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España registra más de 4.000 casos de tuberculosis al año, lo que evidencia que aún queda mucho por hacer
Con 4.191 casos registrados en 2015, España figura entre los países europeos que más casos de tuberculosis notifican de esta Enfermedad de Declaración Obligatoria (EDO), sólo por detrás de Rumanía, Polonia, Reino Unido, Alemania y Francia (4.788), según los últimos datos disponibles del European Centre for Disease. No obstante, según comenta el doctor Francisco Javier García Pérez, neumólogo y coordinador del Área de Tuberculosis y Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), “también hay que tener en cuenta que es posible que algunos países no estén notificando todos los casos”.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el Mycobacterium tuberculosis, un bacilo descubierto por el Dr. Kock en 1882, que destruye el tejido pulmonar. Esta enfermedad se transmite de persona a persona, a través del aire, cuando el enfermo transmisor del bacilo (bacilífero), tose, estornuda o escupe.
Identificar a los pacientes con más capacidad de contagio y a sus contactos, es fundamental para cortar su transmisión. Una vez se detecta a los enfermos, disponemos de un tratamiento eficaz para curarla. Pero el diagnóstico precoz es clave, porque, sin éste y sin el tratamiento correcto, la tuberculosis puede generar complicaciones importantes y una mortalidad significativa”, destaca el doctor García Pérez.
Tuberculosis latente versus tuberculosis activa
- Se estima que una cuarta parte de la población mundial tiene infección tuberculosa latente. Son personas infectadas por el bacilo, que aún no han enfermado (y puede que no lo hagan nunca) ni pueden transmitir la infección. Estas personas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida, aunque “este riesgo es mayor en las personas con un sistema inmunitario dañado, en pacientes que sufren VIH, desnutrición, diabetes o fumadores”, comenta el doctor García Pérez.
- Una vez que la persona enferma, lo que se conoce como tuberculosis activa, sus síntomas son tos, expectoración (a veces con sangre en el esputo), dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos, que pueden ser leves durante meses, lo que puede retrasar la consulta al especialista. Estas personas pueden infectar a entre 10 y 15 personas más a lo largo de un año. El tratamiento de estos casos consiste en la combinación de varios fármacos que deben tomarse durante seis meses.
- Cuando el tratamiento se abandona antes de tiempo, no se supervisa o no se sigue correctamente, la tuberculosis puede convertirse en tuberculosis resistente. También puede aparecer por el hecho de que determinadas cepas del bacilo se hayan hecho resistentes a los tratamientos. Pero «cuando esto ocurre, la tuberculosis se puede tratar, aunque de forma más compleja, con fármacos de segunda línea y con una duración mayor», afirma el experto.