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La hipertensión arterial y la diabetes mellitus son dos de los principales factores de riesgo cardiovascular cuya incidencia no ha dejado de aumentar en los últimos años en nuestro país. Sin embargo, lo que la mayoría de la población desconoce es que, entre ambas patologías, existe una estrecha relación.
Y es que, la diabetes aumenta de 2 a 4 veces el riesgo de mortalidad cardiovascular en pacientes hipertensos. Un dato sobrecogedor si se tiene en cuenta que entre el 40 y el 60% de los pacientes diabéticos es además hipertenso. “Cada vez es más frecuente diagnosticar ambas patologías al mismo tiempo, lo que obliga a un seguimiento más exhaustivo de esta enfermedad”, explica el doctor Pedro Aranda, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).
Aún así, el diagnóstico de la hipertensión arterial no es fácil. A diferencia de la diabetes, que produce en la mayoría de los casos síntomas muy característicos, la hipertensión no suele dar sintomatología. Por ello, a fin de reducir el riesgo de complicaciones futuras, las personas diabéticas deben controlar periódicamente sus cifras de presión arterial que, en ningún caso, deben ser superiores a 130/80 mmHG. Se trata de un nivel por debajo de la recomendación dirigida a la población general, que se sitúa en 140/90 mmHG. “Los pacientes diabéticos con hipertensión tienen un mayor riesgo de padecer complicaciones vasculares. Este peligro se eleva en la misma proporción que aumentan los índices de presión arterial, por eso es tan importante que se mantenga tanto la presión sistólica como la diastólica en niveles bajos”, explica el doctor Aranda.
Insuficiencia renal
Además del riesgo cardiovascular, la hipertensión en presencia de diabetes incrementa el deterioro de la función renal en estos pacientes, siendo el principal factor que acelera la progresión hacia la nefropatía diabética. Se calcula que hasta un 50% de pacientes con diabetes tipo 2 y proteinuria (signo de deterioro de la función renal) desarrolla enfermedades de riñón que requieren diálisis y trasplante. Y es que, señala el doctor Aranda, “las complicaciones de la diabetes y la misma diabetes en sí, constituyen hoy en día un verdadero problema de salud pública”.
“En los diabéticos tipo 1, aquellos que necesitan inyectarse insulina, la hipertensión suele diagnosticarse años después del comienzo de la diabetes, cuando empieza a deteriorarse la función renal”, puntualiza este experto. Por el contrario, en la diabetes tipo 2, el diagnóstico de la hipertensión se suele hacer a la vez o incluso antes que el de la propia diabetes.
Para los expertos, el manejo multifactorial de los factores de riesgo vascular en estos pacientes ayudaría a reducir las complicaciones micro y macrovasculares asociadas a la diabetes. “Es por ello, que la atención médica debe hacerse de forma conjunta, valorando globalmente todos los parámetros de riesgo presentes en el individuo: diabetes, hipertensión, dislipemia, antiagregación plaquetaria, etcétera”, continúa el doctor Aranda. De llevarse a cabo se lograría reducir en estos pacientes hasta en un 50% el riesgo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio y de las microcardiovasculares que afectan al riñón, la visión o las arterias. Por este motivo, coincidiendo con el Dia mundial de la Diabetes, los expertos insisten en la importancia de un tratamiento conjunto de todos los factores de riesgo vascular.
Recomendaciones
La hipertensión y la diabetes no tienen cura, aunque de seguir una serie de medidas higiénico-dietéticas generales, puede ser suficiente, en algunos casos, para lograr el control adecuado de la presión arterial y las cifras de glucosa en la sangre. En este sentido, la alimentación juega un papel esencial. “El paciente diabético suele tender al exceso de peso, situación que, por lo general, viene acompañada de una presión arterial más alta, por lo que la reducción del sobrepeso es primordial para el control de ambas patologías”, subraya el doctor Aranda.
