Las intoxicaciones etílicas en menores durante los fines de semana han aumentado de manera alarmante en los últimos años, y lo que es peor, asociadas a prácticas muy peligrosas como el tampodka o el eyeballing. Ello ha llevado al Gobierno a plantear sanciones para los padres cuyos hijos menores de edad hayan sufrido más de un episodio de coma etílico. La polémica está servida.

Según un estudio de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas, el 48,6 % de los menores de 12 a 18 años atendidos por intoxicación en urgencias hospitalarias, habían consumido alcohol y/o drogas ilegales. El 67,1% de ellos acudió entre las 20:00 h del viernes y las 9:00 h del lunes. El 92,9% había consumido alcohol (un 10% de éstos consumieron además drogas ilegales) y el 7,1% restante consumió únicamente drogas ilegales. Este ambiente causa una gran preocupación porque escapa al control de los padres, máxime cuando se sabe que el consumo de alcohol en la adolescencia aumenta las posibilidades de desarrollar en la edad adulta un consumo abusivo o una dependencia de bebidas alcohólicas. Según fuentes del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), estamos ante consumidores cada vez más jóvenes, perfectamente integrados en la sociedad, que consumen con fines recreativos y socializantes y para quienes estos consumos son actos triviales cuyos riesgos desdeñan.

 ¿Eres de Los que no?

foto experto alcohol y drogas 1

En este contexto, el Delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín, ha presentado recientemente la última campañaLos que no, para la prevención del inicio temprano en el alcohol en menores puesta en marcha por la Asociación Dual, en colaboración con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y que tiene como protagonista a los actores Izan Corchero y Miguel Ángel Silvestre. Mediante un spot publicitario protagonizado por ambos actores se pretende sensibilizar sobre las graves consecuencias de jugar con el alcohol a esas edades. Esta campañase dirige no solo a adolescentes sino también a sus familias y a la sociedad en general. «La edad media de inicio en el alcohol es los 13,7 años, una edad en la que el cerebro, el hígado y el páncreas del adolescente no están formados y son muy vulnerables», ha explicado Babín. Además, ha advertido de que cuanto antes se empieza a beber, más riesgo existe de desarrollar dependencia en la edad adulta. Por tanto, «las consecuencias son incluso mayores en el consumo asociado al botellón o los atracones de alcohol», ha lamentado el delegado.

Sobre esto, Raúl Izquierdo, psicólogo y director técnico de Asociación Dual, ha alertado de que «una ingesta compulsiva pone en riesgo la propia integridad del adolescente y se puede llegar a una situación de coma etílico». Asimismo el abuso puede producir «daños orgánicos y psicológicos, fracaso escolar y conflictos familiares», ha añadido Izquierdo. Por ello, la estrategia es «intentar demorar en el tiempo el inicio en el consumo todo lo que se pueda», ha reconocido el psicólogo. En España, la media de edad de inicio en el consumo de alcohol está en los 13,7 años, una edad en la que órganos como el cerebro, el páncreas o el hígado son más vulnerables porque no están aún plenamente formados. Además, Izquierdo ha expresado la preocupación de los especialistas por la asociación que establecen los más jóvenes entre el alcohol y otros hábitos perniciosos, como el tabaco o las drogas ilegales.

De multas y “maltrato”

En este contexto, Francisco Babín ha anunciado que la futura la ley para prevenir el consumo de alcohol en menores podría incluir multas o sanciones a aquellos padres o tutores cuyos hijos ingresen repetidamente en Urgencias por haber sufrido un coma etílico causado por el consumo de alcohol. Así lo ha anunciado en el acto de presentación de la campaña. Babín ha recordado que «no hay Urgencia de cualquier hospital de España que a lo largo del fin de semana no trate varias intoxicaciones etílicas en menores», destacando que se dan casos incluso en niños de 11 o 12 años. Aunque esto «puede ocurrir ocasionalmente», cuando se produce «una dinámica habitual» está «poniendo en evidencia» que «hay una dejación de la tutela efectiva por parte de los padres o tutores». «Y no digamos nada si esa intoxicación etílica se produce de forma reiterativa en el propio domicilio, y no en el contexto de una fiesta, lo que cabe incluso calificarlo hasta de maltrato, por lo que significa permitir una intoxicación permanente de un menor sin la intervención de los padres», ha añadido. Por ello, el delegado del Plan Nacional sobre Drogas considera apropiado que los padres de estos menores puedan ser sancionados, lo que a su juicio sería efectivo por «el reproche social que lleva aparejada esa sanción». No obstante, Babín ha reconocido que el tema «no está cerrado» y «todavía dará muchas vueltas hasta que el texto vea la luz». De hecho, ha apuntado que algunas sanciones podrían «aminorarse» con la participación en alguna práctica o estrategia formativa. Por otro lado, ha apuntado Babín, la futura norma también tratará de unificar la legislación actual dirigida a prohibir la venta de alcohol entre los menores y evitar su consumo en la calle en los llamados botellones, un aspecto en el que actualmente existe mucha «dispersión legal» entre comunidades, a quienes seguirán correspondiendo las tareas de inspección y control.
También estudian medidas para limitar la publicidad del alcohol en Internet y las redes sociales, si bien reconoce que se trata de un aspecto «complejo» de controlar. De hecho, el psicólogo Raúl Izquierdo ha reconocido que actualmente existe «mucha permisividad» para que una marca de alcohol «pueda incluso patrocinar actividades deportivas».

