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La EP fue descrita por James Parkinson en 1817, tras la observación de los síntomas de una vecina, y la llamó «la parálisis agitante» por la rigidez y el temblor que producía. Es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a casi el 1% de la población por encima de 50 años. El riesgo de sufrirla a lo largo de la vida es del 2% en hombres y del 1,3% en mujeres.
“La causa de la muerte tan temprana de este grupo de neuronas es, hasta ahora, desconocida. Se han implicado factores ambientales como algún tóxico todavía por determinar. Se han visto casos familiares, sobre todo cuando comienza a edades tempranas, entre los 30 y 40 años. Se han encontrado hasta 13 genes implicados”, afirma el especialista.
Los síntomas se producen por una muerte precoz de un grupo de neuronas que se localizan en una zona del tronco cerebral (la sustancia negra del mesencéfalo). La pérdida de estas neuronas produce una disminución de una sustancia, la dopamina, en el cerebro, que hace que funcione mal el control del movimiento, de la postura y de la marcha.
Así, los pacientes sufren temblor en manos y pies (que aparece sobre todo cuando mantienen la mano en reposo), rigidez en los músculos que les provocará molestias y dolores y tendrán dificultad para caminar (lo harán a pequeños pasos, arrastrando los pies, con dificultad también para levantarse de una silla) y con alteraciones del equilibrio (que producirá frecuentes caídas y dificultad para girar cuando está caminando). También es característica la disminución de la mímica facial con menor frecuencia del parpadeo. En la progresión de la enfermedad se adquirirá una postura en flexión del tronco y de las extremidades que se llama camptocormia.
“Los síntomas suelen comenzar, incluso años antes de que el paciente acuda al médico. En ocasiones se inician con sensación de rigidez en un brazo o con mayor dificultad para levantarse de un sillón bajo”, relata el Dr. Yusta.
El tratamiento es individualizado; cada paciente debe de ser evaluado y tratado de manera personalizada.
Herramientas para proporcionar calidad de vida
“En la actualidad hay múltiples herramientas, que si no curan la enfermedad, sí que proporcionan una buena calidad de vida a los enfermos y durante muchos años”, describe el neurólogo de USP San Camilo, quien enumera los siguientes consejos a seguir en los pacientes con enfermedad de Parkinson:
1.- El diagnóstico y el tratamiento es individualizado; es fundamental el confiar en su neurólogo.
2.- Realizar el tratamiento como se lo ha prescrito su neurólogo de confianza.
3.- Llevar una vida saludable. El mejor ejercicio es caminar de una a dos horas diarias.
4.- En general, tomar los fármacos 15 minutos antes de las comidas para que se absorban mejor.
5.- Ingerir los platos de carne por la noche para evitar la interferencia con la absorción de algunos fármacos utilizados para el tratamiento de esta enfermedad.
6.- Mantener la mente activa.
7.- Leer en alto y vocalizando para mejorar la articulación en la voz.
El doctor Yusta Izquierdo concluye: “Hay y ha habido personajes famosos que han convivido con al enfermedad y han desarrollado una actividad plena, como el Papa Juan Pablo II, el actor Michael J. Fox, etc.”.