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Hablar de celiaquía hace unas
décadas era muy poco habitual. Hoy en día se ha convertido en un problema
sanitario de primer orden, siendo raro el círculo familiar en el que no se
sitúe un celíaco o en el que no se haya oído hablar nunca de esta enfermedad
Según la doctora María Isabel
Polanco, jefe del Servicio de Gastroenterología Infantil del madrileño Hospital
de La Paz, uno de cada cien niños nacidos vivos lo hace con intolerancia al
gluten, es decir, es celíaco. En España, entre 25.000 y 40.000 personas son
intolerantes al gluten, lo que da una idea del auge que ha tenido esta
enfermedad que ha llegado a convertirse en un problema sanitario de primer
orden. Así lo han reconocido la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA) y la Federación de Asociaciones de
Celíacos de España (FACE), quienes han acordado promover acciones dirigidas a
la mejora de la seguridad de los alimentos que componen la dieta del paciente
celíaco, a partir del reconocimiento
de la importancia de esta patología.
Una patología crónica
Quienes padecen esta
patología poseen una alteración intestinal crónica de la mucosa del intestino
delgado en su zona más próxima al estómago, que dificulta la absorción de los
alimentos con gluten, que no alergia, lo que les debe alejar irremediablemente
de todos los alimentos que contienen esta sustancia, so pena de sufrir
alteraciones orgánicas en el futuro. Así pues, esta dolencia se caracteriza por
la intolerancia al gluten, un complejo de vitaminas que aparece en el trigo,
centeno, avena, cebada y triticale ?un híbrido entre trigo y centeno- y en los
alimentos elaborados con estos cereales. En concreto, es la gliadina, uno de
los componentes del gluten, la sustancia que resulta tóxica para las personas
celíacas. Además, en algunas ocasiones, la infección por el adenovirus humano
tipo 12 puede actuar como agravante.
Cómo detectar la enfermedad
En el momento en que una
persona celíaca consume alimentos que contienen gluten se altera su aparato
digestivo, ya que las vellosidades intestinales ?fundamentales en la absorción
de los alimentos- dejan de funcionar. Es por esto que los productos ingeridos
no se asimilan y se eliminan inmediatamente.
Debemos permanecer atentos a
síntomas como la irritabilidad y decaimiento, la pérdida de apetito y de peso, distensión
y dolor abdominal, vómitos
ocasionales, y deposiciones
frecuentes con heces muy voluminosas, blanquecinas, grasas y malolientes.
Éstos son los principales
síntomas que hacen sospechar que una persona es celíaca. Pero también hay que
tener en cuenta otros más propios de una edad avanzada, como el hipocrecimiento, la anemia por falta de hierro o alteraciones en los dientes. Al mismo
tiempo, también pueden aparecer otras manifestaciones que van más allá del ámbito
digestivo, como es el caso de la dermatitis,
aftas bucales o incluso artritis.
Incluso es posible la
aparente ausencia de síntomas y la presentación de alteraciones bioquímicas o
histológicas en el intestino.
A pesar de que algunos de
estos síntomas son claros, diagnosticar la enfermedad no siempre es una tarea
sencilla, ya que muchos enfermos no presentan ningún síntoma o los que
manifiestan no permiten establecer un cuadro sintomático preciso. Por esta
razón, se calcula que 9 de cada 10 celíacos no ha sido diagnosticado como tal. No
obstante, según la doctora Polanco, la enfermedad puede manifestarse en
cualquier momento de la vida del individuo.
Según la doctora Polanco, el inicio de la patología
puede producirse entre los 6 y los 8 meses de edad, momento en el que suele
introducirse el trigo en la dieta de los niños a través de las papillas
Realización del diagnóstico
La enfermedad suele
sospecharse por la historia y los datos clínicos del paciente, que generalmente
muestra síntomas de malabsorción. Para confirmar el diagnóstico, generalmente
se lleva a cabo una biopsia intestinal
en la que se extrae una muestra de las vellosidades intestinales para
determinar hasta qué punto están dañadas.
Además, los análisis de sangre también son un buen
método para su detección, ya que, a través de ellos, se pueden determinar
marcadores xerológicos de la enfermedad, como es el
caso de la antigliadina, el antiendomisio y la antirreticulina.
Estas dos pruebas suelen
determinar la existencia o no de la patología, por lo que, a la hora de
realizarlas, es necesario que el enfermo no haya comenzado aún ningún tipo de
dieta sin gluten. En caso contrario, los resultados podrían estar alterados y el
diagnóstico no sería certero.
La dieta adecuada
Los expertos afirman que la
enfermedad no puede prevenirse, por lo que es fundamental seguir una rigurosa
dieta sin gluten que evite su manifestación y su evolución, evitando lo que se
conoce como ?transgresiones?. Desde que se diagnostica la enfermedad, hay que
eliminar todos los cereales con gluten y los productos elaborados con los
mismos. Además, hay que eliminar también determinados alimentos cuya proporción
de gluten sea realmente pequeña, ya que el uso de emulsionantes, espesantes y
aditivos que contienen este elemento pueden complicar la enfermedad. Una vez
que se ha eliminado el gluten de la dieta, han de pasar varias semanas, o
incluso meses, para que la persona adquiera un estado nutritivo óptimo y
desaparezca la sintomatología. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que
durante el inicio de la enfermedad puede surgir algún otro tipo de intolerancia
transitoria hacia la lactosa y las grasas, por lo que será necesario establecer
un control de las mismas.
