La conjuntivitis alérgica es una de las afecciones más molestas que trae cada año la primavera. Sello de la casa del mes de “abril”, entre los síntomas que provocan estas minúsculas partículas están el enrojecimiento ocular, escozor, picor, hipersensibilidad a la luz, hinchazón de párpados e incluso sensación de arenilla u objeto extraño en el ojo. La solución, proteger los ojos y mantenerlos constantemente hidratados con ayuda de suero fisiológico e incluso de lágrimas artificiales.
Para las personas alérgicas, amanecer con los ojos hinchados y enrojecidos forma parte de su rutina en primavera. Y es que el cambio de estación trae cada año una serie de características que le vienen “de fábrica”, sobre todo en la ciudad, donde la contaminación termina de hacer el trabajo sucio, agravando aún más los síntomas: enrojecimiento, picor, molestias, secreción ocular, rinitis, obstrucción nasal, picor, escozor de garganta y oídos y un largo etcétera acompañan las noches y los días del alérgico en una espiral que no acaba hasta que aparecen los rigores del verano.
Así lo afirma el doctor Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera, quien explica cómo “las partículas suspendidas en el aire pueden irritar la conjuntiva del ojo haciendo que los alérgenos del polen penetren con más facilidad e intensifiquen los síntomas característicos de la alergia ocular”. En ocasiones, al enrojecimiento de ojos y el lagrimeo se unen la fotofobia o sensibilidad extrema a la luz y una molesta sensación de tener arenilla en los ojos. Todo ello es fruto de la irritación de la conjuntiva, una membrana fina y transparente que cubre la superficie del ojo: cuando los pequeños vasos sanguíneos de la conjuntiva se hinchan e irritan, se hacen más visibles, de ahí que la parte blanca del ojo se enrojezca. Eso sí, este tipo de conjuntivitis no afecta la córnea por lo que en general no causa disminución de la visión.
Hidratar e hidratar
Uno de los principales efectos secundarios de la conjuntivitis alérgica es la sequedad de ojos y también de las fosas nasales. La solución pasa por lavar los ojos constantemente con suero fisiológico frío, evitando así la acumulación de secreciones, la irritación y el picor. Estos lavados oculares con suero se pueden combinar con el uso de lágrimas artificiales para hidratar los ojos. Además, se pueden aplicar compresas frías sobre los párpados para aliviar las molestias. El uso inadecuado de lentillas, así como la exposición al sol, al polvo y polen, propician un agravamiento del cuadro.
¡Imprescindible!
- Utilizar gafas de sol con protección UV: además de ejercer una función de barrera de polvo y pólenes, las gafas de sol permiten aliviar la molestia a la luz.
- Mantener cerradas las ventanas. Durante los desplazamientos en coche, es recomendable tener las ventanillas subidas. Asimismo, se aconseja mantener cerradas las ventanas de los edificios para evitar la entrada del polen en los espacios interiores. Si queremos ventilar, es preferible hacerlo durante las horas centrales del día, cuando la concentración de polen suele ser menor y nunca durante las primeras horas de la mañana.
- Instalar un purificador de aire para mantener el ambiente interior limpio.
- Lavar los ojos con suero fisiológico frío y en su defecto con agua limpia y fría para arrastrar los pólenes que hayan entrado en los ojos y que hayan quedado en su superficie.
- Evitar frotarse los ojos y mantener una buena higiene de manos es fundamental para evitar posibles infecciones.
- Evitar compartir toallas, almohadas o productos de maquillaje.
- Evitar el uso de lentes de contacto.
- Adaptar la actividad física en exteriores, teniendo en cuenta los días y horas de mayor polinización.
- “Si los síntomas de la conjuntivitis provocan mucho malestar es recomendable acudir al oftalmólogo para que establezca un tratamiento que ayude a mitigarlos y no automedicarse”, explica el experto. Y por supuesto acudir rápidamente al especialista si se experimenta una pérdida brusca de visión, gran inflamación o dolor ocular.
- En los casos más severos, el oftalmólogo puede prescribir un colirio antihistamínico ayude a reducir el picor y a mitigar la reacción alérgica.
No confundir con el síndrome del ojo seco
El clima más seco y cálido de los meses de primavera, junto con el uso prolongado de aire acondicionado en viviendas y vehículos, puede agravar los síntomas del llamado síndrome del ojo seco, que no hay que confundir con la conjuntivitis alérgica y se diferencia de ella en que el ojo no produce suficientes lágrimas de calidad o éstas se evaporan rápidamente. En el síndrome del ojo seco no existen partículas como el polen que provoquen sus síntomas, sino que la sensación de irritación, ardor, secreción y dificultad para abrir los ojos al despertar se debe a la ausencia de lágrimas. “En los casos más severos, puede existir dolor y visión borrosa”. En estos casos está indicado el uso de lágrimas artificiales, así como evitar la exposición directa al viento y al aire acondicionado, mantener una adecuada hidratación y el uso de humidificadores.
Se estima que en España hay 8 millones de personas con alergia al polen, de las cuales el 85% lo son a las gramíneas, seguidos por los alérgicos al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.

