mamas densas

Muchas mujeres, cuando van al ginecólogo a hacerse una mamografía, se quedan con cara de póker ante la clasificación de sus mamas como “densas”. Te explicamos en qué consiste esta condición, cuáles son sus riesgos y los síntomas que pueden llevar asociados.

Tener las mamas densas es un término que únicamente hace alusión a la composición del tejido mamario, mayoritariamente fibroso (encargado de sostener el resto de estructuras de la mama) y glandular (formado por los lóbulos y conductos encargados de producir y transportar la leche en caso de embarazo), que se ve reflejado en las zonas blancas de una mamografía. Las mamas poco densas, por el contrario, son aquellas que tienen una proporción menor de tejido fibroso y glandular y mayor de tejido graso.

Duelen más

Aunque tener las mamas densas es algo muy común en la mujer y no reviste gravedad, mientras más tejido glandular tenga una mama, más cambiante es ese tejido, más cambios fibroquísticos se producen y más probabilidades hay de dolor o mastalgia. Así, las mamas densas tienen más sensibilidad dolorosa a la palpación y producen más pesadez e incomodidad. También son mamas que sufren más molestias en la fase premenstrual, ya que son más sensibles a los cambios hormonales que se producen a lo largo del ciclo, inflamándose más y produciendo dolor al tacto o incluso al simple roce. Este síntoma suele mejorar bastante a partir de la menopausia. El paracetamol, los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y los sujetadores o sostenes para gimnasia (que reducen los traumatismos) pueden usarse para aliviar el dolor.

Predisposición a quistes líquidos

Igualmente, mientras más tejido glandular tenga una mama, mayor predisposición hay a que se produzcan quistes líquidos (unas pequeñas bolsas de líquido completamente benignas que se pueden formar en diferentes partes del cuerpo, también asociados a los cambios fibroquísticos propios de una mama densa. Por lo general se desarrollan en las mujeres durante sus años reproductivos y pueden disminuir de tamaño con el tiempo.

Es importante diferenciar entre tumoraciones sólidas y líquidas (una zona llena de líquido generalmente indica que se trata de un quiste mamario), porque estas últimas rara vez son cancerosas. Las lesiones que parecen quísticas a veces se aspiran y las masas sólidas se evalúan con mamografía seguida de una biopsia guiada por imágenes. Una masa tumoral de apariencia sólida probablemente sea un tumor no canceroso, como un fibroadenoma, pero las tumoraciones sólidas también podrían ser cáncer mamario.

Tener mamas densas es más frecuente en edades jóvenes, entre los 30 y los 40 años. Sin embargo, con el tiempo la densidad mamaria va disminuyendo y el tejido de la glándula mamaria se atrofia pasando a ser grasa. En mujeres mayores de 70 años, las mamas grasas y poco densas son lo más frecuente.

¡Más control!

La dificultad que ofrecen las mamas densas a la hora de detectar anomalías en una mamografía hace que sean necesarios controles más exhaustivos y frecuentes para prevenir cualquier anomalía, máxime cuando existen estudios que apuntan a una mayor predisposición al cáncer de mama en mujeres con mamas densas. Por ello:

  1. A partir de los 40 años, los controles deben ser anuales e incluir además de una mamografía, una ecografía de la mama.
  2. Si hay antecedentes de cáncer de mama se recomienda empezar con los controles anuales a los 35.

Signos de alarma de un posible cáncer

  • Un bulto o nódulo de reciente aparición, que se palpa como una zona engrosada en la mama y que puede ser o no doloroso al palparlo.
  • Cambios en la piel de la mama como la aparición de ulceraciones, retracción de la piel (hoyuelos), cambios de color, rugosidades o enrojecimiento (piel de naranja).
  • Cambios en la forma o el tamaño de alguna de las mamas o que el borde o silueta de la mama sea irregular.
  • Cambios en el pezón como su inversión o retracción (el pezón se dirige hacia dentro de la mama, apareciendo como hundido), la aparición de una úlcera que tarda en cicatrizar o de secreción a través del pezón que contiene sangre o solamente se produce en una de las mamas.
  • Un bulto o nódulo que se palpa en la zona de la axila.
  • Fijación del tejido de la mama en el tórax que puede apreciarse por una disminución en la movilidad de la mama al levantar el brazo del mismo lado.
  • En fases más avanzadas de la enfermedad, otros síntomas como el cansancio o el dolor óseo localizado pueden indicar la presencia de metástasis en otros órganos distantes a la mama.

La densidad de la mama sirve esencialmente para explicar qué proporción de los tejidos que componen la mama (fibroso, glandular y graso) es mayor en cada caso.

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Redacción Consejos

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