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Cáncer de mama: niebla mental tras la quimio

por Redacción Consejos
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La atención, la concentración y la memoria pueden verse afectadas de forma transitoria durante los tratamientos oncológicos como la quimioterapia, lo que se conoce como fenómeno “chemobrain” y que en cáncer de mama postmenopáusico se puede agudizar al asociarse a este síntoma habitual en la menopausia. 

Dificultad para encontrar las palabras, problemas para seguir de manera fluida una conversación, dificultad para concentrarse, imposibilidad para poder llevar a cabo diferentes tareas al mismo tiempo, fatiga o confusión y aturdimiento… todo ello puede ser indicativo de lo que se conoce como el fenómeno “chemo-brain” o niebla mental, un efecto secundario muy habitual en los tratamientos de quimioterapia por el efecto neurotóxico que producen, afectando al sistema nervioso y al cerebro. Se trata de un efecto secundario leve al que a menudo se suman otros factores como el envejecimiento, la menopausia o las alteraciones del sueño, y en cuyo caso terminan por mermar aún más la calidad de vida de los afectados.

El proceso, según expertos

Aunque suele aparecer con mayor frecuencia en los tumores hematológicos, colon o pulmón, es en el tumor de mama donde mejor se conoce el efecto de la toxicidad de la quimioterapia en el cerebro. Este efecto secundario también puede aparecer en tratamientos de hormonoterapia y en determinadas terapias biológicas empleadas frente al cáncer de mama. 

Según explica la doctora Claudia Panciroli, coordinadora de Ensayos Clínicos en la Unidad Neuro-Oncología Instituto Catalán de Oncología (ICO) de Badalona, en un artículo publicado en la revista Geisalus de la GEICAM, “la causa fisiológica de este trastorno parece ser la excesiva producción de citoquinas (pequeñas proteínas que son cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema

inmunitario y las células sanguíneas) emitidas por los agentes citotóxicos de la quimioterapia que rompen la barrera hematoencefálica, causan neuroinflamación, producen cambios en la mielinización y dañan la neurogénesis hipocampal (neuronas

generadas en una zona del cerebro llamada hipocampo y que son las que están relacionadas con la adquisición de nuevos recuerdos)… También hay una explicación psicológica, según la cual diferentes factores como el estado de ánimo (depresión, ansiedad, estrés, etc.) y otras variables (dolor, cansancio, calidad del sueño, estilo/calidad de vida, etc.) pueden causar estos problemas”, explica la experta.

¿Se puede recuperar?

El deterioro de la memoria, de la capacidad de atención y concentración, aprendizaje, razonamiento, función ejecutiva y habilidades visoespaciales conocido como “chemo-brain” puede revertirse siguiendo las recomendaciones de rehabilitación y tratamiento y acudiendo a talleres de estimulación cognitiva como los que llevan a cabo desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), donde se ayuda a los pacientes a entender los cambios cognitivos que se pueden producir durante el tratamiento y también se les proporciona herramientas para mejorar estas alteraciones a través de actividades prácticas de la mano de especialistas en psicooncología. Lo más recomendable es llevar a cabo esta rehabilitación cognitiva de forma precoz para prevenir el deterioro, o bien una vez detectado el problema. 

Activa tu mente 

La rehabilitación cognitiva se basa en tareas que se hacen a través de un ordenador o lápiz y papel para mejorar las diferentes funciones cognitivas, y también en actividades que podemos incorporar a nuestra vida cotidiana, adaptadas al grado de severidad del trastorno de memoria, como:

  • Planificar diariamente la actividad con recordatorios y listas. Apuntar las cosas pendientes en una agenda y colocar recordatorios tipo post-it en lugares bien visibles. Todas estas estrategias compensatorias ayudan.
  • Establecer y seguir rutinas en el día a día
  • Hacer una lista de nombres, números de teléfono importantes y guardarla en un lugar que sea fácil de encontrar.
  • Hacer crucigramas, sopas de letras, laberintos y sudokus para ejercitar el cerebro. Leer, hacer pasatiempos que obliguen a pensar o jugar a las cartas son las actividades más recomendadas para mantener la mente activa.
  • Descansar y dormir al menos 7/8 horas diarias, procurando también hacer una siesta de unos 15-20 minutos.  
  • Llevar a cabo algún tipo de actividad física regular ayuda a reducir el estrés y aumenta la alerta mental.
  • Cuida la alimentación con una dieta rica en frutas y verduras.
  • Evitar las distracciones y tratar de no realizar diferentes tareas al mismo tiempo.
  • Pedir a las personas que repitan la información tantas veces como sea necesario y solicitar ayuda si se necesita.
  • Controlar el estrés y reducir el nivel de autoexigencia. La meditación puede ser también una buena herramienta para recuperar la capacidad de concentración, a través de técnicas de relajación como yoga, mindfulness, tai- chi o pilates.
  • Apoyarse en un psicoterapeuta que ayude a entender los cambios que se puedan experimentar. 

Los problemas de memoria y concentración generalmente mejoran con el tiempo después de finalizar el tratamiento, aunque en algunas ocasiones, pueden permanecer a largo plazo y extenderse durante años.

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