El celíaco debe acompañar la dieta sin gluten con una
serie de medidas como dormir las horas suficientes, evitar el estrés y realizar
ejercicio físico de forma regular
Una infancia sin gluten (meter donde estaba atención
al etiquetado de productos, que irá en las recetas)
La infancia es una de las
etapas en la que se tiene mayor acceso a los alimentos prohibidos, ya que la
mayoría de los dulces y ?golosinas? contienen gluten (aunque las hay también
libres de esta sustancia). No se trata de evitar a toda costa que el niño no
coma nada fuera de casa ?algo que, por otra parte, muchas veces es imposible-.
Únicamente hay que educar a los niños para que sean capaces de gestionar su
propia alimentación de forma responsable y advertir en los colegios o a los
padres de otros amigos acerca de la enfermedad. Según la doctora Polanco, hay
que educar a la sociedad para que los celíacos puedan tomar alimentos con total
seguridad en cualquier lugar, tanto en los colegios como en los restaurantes.
Gluten en la farmacia
Algunos medicamentos también
cuentan entre sus componentes con el gluten, por lo que es fundamental para
mantener un estado de salud óptimo leer todos los prospectos de las medicinas
que se han de tomar. Pero lo mejor, sin duda, es que la persona celíaca
advierta tanto al médico como al farmacéutico sobre su enfermedad para que sean
ellos quienes decidan cuál es el medicamento más adecuado.
¿Dónde acudir?
La unión hace la fuerza
Una buena forma de establecer
contacto con otros enfermos es a través de las diversas Asociaciones de Celíacos que se encuentran repartidas a lo largo
del país y que se aglutinan en la FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos
de España). Estas organizaciones ofrecen toda la información que se precisa
acerca de la enfermedad, al mismo tiempo que organizan conferencias y charlas
en las que se explican nuevos tratamientos, al tiempo que se ofrece algún tipo
de apoyo psicológico. Además, el enfermo o sus familiares pueden acudir a ellas
no sólo para obtener listas de alimentos que pueden formar parte de la dieta
del celíaco, sino también marcas concretas de productos que no tienen gluten.
SEGURIDAD EN LA ALIMENTACIÓN
Médicos, instituciones
sanitarias y asociaciones de celíacos han realizado una gran labor para definir
cuáles son los alimentos permitidos y los prohibidos en la dieta de estas
personas. A continuación, mostramos sendas listas de estos productos, aunque conviene
remitirse siempre a la guía de alimentos y marcas elaborada por la Federación
de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), ya que algunos alimentos de los
permitidos pueden contener contaminación cruzada en los procesos de
fabricación.
Alimentos con gluten
– Pan y harina de trigo,
cebada, centeno, avena o triticale.
-Productos de pastelería y
repostería.
-Pastas.
-Sémola de trigo.
-Leche y bebidas malteadas.
-Bebidas destiladas o
fermentadas a partir de cereales, como cerveza, whisky, agua de cebada y
determinados licores.
-Productos elaborados con las
harinas citadas anteriormente o con algunas de sus formas, como almidones o
féculas.
Alimentos sin gluten (remitirse siempre a los listados
de la FACE)
-Leche y sus derivados (por
ejemplo, los yogures azucarados pueden contener jarabe de glucosa, ingrediente
no permitido para los celíacos. Asimismo los yogures de sabores que contienen
almidón no especifican si es de trigo, por lo que hay que remitirse a las
marcas contenidas en los listados de la FACE).
-Carnes y vísceras.
– (aquí creo que hay un espacio )Jamón serrano y cocido de calidad extra.
-Pescados y mariscos,
frescos, congelados y en conserva.
-Huevos.
-Verduras, frutas y hortalizas.
-Legumbres (falta punto).
-Arroz, maíz y tapioca, así
como los derivados de éstos.
-Azúcar y miel.
-Café, infusiones, refrescos
(algunos refrescos no están permitidos en la lista de la FACE), vino y bebidas
espumosas.
-Aceite y mantequilla.
-Frutos secos naturales y
fritos.
-Sal, vinagre de vino y especias.
ATENCIÓN AL ETIQUETADO DE LOS PRODUCTOS (meter con las
recetas)
Además, de los alimentos que
hemos incluido en la lista de ?prohibidos?, también hay que tener especial
cuidado con aquéllos que pueden o no contener gluten, como los embutidos, los
patés, las conservas de carnes y pescados, los caramelos, los helados y
sucedáneos del chocolate, el colorante alimentario, los frutos secos tostados
con sal o los sucedáneos del café y otras bebidas de máquina. Para ello, es
necesario leer las etiquetas y comprobar que son aptos para ingerir.
CONVENIO AESA-FACE (quitar punto)
PORQUE NO TODO ES SEGURO
Cada vez son más los
fabricantes de determinados alimentos que tienen en cuenta los problemas de los
celíacos y ofrecen una alternativa de sus productos sin gluten. No se trata de
desconfiar sistemáticamente de todos aquellos envases o etiquetas que nos
advierten de(quitar) que no contienen este elemento,
pero hay que tener en cuenta que no siempre nos están diciendo la verdad. De
hecho, existen algunos productos que no han eliminado completamente el gluten,
sino que lo han reducido hasta dejarlo en dosis mínimas, que sin embargo son
también perjudiciales para personas muy sensibles o cuando el alimento se
consume habitualmente.
Para evitar este problema,
entre los compromisos adquiridos por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA) y la Federación de Asociaciones de
Celíacos de España (FACE), se sitúan la elaboración de una Guía de Buenas
Prácticas para garantizar la seguridad de los alimentos declarados sin gluten,
la elaboración de un programa de Control de Etiquetado en el ámbito de la marca
de garantía creada por la Federación (que sólo pueden emplear las empresas que
se someten a los controles pertinentes, pero que tras lograrla, pueden ofrecer
sus productos a los celíacos sin ningún problema), así como el desarrollo de proyectos de I para la optimización de los métodos de análisis de
detección de gluten en los alimentos etiquetados ?sin gluten?.