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En familias primerizas con perro, una de las dudas más frecuentes que se tienen durante el embarazo es cómo encajará el can la llegada del nuevo bebé. Adelantarnos a la situación y hacer algunos preparativos y cambios en el hogar siempre jugará a favor de la integración.
Los perros son muy listos e intuitivos y aunque no lo creamos, perciben de alguna manera los cambios que se avecinan. Por regla general, la llegada de un bebé suele despertar su instinto protector. Eso sí, facilitar la labor y hacer algunos cambios en casa siempre se lo pondrá más fácil y jugará a favor de la nueva convivencia. Esta es la hoja de ruta propuesta por nuestro farmacéutico Manuel Vázquez, titular de Farmacia Veterinaria:
- En primer lugar, no modifiques la estancia del perro para que no se sienta desplazado. En cambio, sí es bueno ir preparando la habitación del bebé, su ropa y sus enseres delante suya, dejando que se familiarice con sus objetos, los huela y los asuma como una parte más del hogar. En este proceso no debemos permitir que se suba a la cama del bebé ni muerda sus objetos. Por el contrario, deben familiarizarse con ellos mostrando respeto y sumisión.
- Es muy importante que en el caso de tener que corregir alguna actuación, lo vayamos haciendo antes de la llegada del bebé, para que asuma paulatinamente las nuevas normas.
- En el apartado rutinas, hay que reforzarlas y no alterar su orden, con el fin de que sufran el menor número de cambios posible: sus horarios de paseo deben permanecer inalterados, debe seguir comiendo a la misma hora, etc. Todo ello facilitará la nueva convivencia familiar y le permitirá seguir disponiendo de su tiempo y espacio sin alteraciones.
- Conviene también agendar las revisiones veterinarias durante el embarazo y, más aún, al nacer el bebé, con el fin de asegurarnos de que nuestra mascota está completamente sana y no tiene ningún problema sanitario que pueda afectar al bebé. Una visita al veterinario debe incluir una analítica, desparasitación (que debe realizarse mensualmente) y actuaciones preventivas frente a parásitos externos como los ácaros, las pulgas, las garrapatas, etc.
- También conviene revisar regularmente sus uñas con el fin de evitar arañazos accidentales, e intensificar su higiene, ya que el bebé es dado a chupar y tocar todo.
Ya en casa… normalidad y naturalidad
Una vez en casa, en todo momento conviene actuar con la mayor naturalidad posible, dejando que el perro olfatee y vea al bebé, permitiéndole desarrollar su instinto de protección. Una nueva persona ha entrado en su núcleo familiar y quiere conocerla, por lo que debemos dejarlo actuar con toda naturalidad. En ningún caso debemos regañarle ni apartarlo, siempre y cuando su comportamiento no comporte riesgo para el bebé: si se muestra muy impetuoso podamos calmarlo y acariciarlo, dejándole participar de nuestra alegría sosegada. Todo ello evitará que surjan celos y permitirá que el niño, conforme vaya creciendo, vea a su perro como un amigo-juguete, un compañero de juegos amigable y divertido que despertará su amor por los animales y la naturaleza, aportando valores muy positivos a su vida.