Un regalo envenenado

Según explican fuentes del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, el alcohol es una droga depresora del Sistema Nervioso Central que inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo inicialmente euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante. Las investigaciones desarrolladas en los últimos treinta años, han demostrado que el consumo excesivo de alcohol puede provocar graves trastornos físicos, psicológicos y del comportamiento. Además, el riesgo de padecer estos trastornos a lo largo de la vida es mayor cuando este consumo se inicia en la adolescencia.

El alcohol ingerido en una bebida es absorbido en el aparato digestivo, desde donde pasa a la circulación sanguínea en la que puede permanecer hasta 18 horas. Es eliminado finalmente a través del hígado. La presencia continuada de alcohol en el organismo y su consumo repetido es responsable de la mayoría de las lesiones que esta sustancia produce en nuestro cuerpo, como la cirrosis hepática o las encefalopatíasen las que el funcionamiento de hígado y cerebro se ve gravemente alterado. Pocos minutos después de haber bebido, pueden aparecer una serie de efectos, cuya manifestación varía según la cantidad ingerida y las características de cada persona. Por orden de aparición en el tiempo y en relación con la concentración de alcohol en el organismo, estos efectos serían los siguientes: desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultad para hablar, dificultad para asociar ideas, descoordinación motora y finalmente, intoxicación aguda (cuyos efectos pueden variar en función del peso, la edad y estado de salud). En los casos en que la concentración sanguínea de alcohol alcance o supere los 3 gramos de alcohol por litro pueden aparecer apatía y somnolencia, coma o incluso muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor.

El consumo excesivo de alcohol puede provocar importantes problemas de salud a largo plazo, como hipertensión arterial, alteraciones del sueño, gastritis, agresividad, úlcera gastroduodenal, depresión, cirrosis hepática, disfunciones sexuales, cardiopatías, deterioro cognitivo, encefalopatías, demencia, cáncer o psicosis. Igualmente puede desencadenar verdaderos como conflictos familiares y sociales.

 Menos pero más impulsivamente

En España, según los datos de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y otras Drogas 2011/2012, presentados por Babín, ha descendido el consumo de todas las drogas, excepto el de hipnosedantes. Este descenso es más significativo en el caso del tabaco, alcohol, cannabis y cocaína. Sin embargo, pese a este descenso, Babin ha querido hacer una llamada de atención a la sociedad española para no bajar la guardia. En su intervención, el delegado ha alertado de los riesgos del consumo en forma de atracón, una práctica que parece consolidarse entre los jóvenes españoles. “Vamos a seguir trabajando para lograr el consumo cero de bebidas alcohólicas entre los menores”, ha subrayado. Para ello, ha anunciado que el Plan de Acción 2013-2016 incluye, entre sus actuaciones, una nueva normativa para prevenir el consumo de alcohol en menores, la creación de un portal de buenas prácticas para la prevención, el desarrollo de un sistema de acreditación de programas preventivos y la potenciación de la investigación de las mejores opciones preventivas. Babín también ha mostrado su preocupación por “el consumo de cannabis en menores de edad, que es mayor que en el resto de los encuestados”, sobre todo si se tiene en cuenta la baja percepción de riesgo que los ciudadanos tienen respecto a esta sustancia. En este sentido, ha anunciado que el Plan de Acción 2013-2016 incluye medidas para intensificar la prevención y potenciar la investigación sobre el cannabis.

