El pánico es un aumento súbito e inesperado de la ansiedad, con una sensación de miedo y pérdida de control repentina y abrumadora, que se suele producir en menos de diez minutos.
Experimentar un cierto grado de ansiedad no tiene que ser algo malo. De hecho, según explican desde la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud mental (SEPSM), la ansiedad es una reacción normal de temor que se produce cuando nos enfrentamos a situaciones amenazantes o difíciles. Algo así como un estado de alerta necesario para hacer frente a los problemas. El problema viene cuando la respuesta es exagerada e interfiere en nuestra vida, impidiendo su desarrollo normal y exponiéndonos a otros trastornos mentales como la depresión. Es lo que se conoce como ansiedad patológica y que se puede manifestar en distintos grados, siendo el ataque de pánico su máxima expresión.
Otras formas de manifestación de la ansiedad son las fobias, un miedo excesivo y persistente a un objeto concreto, situación o actividad específica que no es dañina. Entre ellas destacan la agorafobia: miedo a ir donde hay mucha gente, lo que puede derivar en no querer salir de casa; o la fobia social o trastorno de ansiedad social, que es el miedo a estar con otras personas, impidiendo la interactuación.
Cómo saber si tengo ansiedad
*Por la SEPSM
- A nivel mental, la ansiedad produce una preocupación constante, cansancio, irritabilidad, dificultad atencional, bajo estado de ánimo e insomnio.
- A nivel físico produce palpitaciones, sudoración, temblores, respiración acelerada, palidez, boca seca, tensión muscular, hormigueos en manos y pies, mareos, indigestión y/o diarrea.
- Cuando la ansiedad se mantiene en el tiempo puede aparecer depresión, pérdida del apetito y una visión desesperanzadora del futuro.
¡Entrar en pánico!
“Hablamos de crisis de pánico cuando los sentimientos de ansiedad extrema aparecen de repente y alcanzan su pico máximo en 10 minutos o menos”, explican desde la SEPSM. Otros síntomas asociados son sentirse aterrorizado, perder el control o incluso pensar que uno se va a morir, debido a la intensa falta de aire y sensación de ahogamiento que le acompañan. También pueden aparecer palpitaciones, taquicardia, sudoración, temblores, dolor en el pecho, náuseas, sensación de inestabilidad y desequilibrio, desrealización (cuando la realidad externa parece extraña e irreal), despersonalización o sensación de estar separado de nuestro propio cuerpo, miedo a perder el control o enloquecer, parestesias (por ejemplo, sensación de entumecimiento u hormigueo), escalofríos, sofocos, acúfenos o distorsiones visuales como escotomas (manchas negras, coloreadas o brillantes que aparecen en el campo visual). Los síntomas de un ataque de pánico pueden presentarse sin un motivo aparente, de repente, o estar relacionados con lugares o situaciones específicas.
Aunque estos síntomas son similares a los del trastorno de ansiedad generalizada, en este caso son mucho más intensos y breves.
Atajar la causa
Los genes pueden estar detrás de la predisposición a sufrir ansiedad y ataques de pánico. De hecho, algunas personas nacen siendo más ansiosas que otras. También es frecuente que las personas aprensivas e hipocondríacas, cuando sufren sintomatología ansiosa, tiendan a pensar que en realidad tienen una enfermedad física grave, lo cual las lleva a preocuparse aún más y agravar sus síntomas, retroalimentándose. Otras causas que pueden desencadenar ansiedad: alguna mala experiencia en el pasado, grandes cambios acaecidos en el presente, experiencias traumáticas, como un accidente, un incendio, etc., lo que se conoce como Trastorno de Estrés Postraumático, el consumo de drogas (anfetaminas, LSD, éxtasis) y trastornos mentales como la depresión o alguna patología orgánica como el hipertiroidismo. En algunas personas la cafeína y el tabaco también pueden desencadenarla.
Relájate en 4 pasos
- Mantén la calma: una actitud calmada y relajada transmite el mensaje implícito de que todo va bien y que el ataque de pánico se puede gestionar.
- Ralentiza tu respiración: una respiración superficial y entrecortada empeora los síntomas.
- Aléjate de personas que se note que están angustiadas: puede ocurrir que el ataque de pánico empeore si hay personas asustadas o aprensivas alrededor.
- Redirige tu atención: intenta desviar la atención lejos de las sensaciones físicas que provocan el pánico.
¡Déjate ayudar por tu farmacéutico!
Si experimentas episodios de ansiedad frecuente o incluso ataques de pánico, lo mejor que puedes hacer es hablarlo con tus familiares o con alguna persona de confianza o con alguien que esté pasando por lo mismo. En tu farmacia podrás obtener recomendaciones profesionales y orientación sobre posibles técnicas de relajación y grupos de autoayuda presentes en tu localidad. La salud mental es también objeto de campañas farmacéuticas destinadas a su formación en la detección de síntomas de patología mental, el fomento de la derivación al especialista y la educación sanitaria y el autocuidado.
En cuanto a la medicación para tratar la ansiedad, según explican desde la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, debe ser siempre prescrita por el psiquiatra en determinados casos y suele incluir tranquilizantes como las benzodiazepinas, que pueden ser adictivas si se toman a dosis mayores de las prescritas o durante más tiempo del recomendado; antidepresivos, que funcionan bien para la ansiedad, aunque los efectos pueden tardar de dos a cuatro semanas en hacer efecto y pueden provocar efectos secundarios iniciales como náuseas, somnolencia, mareo, sequedad de boca y/o estreñimiento; y betabloqueantes, que aunque normalmente se usan para tratar la hipertensión, pueden también utilizarse en dosis bajas para controlar el temblor de la ansiedad física.