pies hinchados

¿Te hinchas con el calor?

La retención de líquidos propia del verano puede ser inofensiva, pero es crucial seguir unas pautas para evitar complicaciones.

¿Cuántas veces decimos que el zapato o la correa del reloj aprieta más en verano y los anillos no hay quien se los saque del dedo? Detrás de esta realidad se encuentra una normal retención de líquidos asociada a los meses de calor, que provoca vasodilatación y el trasvase de más líquido procedente del interior de los vasos sanguíneos al espacio intersticial. Eso sí, hay que aprender a distinguir este problema “menor” de otros más graves asociados a un problema de circulación, del corazón, del hígado o los riñones, que también se agravan con el calor.

Que durante el verano nos “hinchemos” con el calor, como si de objetos se tratara, no es ninguna novedad ni tiene por qué preocuparnos. El problema viene cuando detrás de esa retención “normal” de líquidos subyace un problema más grave de circulación, una alteración del sistema linfático o sencillamente que el corazón, los riñones o el hígado no están funcionando bien. Las señales de alarma que nos deben hacer permanecer en alerta son el aumento de peso inexplicable, una hinchazón de piernas y tobillos que implica menor flexibilidad en las articulaciones, la presencia de piel brillante, tensa o apretada, un aumento considerable del perímetro adbominal, y/o la presencia de fóvea (hundimiento de la piel al presionar con un dedo que permanece durante algunos minutos o segundos después de quitarlo). La retención de líquidos más habitual es el edema secundario a la insuficiencia venosa crónica, una afección en la cual las venas tienen problemas para retornar la sangre al corazón debido a que las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan. En el agravamiento de esta enfermedad influyen factores como la dieta, el calor, la bipedestación prolongada (mucho tiempo de pie), la ausencia de ejercicio físico o el descanso nocturno insuficiente. 

Si el paciente tiene una alteración de las válvulas de las venas, esta salida de líquido de los vasos sanguíneos será mayor con el calor.

Si la orina se reduce, ¡cuidado!

En el caso de pacientes con insuficiencia cardíaca, esta retención de líquidos puede llegar a ser muy grave, sobre todo cuando se hinchan los tobillos y se reduce la producción de orina. Este síntoma es la punta del iceberg y aparece cuando ya todo el cuerpo está reteniendo líquido y ya ha acumulado de 3 a 5 litros, y es necesario poner un tratamiento con diuréticos. 

En estos pacientes es fundamental poner las piernas en alto y evitar permanecer mucho tiempo de pie o sentados, así como evitar el sedentarismo y el sobrepeso. También hay que tener en cuenta que combatir estos edemas posturales a base de diuréticos puede terminar dañando al riñón, y de hecho, los pacientes con insuficiencia cardiaca controlada, no toman diuréticos de forma crónica.

Si la retención es grave… sal cero

  • En el caso de pacientes con insuficiencia venosa crónica o insuficiencia cardíaca, es muy importante eliminar el sodio de la dieta: cuanta más sal tomemos, más capacidad de retener líquido y de subir la tensión, existe, lo que puede provocar insuficiencia cardíaca y enfermedad renal. No se trata de eliminarla totalmente, sino de tomarla con moderación, no más de 5 gramos de sal al día. 
  • Y no sólo hay que en cuenta la sal de mesa, sino también la gran cantidad de aditivos o potenciadores del sabor ricos en sodio que existen en el mercado, como el glutamato monosódico, el benzoato sódico, el propionato de sodio, el citrato de sodio, etcétera. También hay que prestar atención a algunos medicamentos, antiácidos y productos con bicarbonato de sodio.
  • En cuanto a los alimentos, hay que evitar la presencia de sal en los lácteos y optar por los quesos blancos y quesos sin sal. El consumo de quesos curados y semicurados está desaconsejado, ya que su contenido de sodio es muy alto. Las conservas, aceitunas, cereales ricos en sal como panes galletitas y aperitivos salados, frutos secos salados, los ahumados, los embutidos, los patés, las salsas, los caldos concentrados y los alimentos preparados e industriales también están prohibidos por su alto contenido de sal y de conservantes.
  • Algunas aguas minerales también tienen un contenido muy alto de sodio, por lo que se debe verificar la etiqueta y elegir aquellas que contengan menos de 50 mg/litro.
  • El resto de alimentos, como las carnes magras y frescas (ternera, cerdo, pollo, pavo y conejo), los pescados, tanto frescos como congelados, y las frutas y verduras, pueden tomarse indiscriminadamente, eso sí, sin añadir sal. 
  • Por último, el uso de remedios naturales, como la cola de caballo, nunca debe hacerse sin consultar previamente al médico, ya que puede encubrir durante una temporada el desarrollo de insuficiencia cardíaca.

Consejos frente a una normal “retención veraniega”

  1. Limita el consumo de sal de mesa y de procesados.
  2. Cocina en papillote y otros métodos de cocción saludables como el vapor o el horno.
  3. Incrementa el consumo de pepinos, piña, sandía y espárragos
  4. Pregunta a tu farmacéutico por suplementos a base de alcachofa, diente de león, cactinea o cola de caballo, utilizados tradicionalmente para combatir la retención de líquidos, por sus propiedades diuréticas y desintoxicantes. 
  5. Mantén una hidratación adecuada: beber suficiente agua puede ayudar a eliminar el exceso de líquidos retenidos en el cuerpo.
  6. Mantente activo para estimular la circulación. 
  7. Eleva tus piernas por encima del nivel del corazón durante 20-30 minutos al día puede facilitar el drenaje del exceso de líquido.
  8. Usa medias o calcetines de compresión para reducir la hinchazón y mejorar la circulación.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...