En repetidas ocasiones se ha constatado el uso erróneo e incluso dañino que puede hacerse de la administración de antibióticos en el mundo. Durante la celebración en Bilbao del Congreso de la Sociedad Española de Quimioterapia, los científicos señalaron que la medicación con antibióticos puede llegar a provocar graves problemas de resistencia de los microorganismos. Según los informes presentados en este foro, cada español consume antibióticos al menos una vez al año y más de un tercio de los padres los administra a sus hijos para tratar afecciones leves. Los médicos consultados consideran que el único modo de hacer descender las tasas de consumo indiscriminado de antibióticos consiste en el aumento del grado de conocimiento de la población, tarea de años en la que el farmacéutico tiene un importante papel como formador. Únicamente una mayor concienciación ayudará en la tarea de lograr minimizar este riesgo.

Uso indiscriminado

Al uso indiscriminado de estos fármacos contribuye el hecho de que los mismos médicos recurren con demasiada frecuencia a la receta de antibióticos. A menudo, ante casos de catarro, bronquitis y otras infecciones respiratorias se consumen antibióticos pese a que apenas resultan eficaces ante este tipo de enfermedades. Esta práctica conlleva un riesgo importante, ya que puede llegar a eliminar su utilidad en aquellos casos en que realmente es necesario su consumo, permitiendo que las bacterias desarrollen resistencia al «vacunarlas» contra estos fármacos.

Según un informe realizado por investigadores de la Universidad de Colorado en Estados Unidos, en un 75 % de los casos de catarro, gripe o infección respiratoria se recetan antibióticos. Al tratarse de infecciones de tipo vírico, es decir, provocada por algún virus y no por bacterias, los antibióticos apenas desarrollan una acción positiva, ya que han sido diseñados para combatir bacterias y no virus. Los datos facilitados por este informe permiten comprobar también que antes de 1980 más de un 99% de las variantes de la bacteria que provoca la neumonía podía combatirse con penicilina. En cambio, durante los últimos años un porcentaje cada vez más alto de bacterias han empezado a desarrollar una fuerte resistencia a este antibiótico, lo que según los doctores de la Universidad de Colorado se debe a su uso frecuente en el pasado. Esta resistencia antimicrobiana desarrollada por las bacterias se lleva a cabo mediante diversos procedimientos en los que se produce la creación de enzimas que escinden y destruyen los fármacos, aumentando el grosor de la pared celular o aumentando su capacidad de mutación.

Puesto que las nuevas generaciones de antibióticos tardarán aún algunos años en llegar a las farmacias, los expertos insisten en la necesidad de no consumir medicamentos sin una razón científica. Es demasiado normal que cada vez que alguien tenga fiebre casi siempre opte por tomar un antibiótico, sin tener en cuenta cuál es la causa exacta del aumento de la temperatura corporal.

Nuevos antibióticos

Paralelamente, los grandes laboratorios han aumentado sus presupuestos de investigación y desarrollo de nuevos antibióticos. Tras unos años en los que se abandonó por completo esta práctica por tener la creencia de que el mercado de antibióticos estaba saturado y completo, las grandes multinacionales han iniciado la búsqueda de productos más eficaces en la lucha contra las enfermedades infecciosas. El porcentaje de bacterias que ya son resistentes a la mayoría de antibióticos antimicrobianos que hay en el mercado ha crecido y hay algunos científicos que vaticinan que enfermedades que ya están controladas, como la meningitis o la propia neumonía, mutarán hacia dolencias mucho más peligrosas, ya que los fármacos actuales poco podrán hacer contra los gérmenes que las causan.

Algunos laboratorios investigan a partir de células animales, con la esperanza de encontrar antídotos fiables. Otra de las líneas de investigación más seguidas es la de la investigación genética de los microbios. Saber cómo son genéticamente las bacterias puede hacer mucho más sencilla la tarea de encontrar un fármaco fuerte para combatirlas.

Uno de los informes recientes elaborados por la Organización Mundial de la Salud ya advierte del peligro que supondrán las enfermedades infecciosas en el próximo siglo, debido al hecho de que los microorganismos dañinos hayan aumentado su resistencia a los fármacos.

Para la OMS existen dos razones principales que han provocado el hecho de que bacterias que estaban controladas y que no resistían el más mínimo contacto con la penicilina, sean ahora resistentes a casi todos los antibióticos comercializados. La primera es que aunque se ha reemprendido la investigación, hace ya bastantes años que las grandes empresas farmacéuticas dejaron de investigar antibióticos nuevos, hasta el extremo de que en el último siglo no ha aparecido ninguno nuevo. La segunda razón es el uso indiscriminado y erróneo de este tipo de fármacos por parte de médicos y pacientes.

En España, aunque los expertos insisten en la necesidad de frenar las resistencias a los antimicrobianos, los resultados del Plan de Calidad del Insalud de 1997 han evidenciado un peor uso de estos fármacos en los grandes centros hospitalarios, en los que las dosis se aplican en exceso y a veces en casos en que no es necesaria su administración.

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Redacción Consejos

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