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En los últimos 30 años se han triplicado los casos de dermatitis atópica en los países industrializados. Más frecuente en niñas y en zonas urbanas, promete convertirse en un problema emergente de salud pública. Aspectos de la vida tan cotidianos como los artículos de perfumería y aseo personal, las prendas de vestir, el polvo, los cambios bruscos de temperatura o el estrés pueden desencadenar un brote, que en los menores dura unos 18 días y se repite unas cinco veces al año.
La dermatitis atópica representa uno de los principales problemas dermatológicos en la infancia, afectando al 10-20% de los niños españoles, frente al 10% de adultos. Su incidencia es mayor en áreas urbanas. Suele iniciarse antes de los 5 años y la prevalencia es ligeramente mayor en niñas. Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por sequedad, aparición de lesiones de enrojecimiento e inflamación, así como descamación en placas junto con un intenso picor. El picor o prurito provoca el rascado que inicia el círculo vicioso de provocar mayor irritación de la piel, agravando las heridas y corriendo el riesgo de una sobreinfección, lo que provoca impotencia en el 89% de los afectados e irritabilidad, ya que la piel frena y limita la vida de estas personas hasta dañar su autoestima, una realidad que la Asociación de Familiares y pacientes de Dermatitis Atópica (ADEA) ha querido resaltar en el Día Mundial de la Dermatitis Atópica bajo el lema El control de tu vida comienza en la piel. “Yo no prestaba mucha atención a la piel. Después cuando nació mi hija y se la diagnosticó dermatitis atópica, pude comprobar cómo la piel se volvió un problema de salud. Pasó a estar presente de una manera constante en su vida y en la nuestra”, así lo explica Rosana
Un defecto en la barrera cutánea
Según el doctor Antonio Torrelo, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), alguna de las posibles causas que
De gran impacto en menores
El impacto es además muy importante en los menores. De hecho, es la enfermedad crónica de la piel más frecuente en niños, quienes suelen tener una media de cinco brotes de los síntomas al año, durando cada uno unos 18 días. “Un niño de ocho o nueve años con este problema en el colegio puede tener sentimientos de inferioridad o de vergüenza. Puede incluso sentir el rechazo por parte de sus compañeros”, afirma el doctor Torrelo, especialista del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús. Los brotes les provocan además problemas para dormir y como consecuencia cansancio y cambios en el humor. Lo que supone un cambio en la vida de toda la familia, un aumento de la preocupación por el niño y una necesidad de atención preferente respecto a otros hijos. “La dermatitis termina afectando tanto a los padres como a los hijos.
Los desencadenantes más frecuentes de los brotes, y ante los que los pacientes tienen que estar alertas, son aspectos tan cotidianos de la vida como los artículos de perfumería y aseo personal, las prendas de vestir, la presencia de ácaros o polvo en el ambiente doméstico, los cambios bruscos de temperatura y el estrés, además de algunos alimentos en aquellas personas que sufren la conocida marcha atópica (dermatitis atópica, alergia alimentaria y rinoconjuntivitis). Por ejemplo, ahora, con la llegada del otoño, el frío seco y el uso de la calefacción, aumenta la aparición de los brotes en la dermatitis atópica.
Su relación con la alergia
Entre las causas que pueden desencadenar la dermatitis atópica, según indican desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), la más identificable es la alergia, “que actúa muy a menudo también como desencadenante o como síntoma asociado a la dermatitis, algunas de las más habituales son las alimentarias o las provocadas por sustancias ambientales”, comenta. Entre las primeras, la patología más común asociada es la alergia al huevo aunque también puede asociarse a alergia a leche, los frutos secos, los pescados o las legumbres. Entre los alérgenos ambientales destacan los ácaros y pólenes, los hongos y la caspa de animales.Además, la dermatitis atópica suele ir vinculada a distintas manifestaciones alérgicas como el asma, según indica un estudio italiano publicado este mes en la revista The journal of asthma: oficial journal of the Association for de Care of Asthma. Se investigaron los riesgos de sufrir asma en edad escolar en niños con diagnóstico temprano de dermatitis atópica. Un 39% de los menores lo desarrollaron entre los dos y tres años de edad.
