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Los brotes y las epidemias que pueden tener lugar en algunos núcleos de población, plantean el hipotético problema del abastecimiento farmacéutico. Aunque no se trate de un almacén al por mayor, la farmacia cuenta con una red de proveedores, distribuidores y contactos suficiente para satisfacer una fuerte e improvisada demanda
Uno de los compromisos adquiridos por el farmacéutico es el de ofrecer el medicamento requerido en la mayor brevedad posible. Sin embargo y teniendo en cuenta las dimensiones y el carácter de pequeño establecimiento que le es propio, la farmacia no puede contar con innumerables existencias de un medicamento. Ello no quiere decir que no esté organizada ante cualquier evento como puede serlo actualmente el temor al ántrax que se vive en el mundo entero y la necesidad de antibióticos para combatirlos. Precisamente por ser un establecimiento de confianza y llevado por profesionales, la farmacia aúna todos los esfuerzos que están a su alcance y, en caso de que sea necesario, pone en pie a toda la red de laboratorios, proveedores, distribuidores farmacéuticos y farmacias colindantes e incluso hospitales para dar al cliente el medicamento que necesita o su genérico.
No hay que alarmarse
Lo último es perder la calma. Incluso si es día de fiesta y los repartidores no trabajan, el farmacéutico ha demostrado ser capaz de responder a una demanda urgente sin que haya podido nunca hablarse de atentado contra la salud pública.
Si tu farmacéutico no cuenta en el momento con el medicamento en cuestión, no se lo recrimines. No es ni falta de organización ni incapacidad para resolver un posible imprevisto. Incluso la farmacia más preparada, por mucho que quisiera, no podría albergar en su interior todos los medicamentos existentes, ya sea por cuestiones de espacio, ya sea por cuestiones de caducidad. Los días laborables, todas las farmacias, incluso las ubicadas en zonas rurales, pueden ser provistas varias veces al día en caso de necesidad, ya que cuentan con un magnífico sistema de proveedores y distribuidores farmacéuticos a escala nacional. Basta con hacer un pedido y en solo unas horas el medicamento en cuestión estará ahí. Los días de fiesta el farmacéutico que está de guardia puede establecer contacto siempre con otras farmacias que sí cuenten con el medicamento en cuestión. En cualquier caso, siempre existe la posibilidad de un genérico.
Cuando es imperativo tomar el medicamento y no ha podido ser obtenido por los cauces normales, el farmacéutico puede acordar con el médico o con algún hospital próximo, una sustitución por otra molécula cuyo principio activo o modo de acción sea equivalente. Si se diera el caso de que un medicamento de acción similar no exista en el mercado, lo cual es extremadamente raro, y que el paciente deba tomarlo con carácter urgente, el farmacéutico (o las autoridades competentes en caso de epidemia) le desviarán automáticamente a un hospital donde resolver esta eventualidad.
No esperes al último momento
Aunque es obligación del farmacéutico tratar siempre de encontrar una solución, es preferible ?fuera de los casos de epidemia u otros-, que no esperes al último minuto, es decir, trata de ir a la farmacia un par de horas antes de que cierren o la víspera de un día de fiesta o de un fin de semana. Si sabes de algún brote en tu barrio, por ejemplo, de un virus de gastroenteritis circulando por el ambiente, procura, sin entrar en alarmismos, anticiparte a él.
No olvides que aunque te encuentres con situaciones límites, el farmacéutico siempre estará ahí en su papel de consejero sanitario, orientándote sobre cómo hacer frente a una situación que seguramente, y aunque también para él pueda ser nueva, sabrá afrontar de forma enteramente profesional.