Los datos demuestran que las drogas de mayor consumo son, por este orden, el alcohol (el 76,6% lo ha consumido en los últimos doce meses), el tabaco (40,2%) y los hipnosedantes (11,4%). La encuesta pone de manifiesto una reducción del consumo de todas las sustancias (excepto los hipnosedantes), más acusado en el caso del tabaco, alcohol, cannabis y cocaína, que descienden entre 1 y 2 puntos porcentuales, respecto a la encuesta anterior. También se consolida el policonsumo, donde el alcohol juega un papel predominante.

Las nuevas modas

  1. EL BINGE DRINKING: actualmente se bebe mucho en un corto periodo de tiempo, como ocurre en espacios de ocio durante los fines de semana, y especialmente bebidas de alta graduación, dando lugar a verdaderos “atracones de alcohol” (5 ó más bebidas alcohólicas en una sola ocasión). Esta conducta, que en la literatura médica se conoce como “binge drinking”, o consumo en atracón, es de alto riesgo y es la que siguen una parte de los jóvenes en nuestro país actualmente, produciendo intoxicaciones y pudiendo provocar tolerancia al alcohol. Las investigaciones científicas que se están realizando sugieren que este patrón de consumo podría desencadenar alteraciones cerebrales irreversibles, sobre todo en el caso de los adolescentes. Las últimas investigaciones científicas han demostrado que el consumo de alcohol en la adolescencia, y especialmente el consumo “en atracón”, puede afectar el sistema nervioso central a distintos niveles: Interfiere en el desarrollo del cerebro que atraviesa un periodo crítico de cambios durante esta etapa, limitando su futuro y su potencial individual; afecta, entre otras, la zona cerebral relacionada con la memoria y el aprendizaje (hipocampo); en los casos en que el consumo de alcohol produce síntomas de resaca o abstinencia, se producen daños sobre la memoria, el aprendizaje y la planificación de tareas. Como consecuencia, se producen alteraciones de las relaciones personales, del rendimiento escolar, comportamientos violentos y conductas peligrosas para la salud como prácticas sexuales de riesgo o conducir bajo los efectos del alcohol.
  2. “TAMPODKA” O “TAMPAX ON THE ROCKS”: es el último método para emborracharse de una forma rápida y barata, sin los inconvenientes que puede traer la ingesta tradicional, como el aliento alcohólico, por lo que resulta más fácil eludir el control de los padres. Se trata de impregnar un tampón de una bebida alcohólica e introducirlo en la vagina, en el caso de las chicas, las que más lo practican, o el ano, si son chicos. La zona de la vagina y el ano está muy irrigada, con lo que la absorción del alcohol es mayor y pasa directamente a la sangre, sin ser filtrado por el hígado y los síntomas de la borrachera se producen con mayor intensidad y celeridad. Los efectos pueden ser demoledores, según advierten expertos como el doctor Benjamín Climent, jefe de la Unidad de Toxicología Clínica del Hospital General de Valencia, ya que puede destruir la flora vaginal y produce abrasamiento en las partes genitales. A ello se añade, como también recuerda el pediatra acreditado en Medicina de la Adolescencia, José Luis Iglesias Diz, que la alteración en la flora vaginal puede conllevar que las relaciones sexuales sean más dolorosas, ya que el alcohol reseca, es un antiséptico, sin contar con que los efectos de estas prácticas son perniciosos y colocan a muchos jóvenes en un estado al borde del precipicio. En Asturias, concretamente en Gijón, se han conocido recientemente tres casos de muchachas, dos de ellas menores de edad, con graves intoxicaciones etílicas y cuadros de dependencia relacionados con esta práctica.
  3. “EYEBALLING”: consiste en absorber el alcohol a través del ojo. Esta práctica puede producir trombosis en la córnea, que conlleva la disminución de la visión o la pérdida del campo visual y que puede conducir a la ceguera en el peor de los casos. Los jóvenes se introducen el alcohol en la córnea como si fuese un colirio, cogen una botella y se echan el contenido directamente en el ojo, lo que ocasiona no solo conjuntivitis en el mejor de los casos, sino lesiones en la córnea y la mucosa. Estos expertos ponen un ejemplo muy claro: si el agua yodada del mar afecta a los ojos porque el PH está por encima del habitual de los ojos, ponerse alcohol de 40 grados en el ojo puede provocar lesiones corneales imborrables que conduzcan, incluso, a la ceguera.
  4. “OXY-SHOTS”: consiste en inhalar chupitos de alcohol a través de un sistema de inhalación como los asmáticos, para absorber el alcohol más velozmente por vía aérea. Esta práctica de ingerir alcohol en dispositivos de nebulización junto con oxígeno al igual que en los tratamientos broncodilatadores, como las anteriores, daña el sistema nervioso y esquiva el filtro hepático de la sustancia tóxica, además de que puede acarrear patologías pulmonares graves.