Cuidado con el frío seco y las calefacciones
La bajada de temperaturas empeora los síntomas de los niños con dermatitis atópica o eccema atópico, según advierte la SEICAP. El frío seco, los cambios bruscos de temperatura y las calefacciones altas “empeoran las condiciones de los menores afectados por esta patología al propiciar la deshidratación de la
Además, abrigar en exceso a los niños “puede provocar sudoración y agravar los síntomas y hay que prestar atención al roce de las prendas de ropa con la piel, porque puede desencadenar brotes”, comenta esta pediatra alergóloga. Por su parte, las altas temperaturas de las calefacciones “aumentan la sequedad de las estancias interiores y esto también incide en el empeoramiento de los niños porque facilitan que la piel se reseque en exceso”, asegura. También se deben airear las estancias y aumentar la humedad de las habitaciones con recipientes con agua en los radiadores. Esta especialista advierte de que “no se debe abusar de los humidificadores porque, incluso, pueden ser negativos”.
Qué hacer
Las recomendaciones de los médicos para tener controlada la enfermedad y evitar en la medida de lo posible la aparición de los síntomas incluyen varios aspectos, empezando por la hidratación de la piel y el uso de cremas hidratantes y emolientes. Y es que la piel atópica es una piel desprotegida, por lo que una higiene e hidratación diaria con productos específicos que disminuyan la posibilidad de sobreinfección es fundamental. Además, los médicos insisten en la aplicación correcta del tratamiento farmacológico tópico para cuando aparece el brote como de mantenimiento para la inflamación subclínica de la piel, empleo de agentes limpiadores o jabones adecuados y seguir las recomendaciones en la alimentación. Según explica la
El doctor Torrelo también insiste en el tratamiento precoz de los brotes, “ya que si se reacciona de forma rápida la evolución es mucho mejor”. Sin embargo, confiesa que muchos pacientes a pesar de que tienen brotes tardan mucho en iniciar el tratamiento y eso que con frecuencia saben lo que tienen que hacer. “Creemos que en la dermatitis atópica, como en otras enfermedades crónicas, los pacientes se acostumbran a soportar sus síntomas y tiran la toalla, pensando que no tiene arreglo. Es una sensación de abandono o de padecer una condena”. Esto lleva a los especialistas a afirmar que el grado de control actual de la dermatitis atópica es todavía mejorable. “Los pacientes tienen que darse cuenta que necesitamos la colaboración importantísima de ellos mismos para que se consiga el control”, asevera el especialista.
Escuela de Dermatitis Atópica
La Escuela de la Dermatitis Atópica (EDA) es un proyecto de la Fundación para la Dermatitis Atópica promovida y apoyada por los Laboratorios Dermatológicos A-Derma y desarrollada por personal médico, para impulsar la educación sanitaria y terapéutica aplicada a la dermatitis atópica dentro de los centros hospitalarios, tanto públicos como privados. Se basa en el hecho de que el conocimiento y la educación en la enfermedad, mejoran la salud y la calidad de vida de quienes la padecen, de su entorno familiar y más cercano. Está dirigida a niños con dermatitis atópica, pero también a sus padres o tutores. Se trata de una acción médica complementaria a la consulta convencional, llevada a cabo por personal médico especializado que educa en varias sesiones a un grupo de participantes. Hay un total de 11 Escuelas de Dermatitis Atópica activas, 2 nuevas en 2014, en centros hospitalarios públicos y privados de Asturias, Madrid (4), Barcelona, Palma de Mallorca, Alicante, Albacete, Coruña y Málaga y entre todas ellas se han formado casi 800 niños y familiares. Estos centros pluridisciplinares se encargan de la educación terapéutica y es impartida por dermatólogos, pediatras, alergólogos, psicólogos y enfermeras. La doctora Raquel Novo Lens, dermatóloga y responsable de la Escuela de la DA del Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid, explica que “la EDA nos permite abordar la dermatitis atópica desde un punto de vista multidisciplinar y conseguir que los padres de niños afectados entiendan su enfermedad desde un punto de vista mucho más global y no limitado al eczema localizado que puedan presentar en un momento dado. Además, supone un espacio en el que, fuera de la presión asistencial diaria, es más fácil establecer una relación de confianza con los asistentes, mayor que la que podemos desarrollar en el tiempo limitado de la consulta, lo que resulta beneficioso para todos”.