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Un resfriado mal curado puede desembocar en complicaciones del tipo sinusitis, otitis o anginas. Por ello, si te duele la garganta y tienes dificultades al deglutir, lo mejor es acudir cuanto antes al médico. Una angina puede traer consigo fiebre alta, dolores de cabeza, escalofríos, agujetas y ganglios dolorosos al nivel del cuello, lo que indicaría la presencia de una angina de tipo vírico o de tipo bacteriano, según cada caso. Cuando la mucosa de la faringe se enrojece, las amígdalas aumentan de volumen y sientes dolor, puede hablarse de una angina roja, que afecta sobre todo a niños menores de 10 años. Si las amígdalas se recubren de una capa blanquecina de pus, puede hablarse de una angina blanca. En los dos casos, lo mejor es que vayas al médico cuanto antes, y mientras tanto, tomes un antipirético para bajar la fiebre, y pastillas antisépticas encargadas de desinfectar la boca y la faringe. Un colutorio antiséptico también alivia y combate la infección que se ha generado. Recuerda que una angina de tipo vírico no precisa de antibióticos, al contrario que una angina de tipo bacteriano, cuyas complicaciones se prevén más graves: ya sea a nivel local (supuración), o a nivel general (complicaciones articulares, renales o incluso cardíacas).