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Los problemas visuales derivados de la diabetes, como es el caso de la retinopatía diabética o el edema macular diabético, se encuentran entre las principales causas de ceguera en los países desarrollados. Este hecho hace que el riesgo de padecer ceguera sea 10 veces mayor en una persona diabética, por lo que desde la comunidad médica se advierte de la importancia de realizar chequeos que permitan detectar esta dolencia y reducir así el elevado nivel de infradiagnóstico; así como revisiones oftalmológicas periódicas que eviten el desarrollo de las enfermedades visuales asociadas.
El progresivo envejecimiento de la población es la causa principal del incremento previsto en la prevalencia de la diabetes. Teniendo en cuenta que el porcentaje de población por encima de los 65 años crecerá de manera exponencial, desde la Federación Internacional de Diabetes, se estima que la dolencia afecte a más de un 20% de la población europea en apenas 15 años. Esta cifra será sensiblemente superior en España, donde el reducido índice de natalidad hará que la población envejezca a un ritmo mayor que en el resto del continente.
Del mismo modo que existe un considerable infradiagnóstico en los casos de diabetes, también existe una escasa conciencia entre los pacientes diagnosticados sobre la importancia de someterse a revisiones oftalmológicas frecuentes para prevenir el desarrollo de enfermedades oculares graves como la retinopatía o el edema macular.
La RETINOPTÍA DIABÉTICA (RD) consiste en el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina, provocando fugas de fluido o sangre. Si la enfermedad avanza se forman nuevos vasos sanguíneos y prolifera el tejido ibroso en la retina, lo que tiene como consecuencia que la visión se deteriore, pues la imagen enviada al cerebro se hace borrosa. Esta dolencia afecta a más de un 30% de los diabéticos, lo que supone un 3% del total de la población en España, y es la causante de un 85% de los casos de ceguera en diabéticos
de tipo I. A pesar de la elevada exposición de los diabéticos a padecer RD, sólo un 20% de
ellos se somete a revisiones anuales de retina para poder detectar enfermedades de este tipo. Un adecuado control glucémico reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad en un 76% y retarda su progresión en un 54%, según datos del Diabetes Control and Complication Trial.
El EDEMA MACULAR DIABÉTICO consiste en la acumulación de líquido a nivel tisular, lo que provoca el engrosamiento de la retina y tiene una prevalencia mayor en pacientes diabéticos de tipo II, colectivo en el que afecta a un 7,9% de los diabéticos. Sus síntomas característicos consisten en pérdida de la visión central que a veces se manifiesta como una percepción distorsionada de las caras u otros objetos.
Un riguroso control glucémico y revisiones oftalmológicas periódicas también son esenciales en este caso, para evitar el desarrollo de la enfermedad y frenar su avance.