insectos comestibles

Según la FAO, el consumo de insectos como alimento es cada vez más relevante, dado el creciente costo y el impacto ambiental de la producción de proteínas animales, la inseguridad alimentaria en algunas partes del mundo y el crecimiento de la población. Pero ¿son seguros? La respuesta es sí ya que antes de que cualquier nuevo alimento pueda comercializarse, está sujeto a una estricta evaluación científica de seguridad por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Con el Reglamento sobre nuevos alimentos, la Comisión Europea se asegura de que los nuevos alimentos, como los insectos, sean seguros para los consumidores y estén debidamente etiquetados. Además, si algún insecto es incluido en un producto alimenticio, el nombre del insecto debe formar parte de la lista de ingredientes del alimento que vayamos a adquirir.

Los 4 insectos autorizados en el mercado

  • Larvas del Gusano de la harina (Tenebrio molitor): en forma congelada, desecada y en polvo.
  • Langosta migratoria (Locusta migratoria): en forma congelada, desecada y en polvo.
  • Grillo doméstico (Acheta domesticus): en forma congelada, desecada, en polvo y polvo parcialmente desgrasado.
  • Larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperionus): en forma congelada, en pasta, desecada y en polvo.
  • Además, la Comisión ha autorizado por primera vez la comercialización de polvo parcialmente desgrasado, obtenido de Acheta domesticus (grillo doméstico), como nuevo alimento.
  • De momento hay ocho solicitudes pendientes para insectos destinados a ser comercializados en diferentes formas, que actualmente están siendo objeto de una evaluación de seguridad por parte de la EFSA.

Una fuente saludable de nutrientes

Los estudios científicos indican que los insectos son una fuente de nutrientes muy saludable con alto contenido de grasa, proteínas, vitaminas, fibra y minerales. Por lo tanto, son una fuente alternativa de proteínas que facilita el cambio hacia dietas saludables y más sostenibles con el medioambiente.

Respecto a su posible alergenicidad, la EFSA ha concluido que el consumo de las proteínas de insectos evaluadas puede dar lugar a reacciones alérgicas, especialmente en personas con alergias conocidas a los crustáceos, ácaros del polvo y, en algunos casos, a moluscos. En este sentido, la indicación en el etiquetado: «Este ingrediente puede causar reacciones alérgicas a los consumidores con alergias conocidas a los crustáceos, moluscos y productos de los mismos, y a los ácaros del polvo» es obligatoria para los cuatro insectos autorizados.

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Redacción Consejos

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