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Hoy en día, el ordenador se ha convertido en un instrumento de trabajo imprescindible a la hora de mirar con visión de progreso hacia el futuro. Con la realidad virtual, la barrera entre mundo real y mundo ficticio se difumina y el espectador se sume en la neblina de lo cierto y lo incierto. Como un gigante imparable la informática se hace dueña del mundo, dominando campos profesionales tan importantes como la medicina.
Junto a las alternativas terapéuticas que se están diseñando y el estudio médico, la principal beneficiaria de las posibilidades que ofrece la realidad virtual dentro de la medicina es la cirugía. De hecho, la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos permite a sus alumnos operar con pacientes virtuales gracias a la utilización de un casco, estereoscópico si las imágenes recibidas son tridimensionales o monoscópico si son planas, mediante el cual se permite la conexión con el mundo virtual en un tiempo real.
La característica de tiempo real la define la potencia del ordenador de forma que, mientras más capacidad tenga, mayor será la calidad de la imagen tridimensional que genera y más corto el tiempo que tarda en traducir en respuesta los movimientos del usuario. Éstas órdenes del usuario son transmitidas mediante un guante de datos que actuaría de la misma manera que el ratón del ordenador.
En España, la práctica de la realidad virtual en medicina está teniendo un auge considerable, ya que además de suponer un ahorro en los tiempos quirúrgicos y en el gasto presupuestario, permite una alta precisión a la hora de operar y un mejor conocimiento del cuerpo humano y sus posibles reacciones postoperatorias. En el campo de la teleconsulta, y sobre todo en el estudio, las posibilidades que brinda esta novedosa técnica son mayores si cabe, ya que, aunque no estén presentes las sensaciones de olor y tacto, permite a los alumnos y a los propios médicos conocer exhaustivamente el cuerpo humano y asistir a auténticas recreaciones de intervenciones que le dotan de una mayor y más alta preparación.