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Se calcula que al año se producen en el mundo 111 millones de casos de gastroenteritis en niños menores de 5 años. De hecho, el 100% de los niños antes de los 5 años de edad sufren al menos una infección por rotavirus. “En Europa, cada año se dan alrededor de 3,5 millones de casos de gastroenteritis por rotavirus en menores de 5 años, que originan 2 millones de consultas ambulatorias y más de 100.000 hospitalizaciones”, explica el doctor Juan Antonio Soult, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital NISA Sevilla-Aljarafe.
En España, los expertos estiman alrededor de 8.000 ingresos hospitalarios anualmente, a lo que se suman, según el doctor Javier Álvarez, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Costa del Sol de Marbella, “60.000 consultas en Atención Primaria y cerca de un cuarto de millón de casos a nivel domiciliario”. En concreto, en el Hospital Costa del Sol de Marbella, el doctor Álvarez afirma que “de 1.000 ingresos pediátricos al año, se estima que en 25-30 casos el responsable puede ser el rotavirus”.
Pese a que se suele asociar la gastroenteritis a los periodos estivales y al calor en relación con los alimentos, en el caso de la gastroenteritis pediátrica por rotavirus es al contrario, de forma que el máximo pico de incidencia de la infección se da en los meses de frío. Según el doctor Álvarez, “la infección por rotavirus coincide con picos de otras enfermedades que afectan a la población infantil, como la epidemia de bronquiolitis por el virus respiratorio sincitial. Esta coincidencia repercute en un manejo más difícil del rotavirus, en que las estancias hospitalarias sean más largas y que el sistema sanitario se sobrecargue”.
Prevenir la infección por rotavirus
Los síntomas principales de la gastroenteritis por rotavirus son la diarrea, con un aumento significativo del número de deposiciones durante el día, de mayor cantidad y de menor consistencia de lo normal, pastosa o líquida. Suelen presentarse también vómitos, que cuando son numerosos pueden hacer que el niño sufra deshidratación. “A veces se acompaña de fiebre y el pronóstico empeora porque la fiebre es un mecanismo por el cual se pierde agua corporal y el niño se puede deshidratar más fácilmente”, explica el doctor Soult. “Incluso se pueden dar otras complicaciones, como el desarrollo de una intolerancia a la lactosa en los lactantes más pequeños, que puede prologar la diarrea durante semanas”.
Ante la alta transmisibilidad y resistencia de rotavirus y frente al empeoramiento de la calidad de vida los niños, los días de ingreso hospitalario (entre 3 y 10 días) y los costes indirectos para los padres (absentismo laboral, un mayor gasto en pañales, etc.), así como la angustia que les provoca, la única medida eficaz para la prevención de la infección por rotavirus en la actualidad es la vacunación. El doctor Álvarez añade que “no se puede predecir el curso que la enfermedad va a seguir, de forma que hay niños que inicialmente tienen vómitos y diarrea, pero se pueden controlar bien, y otros que, a pesar de que son valorados y controlados por el pediatra, empeoran en muy poco tiempo. Además, se trata de una infección muy democrática, es decir, que afecta desde niños de entornos más pobres, donde produce un alto número de fallecimientos, a clases sociales acomodadas; es una enfermedad muy diseminada y no se puede evitar en ningún colectivo en edad diana”.
En este sentido, el doctor Soult destaca la importancia de la vacunación para prevenir la infección por rotavirus: “desde el año 2007, tenemos disponible en España una vacuna que tiene los 5 serotipos más frecuentes que causan la mayoría de infecciones por rotavirus en nuestro país y cuya primera dosis se debe administrar antes de que el niño cumpla los tres meses de edad”. Respecto a su forma de administración, este experto explica que “se administra vía oral, preferentemente junto al resto de vacunas del calendario vacunal, es decir, a los 2, 4 y 6 meses de edad, y está recomendada por diferentes sociedades científicas españolas e internacionales. Así, en un documento de consenso presentado recientemente, la Sociedad Europea de Enfermedades Infecciosas Pediátricas (ESPID) y la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) han recomendado la vacunación de todos los lactantes en Europa. En España, el Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la AEP (Asociación Española de Pediatría) ha considerado oportuno volver a incluir, como ya hiciera en 2008, la vacunación frente a rotavirus en su Calendario 2009 y, por lo tanto, recomendar a todos los pediatras la vacunación universal frente a este agente.
“La vacunación frente al rotavirus es altamente eficaz”, explica el doctor Álvarez. “Prácticamente desde la primera dosis se empiezan a generar defensas hasta que se completan las dosis necesarias para alcanzar una perdurabilidad de los efectos más adelante. Es una medida sobre todo muy recomendable porque previene una enfermedad que tiene un tratamiento difícil, complicado y que es poco previsible”.
Tratamiento y recomendaciones para los padres
La infección por rotavirus no tiene un tratamiento específico: no existe un fármaco que específicamente se pueda utilizar para tratar el rotavirus como para la mayoría de los virus, por lo que el tratamiento es sintomático. “Se debe adoptar un tratamiento dietético que se puede realizar en casa cuando la infección es leve”, afirma el doctor Soult. “Sin embargo, en otros casos se requiere ingreso hospitalario con sueroterapia”.
En cuanto a la recomendación a los padres sobre cómo actuar el doctor Álvarez explica que “cuando el niño empieza con síntomas de gastroenteritis, como diarrea, heces líquidas, vómitos, etc., lo primero de todo es, si el niño está escolarizado, no llevarlo a la escuela o guardería y consultar con el pediatra para que valore si con unas medidas dietéticas puede controlarse el proceso”. Asimismo, si ven que, pese a ello, aumenta el número de deposiciones, vomitan o rechazan el alimento -son niños que se quedan sin ganas de comer, o que están decaídos-, “deben acudir al servicio de urgencias del hospital porque puede estar empezando un cuadro de deshidratación que requiera el ingreso hospitalario”, concluye el doctor Soult.