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“La globalización de las enfermedades, la explosión tecnológica y la práctica clínica basada en la evidencia jugarán un papel crucial en la medicina del futuro”. Así lo ha manifestado el doctor Andrés Esteban, jefe del Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital de Getafe, durante la inauguración del curso de Medicina de la Universidad Europea de Madrid en una conferencia titulada«El médico del siglo XXI». “Esta es una opinión totalmente personal y basada únicamente en conjeturas, aunque todo lo que menciono está ya en marcha o se encuentra incipiente”, subraya.
Bajo su punto de vista, en los próximos años se va a cambiar del antiguo paradigma de la Medicina basado en la observación, en la experiencia, en el número de casos y la opinión de los expertos a la Medicina basada en la evidencia y en la lectura crítica de artículos. “El cambio en la práctica médica no se va a limitar únicamente en el planteamiento sino también en el día a día con los pacientes en todos los ámbitos”, reflexiona.
Proceso de Bolonia: el alumno, protagonista de su aprendizaje
Como reflejo de esta nueva realidad, el grado de Medicina de la Universidad Europea de Madrid incorpora de manera decidida los principios fundamentales del Espacio Europeo de Educación Superior: el llamado «proceso de Bolonia». Ello implica que el futuro médico formado en la Universidad Europea de Madrid recibe una educación en competencias centrado en el “saber hacer”, y no solo en adquirir conocimientos; y ofrece también unas metodologías docentes prácticas que permitirán al estudiante ser protagonista activo de su propio aprendizaje.
Complejidad del día a día
De hecho, considera que ya está habiendo unos cambios muy importantes en la práctica clínica diaria introducidos de la mano del diagnóstico genético y un diagnóstico molecular cada vez más expandido. Por otro lado, este experto sostiene que el control de calidad va a ser una cuestión que cada vez va a estar más presente entre los médicos y en la formación de las distintas especialidades. “Además, el médico va a tener que saber valorar qué tecnologías son útiles y cuáles no y tendrá que implicarse cada vez en mayor medida en el coste de lo que hace”, argumenta.
Los pacientes, cada vez más autónomos
En su opinión, los cambios no se van a producir únicamente desde el lado clínico, sino también en el perfil del enfermo: “Se tendrá que tratar a poblaciones muy específicas como los ancianos, pero en medio de una inmigración global que hará que sea frecuente ver enfermedades que se creían erradicadas hace quince o veinte años. Esto es consecuencia directa de la globalización y de la migración de las poblaciones”, asegura.
Otro aspecto a tener en cuenta y destacado por el doctor durante su conferencia en la Universidad Europea de Madrid es la creciente autonomía del paciente con el desarrollo del testamento vital y su propia capacidad y la de su familia para decidir en qué momento se paran los esfuerzos terapéuticos. Según argumenta, “esto lo podrá decidir el médico, aunque también el enfermo y su familia o todos ellos juntos”.