Un adecuado control glucémico no solo es fundamental para reducir el riesgo cardiovascular y evitar hipo e hiperglucemias en las personas con diabetes tipo 1 y 2, además de otras muchas complicaciones. También lo es para evitar secuelas tan incapacitantes como la polineuropatía diabética dolorosa, una de las complicaciones más frecuentes y desconocidas de la diabetes, y que sin embargo afecta a 1 de cada 3 personas con la patología.
La neuropatía diabética es una complicación de la diabetes que afecta al sistema nervioso periférico, como consecuencia de un mal funcionamiento de los nervios. Cuando esto causa dolor y deterioro en la calidad de vida, se conoce como polineuropatía diabética dolorosa y sus síntomas son: dolor ante cualquier estímulo, ya sea doloroso o no doloroso, sensación de descarga eléctrica, sensación de ardor o quemazón, sensación punzante, sensación fría y hormigueos o entumecimientos en las extremidades superiores o inferiores.
Según explican desde la Federación Española de Diabetes, el dolor surge como consecuencia del funcionamiento anómalo de las neuronas y las terminaciones nerviosas, que confunden diversos estímulos (como la temperatura o el tacto), como estímulos dolorosos. Estos síntomas suelen empeorar por la noche, reduciendo la calidad y cantidad de sueño.
Pies, manos y piernas: las localizaciones más afectadas
La polineuropatía diabética dolorosa es una de las complicaciones más frecuentes y desconocidas de la diabetes (afecta a 1 de cada 3 personas con la patología) circunscribiéndose a zonas muy concretas, principalmente a las manos y los pies. El problema es que, a pesar de ser una complicación tan frecuente, el 64% de las personas con diabetes desconoce su existencia. Esta afección nerviosa impacta directamente en la calidad de vida de las personas que la padecen, dificultándoles llevar a cabo tareas cotidianas y laborales y lo que es peor, incrementando el riesgo de desarrollar pie diabético y posibles amputaciones. Suele aparecer tras años de evolución de la enfermedad, por lo general asociado a mal control glucémico y a otras complicaciones, como la retinopatía y la enfermedad renal diabética, siendo la hiperglucemia su principal responsable.
Recomendaciones
- Controla tu nivel de glucemia, que en ayunas debe ser <125 mg/dl y después de una comida <145 mg/dl. Recuerda que dos factores que juegan un papel fundamental en el desarrollo de la polineuropatía diabética dolorosa son: la hiperglucemia crónica o, mejor dicho, los niveles elevados de hemoglobina glicosilada, y la duración de la diabetes. Además, es conveniente hacerse controles de orina para evitar la nefropatía diabética y la insuficiencia renal, otras de las posibles complicaciones de la diabetes. Un análisis periódico de la función renal ayudará a detectar a tiempo cualquier problema en los riñones.
- Controla tu perfil lipídico, como la hipertrigliceridemia y los niveles bajos de lipoproteínas de alta densidad (hdl).
- Vigila la hipertensión arterial y factores como el estrés y la ansiedad.
- Vigila tu índice de masa corporal y factores predisponentes como la obesidad y el sedentarismo.
- Mantén hábitos de vida saludable y sigue una alimentación adecuada, todo lo cual reduce el riesgo de padecer polineuropatía diabética dolorosa. La ingesta de grasas y alcohol pueden tener consecuencias sobre la salud cardiovascular y hepática, lo que dificultará el control de la glucosa en sangre y facilitará que aparezcan también otras complicaciones de la diabetes, como daños renales.
- Mantente activo: evitar el sedentarismo no solo contribuye a controlar la hiperglucemia y reducir la resistencia del organismo a la insulina, también favorece la circulación sanguínea, por lo que mantener el cuerpo activo puede ayudar a evitar problemas, como el pie diabético.
- Los hábitos perjudiciales, como el tabaquismo, incrementan el riesgo de daño en el sistema nervioso.
- Autoexplora tus pies a menudo. El daño a los nervios puede provocar la pérdida de la sensibilidad en las extremidades, debida tanto a la afectación de la circulación sanguínea periférica como a daños en los nervios, lo que puede llevar a no notar cortes o ampollas en los pies, cuya mala curación puede generar úlceras con riesgo de necrosis y necesidad de amputación.
- Estate atento a signos de déficit del sistema como la disminución de la sensibilidad táctil, la fuerza muscular o los reflejos en los tendones.
- Consulta al profesional sanitario. Lo ideal es trabajar en la prevención de esta patología, pero si ya se ha desarrollado la polineuropatía diabética dolorosa se debe intensificar el grado de control de todos los factores implicados, adecuando el grado de control glucémico El tratamiento de esta patología es sintomático con antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, como es la duloxetina, y los ligandos de los canales del calcio alfa-2-delta, como son la gabapentina y la pregabalina. Existen más, pero no son ni primera ni segunda línea. Por lo general, fármacos como el metamizol, paracetamol y opiáceos como el tramadol, no son muy útiles, sobre todo usados de manera aislada.
La neuropatía diabética dolorosa suele aparecer tras años de evolución de la enfermedad, por lo general asociado a mal control glucémico y a otras complicaciones, como la retinopatía y la enfermedad renal diabética, siendo la hiperglucemia su principal responsable.

