consumo, que sin ser conscientes de ello contribuimos al “crimen social organizado” que ha convertido a esta sustancia psicoactiva en la más consumida en la población general en todas las edades: según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, en España el consumo empieza en torno a los 14 años, con cantidades cada vez más elevadas y en cortos periodos de tiempo. Una tendencia que se observa más en las niñas y adolescentes y que preocupa a los hepatólogos de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), que explican que “cuanto antes se empieza a beber, más posibilidades hay de generar adicción y acabar en cirrosis”. De hecho, según estos especialistas, el abuso de alcohol ya supone la primera causa en España de enfermedad hepática grave en adultos, así como la primera causa de hospitalización relacionada con el hígado y de necesidad de trasplante.

Así te afecta

Lejos de quitarle importancia al consumo de alcohol, hay que tener mucho cuidado, ya que, según explica el doctor Ignacio Basurte, director médico de la Clínica López Ibor, “la adicción al alcohol es un proceso lento, muchas veces invisible, en el que la persona no siempre es consciente de su dependencia, al no identificar su consumo como problemático”. Sin embargo, según los expertos de este centro, el consumo excesivo de alcohol no sólo afecta al comportamiento, sino que impacta gravemente en el cerebro y el cuerpo.

  • En el cerebro: altera áreas clave como la corteza orbitofrontal y la ventromedial, afectando la capacidad de inhibición, regulación emocional y toma de decisiones.
  • A largo plazo: puede ocasionar trastornos de personalidad, demencia y aumenta el riesgo de comportamientos violentos y delictivos.
  • En el cuerpo: en etapas tempranas es causa de descoordinación y somnolencia, mientras que a largo plazo contribuye a problemas cardiovasculares, disfunciones sexuales y enfermedades mentales. 

Patología dual: todas las precauciones son pocas

Pero, además, los expertos en adicciones señalan que, al igual que con muchas otras drogas, el umbral de sensibilidad al alcohol varía mucho de una persona a otra y forma parte de su carné de identidad. Ello quiere decir que, a la hora de “engancharse” hay quienes lo tienen más fácil que otros, bien por su carga genética o bien por la existencia de una patología mental previa, lo que se conoce como patología dual, un fenómeno complejo que aparece en el 60% de las personas con problemas de adicciones, y para quienes el peligro de “engancharse” al alcohol es aún mayor. “En estos casos tratamos tanto la adicción como el trastorno mental de manera simultánea para asegurar una recuperación más efectiva”, indica el doctor Basurte.

Señales que no hay que menospreciar

*Por la doctora Marta Soto, especialista en adicciones en la Clínica López Ibor.

  1. Consumo excesivo y en cualquier ocasión: “beber en cualquier evento o incluso a solas, sin control”.
  2. Normalizar el alcohol: “justificar que beber cerveza o vino ‘no cuenta’ como consumo”.
  3. Deseo de beber constantemente: “una necesidad permanente de alcohol”.
  4. Ausencia de control: “falta de límites al consumir, incluso en momentos inapropiados”.
  5. Alteración de conducta: “actitudes violentas o agresivas, tanto estando sobrio como ebrio”.
  6. Falta de interés por actividades habituales: “bandono de hobbies y proyectos”.
  7. Ruina social: “pérdida de relaciones significativas por buscar otros bebedores”.
  8. Síndrome de abstinencia: “ansiedad, fiebre, temblores al dejar de beber”.
  9. Intentos fallidos de dejar el alcohol: “imposibilidad de mantener la abstinencia”.
  10. Riesgos laborales y sociales: “falta de control que afecta la vida laboral y personal”.

El hígado, gran perjudicado

Los hepatólogos de la AEEH avisan de un aumento de la enfermedad hepática por consumo de alcohol en personas cada vez más jóvenes. Por ejemplo, la cirrosis hepática por alcohol, que tradicionalmente era una enfermedad masculina, está incrementando de forma preocupante su incidencia en mujeres jóvenes, en una tendencia que llega de la cultura anglosajona pero que empieza a manifestarse en los países mediterráneos y “a la que hay que poner freno con sensibilización y prevención”, explican. Hay una clara tendencia a que el consumidor sea más joven y mujer en todos los países avanzados”, explica el doctor Ramón Bataller, jefe de Hepatología del Clínic de Barcelona y director del Registro de Alcohol de la AEEH (REALHC). El experto también recuerda que tanto el consumo diario como el patrón de bebida tipo “atracón” pueden tener efectos perjudiciales no solo para el hígado sino para otros órganos, con un mayor riesgo para mujeres y jóvenes, y estima necesario definir el potencial impacto negativo de las pequeñas cantidades de alcohol en la salud global. “Hace falta que la futura ley que está preparando el Gobierno para prohibir la venta a menores se cumpla y que no se quede en un papel”, expone el experto.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...