Matices a tener en cuenta

  • Es importante destacar que el alcohol afecta de modo más grave a las personas con menor masa corporal. En general, la mujer pesa menos y el tamaño de sus órganos internos es proporcionalmente más pequeño. Por lo tanto, menores cantidades de alcohol pueden generar más rápidamente daños psico-orgánicos y desarrollar problemas con el alcohol más fácilmente que en el varón.
  •  A mayor ingesta de alcohol en menor tiempo, mayor posibilidad de intoxicación. Igualmente, la combinación con bebidas carbónicas (tónica, colas, etc.), acelera la intoxicación.
  •  La ingestión simultánea de comida, especialmente de alimentos grasos, enlentece la intoxicación pero no evita ni reduce los daños al organismo.
  •  La combinación con otras sustancias como los tranquilizantes, relajantes musculares y analgésicos, potencia los efectos sedantes del alcohol. Cuando se combina con cannabis se incrementan los efectos sedantes de ambas sustancias; en el caso de la cocaína, que es un estimulante, los efectos se contrarrestan, pero la toxicidad de ambas sustancias es mayor que si se consumieran por separado.

Por un Consumo CERO

  1. Menores de 18 años: beber alcohol mientras el organismo todavía se encuentra madurando, es especialmente nocivo. Cerebro, hígado y páncreas son muy vulnerables a los efectos del alcohol y durante su desarrollo pueden resultar gravemente afectados. También aumenta el riesgo de alcoholismo y/o abuso en la edad adulta.
  2. Embarazo o período de lactancia en mujeres: beber alcohol durante el embarazo supone un grave riesgo para el feto, ya que atraviesa la barrera placentaria que le protege durante su desarrollo. El Síndrome Alcohólico Fetal es en nuestro país la tercera causa de retraso mental grave y la más fácilmente evitable. Se presenta con frecuencia elevada entre los hijos de mujeres alcohólicas.
  3. Ingesta de determinados medicamentos o drogas psicoactivas, por el efecto potenciador de la toxicidad.
  4. Conducción de vehículos o manejo de maquinaria.
  5. Mientras se trabaja o estudia.

Mitos y realidades
*fuente: Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD)
Mito: beber alcohol sólo los fines de semana no produce daños en el organismo.
Realidad: el daño que provoca el alcohol depende del llamado “patrón de consumo”, es decir, de la cantidad (a mayor cantidad, mayor daño) y de la intensidad (la misma cantidad concentrada en menos tiempo es más dañina). También existe el riesgo de convertirse en un hábito, hasta el punto de no divertirse sin beber.

Mito: el consumo de alcohol ayuda a salir de las horas bajas, a superar el cansancio y a estar más animado y en forma.
Realidad: el consumo abusivo de alcohol hace perder el control sobre las emociones y sentimientos. Tras una breve sensación de bienestar, si se está triste o deprimido, esta situación se agudiza. Asimismo, se produce una mayor fatiga física y más sueño; también se pierde fuerza y coordinación.

Mito: el consumo de alcohol hace entrar en calor y combate el frío.
Realidad: el alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos y dirigir la sangre hacia la superficie de la piel, pero en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío. Por eso, en situaciones de embriaguez hay que abrigar y proporcionar calor a la persona y nunca intentar espabilarla con duchas frías.

Mito: el alcohol es un alimento.
Realidad: el alcohol engorda pero no alimenta. Al contrario, aumenta la producción de grasa en el organismo.

Mito: el alcohol es bueno para el corazón.
Realidad: diversos estudios han puesto de manifiesto que en adultos, el consumo moderado de alcohol disminuye el riesgo de padecer enfermedades de corazón, pero estos efectos beneficiosos no aparecen en todas las personas ni en todos los casos.

Mito: el alcohol facilita las relaciones sexuales.
Realidad: al contrario, el consumo abusivo muchas veces dificulta o incluso impide unas relaciones sexuales plenas, provocando impotencia y otras disfunciones asociadas.

Mito: el que más aguanta el alcohol es porque es más fuerte.
Realidad: no existe relación alguna entre fortaleza o virilidad y “aguantar” un mayor consumo de alcohol. Si se aguanta mucho puede ser que el organismo se haya acostumbrado. Ha desarrollado tolerancia al alcohol y eso no significa que haga menos daño, sino que hay más riesgo de convertirse en dependiente y, por tanto, en alcohólico.

Cannabis y patología dual
nestor szerman
Estos datos se deben en gran parte al cambio en los patrones de consumo: si en los años 80 el consumo de drogas, fundamentalmente de heroína, estaba asociado a la marginalidad y a la delincuencia, actualmente está vinculado a la cultura del ocio, siendo las sustancias más consumidas el cannabis, la cocaína o el éxtasis, combinadas entre sí o mezcladas con alcohol y tabaco. Actualmente, la atención de los pediatras está especialmente puesta en el consumo cada vez más temprano del cannabis. Tal y como señala el doctor Josep Cornellà i Canals, del Grupo de Psiquiatría de la AEP, nos estamos encontrando con un incremento del número de adolescentes con trastornos psicóticos asociados al uso de esta droga. “Se ha olvidado que el cannabis es un potente activador de psicosis y hay ya consumidores de 13 años, con un cerebro muy inmaduro, en los que tomar esta sustancia junto con otras drogas como el alcohol conduce a cuadros de psicosis que les puede dejar estigmatizados de por vida”.

Además, el consumo de sustancias de comercio legal, alcohol y tabaco, y de cannabis está provocando un incremento de los casos de patología dual entre las mujeres, según han puesto de manifiesto los expertos reunidos con motivo de las VII Jornadas de Género Mujer, adolescencia y patología dual celebradas en Valencia y organizadas por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) con la colaboración del Plan Nacional sobre Drogas.

“Durante la adolescencia se produce el inicio experimental de las sustancias, aumentan las tasas de uso y consumo y comienzan un amplio número de trastornos mentales. Dado que el cerebro adolescente aún no ha alcanzado su completo desarrollo y a que existe una compleja interacción de factores biológicos y ambientales, el joven presentará una mayor vulnerabilidad o predisposición para el inicio en el consumo de tabaco, alcohol, cannabis y otras sustancias de abuso”, afirma el doctor Néstor Szerman, presidente de la SEPD.

Vulnerabilidad femenina adolescente

Entre los factores que inciden en la vulnerabilidad de pasar del uso de sustancias a desarrollar un trastorno por abuso de sustancias durante la adolescencia se encuentran la presencia de antecedentes familiares de enfermedades psíquicas o adicciones (presente en más de la mitad de los casos), la edad del primer consumo, la presencia previa trastornos de la conducta, determinados rasgos de la personalidad y la influencia del grupo.

No obstante, los expertos coinciden en señalar que en el caso de chicas adolescentes el riesgo aumenta debido a la interacción de factores biológicos y psicosociales y tal y como señala el doctor Szerman “las chicas adolescentes se encuentran en particular riesgo de desarrollar patología dual”. Las diferencias funcionales y neuroendocrinas entre sexos influyen en la prevalencia de los diferentes trastornos psiquiátricos y también en sintomatología, la evolución, el pronóstico y la respuesta al tratamiento. “Existen importantes diferencias por género en las prevalencias de los diversos trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es más frecuente en niñas y mujeres adolescentes que en varones de su misma edad. El déficit atencional, infradiagnosticado, se acompaña de mayor probabilidad de desarrollar un trastorno por uso de sustancias tanto legal como tabaco y alcohol, como sustancias ilegales entre las cuales el cannabis ocupa el primer lugar” aclara el doctor Szerman.

Igualmente el consumo de cannabis, cocaína y drogas de diseño entre la población adolescente tiene un peso decisivo en el fracaso escolar y explica que entre el 25% y 30% de ellos no terminen sus estudios, además de favorecer la aparición de enfermedades psiquiátricas en edades cada vez más tempranas. Si comparamos estas cifras con los países nórdicos, que ronda el 14% en fracaso y el 7% en abandono, nuestro país presenta el doble de casos y se sitúa a la cabeza. Los expertos alertan de que la Patología Dual es responsable de casi la mitad de este elevado fracaso en España, debido a la falta de diagnóstico de los casos de TDAH y otras alteraciones de la conducta que influyen en el aprendizaje y propician a medio y largo plazo el consumo de sustancias adictivas. De hecho, tras la aparición de trastornos de la conducta alimentaria subyace en más de la mitad de los casos un cuadro de déficit de atención.

Los expertos indican que algunos comportamientos pueden dar pistas desde los 5 o 6 años sobre futuros casos de patología dual: rendimiento académico bajo, alteraciones en la conducta, impulsividad y enfrentamiento a padres y profesores o inatención.

 

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