Del mismo modo, el consumo en exceso de alcohol se asocia a una mayor incidencia de hipertensión “y en el paciente diabético está desaconsejado por la cantidad de calorías que aporta”, puntualiza. Por el contrario, el ejercicio físico favorece un descenso de la glucosa en la sangre, además de resultar beneficioso para disminuir la presión arterial, el colesterol y controlar el peso.
Pero además, los pacientes diabéticos deben extremar las precauciones con el cuidado de sus ojos, que una vez al año deben ser revisados por un oftalmólogo, y especialmente con el de los pies, para evitar la aparición de úlceras. “En este caso, es muy importante mantener una buena higiene y seguir los consejos del equipo sanitario, una simple herida puede dar lugar a grandes complicaciones”, concluye el doctor Aranda.
Aumenta la diabetes tipo 2 en niños
«La vida sedentaria junto con los hábitos dietéticos deficientes, han originado aumentos significativos en la cifra de niños con diabetes tipo 2 y la predisposición en esta población a sufrir hipertensión, enfermedades de la arteria coronaria, y otras patologías, antes inexistentes en este sector de la población”. Así lo ha apuntado el médico y endocrinólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, Carlos Sánchez de Juan, en el desarrollo de unas jornadas que repasan los hábitos de vida y alimentación de los españoles, organizadas en la Universidad CEU San Pablo.
Expertos en Nutrición, Medicina y Educación física han colaborado en el desarrollo del curso `Nutrición, vida activa y deporte´, organizado por la Universidad CEU San Pablo, en el marco de la IX Semana de la Ciencia. Las jornadas, que se han desarrollado entre los días 11 y 12 de noviembre y que se clausuraron ayer, han tratado temas de repercusión social, como los trastornos alimenticios, la importancia de la nutrición en periodos como la niñez o en el embarazo, así como la necesidad del deporte en la población infantil.
Un estudio citado por el profesor Sánchez de Juan, confirma que “el 14% de la población valenciana padece la diabetes del tipo 2, derivada de la mala alimentación y de un estilo de vida sedentario. Lo más llamativo es que la mitad de los afectados lo desconoce”. El endocrino hace referencia a los datos que publicó `Estudio Valencia´ hace unos meses a través del Plan de Diabetes del consistorio valenciano, órgano que está a punto de publicar nuevos informes.
El endocrino también se ha referido a una investigación recientemente publicada en la que se concluye que “uno de cada cuatro niños padece sobrepeso en la Comunidad Valenciana”. El trabajo, presentado esta misma semana por la Consellería de Sanidad, se elaboró para estudiar los hábitos alimenticios de la población infantil. En el contexto de las jornadas, el médico repasó estos datos para contextualizar los niveles en los que la sociedad española sufre las consecuencias de una mala alimentación para algunas enfermedades crónicas.
Entre los beneficios que proporciona el ejercicio físico, tanto en adultos como en niños, se encuentran la mejora de los problemas de sobrepeso y de la diabetes, o el fortalecimiento de la estructura ósea y muscular. También, es de destacar el carácter preventivo que ejerce la
El 60% de los deportistas de élite padecen trastornos alimenticios
En el transcurso de las Jornadas, la experta del Consejo Superior de Deportes de Madrid, Nieves Palacios, desgranó los trastornos de la conducta alimentaria en relación con el deporte profesional. Palacios subrayó la importancia del control y seguimiento por dietistas de los hábitos nutricionales en los deportistas de alta competición.
Según las últimas investigaciones realizadas por el Consejo, “los deportistas de élite que compiten por categorías de peso, así como los profesionales de deportes estéticos como la gimnasia rítmica, están más expuestos a sufrir trastornos alimenticios. Estos trastornos son más frecuentes en mujeres que en hombres, y son menos habituales en deportes de equipo”, apunta Palacios.
También lo confirman las cifras, “un 60% de las mujeres deportistas de competición experimentan algún episodio de trastorno de la conducta alimenticia durante su vida profesional vinculada al deporte”. Además, afirma Nieves Palacios, a estas dolencias se suman otros problemas de salud, como los trastornos del ciclo menstrual, o los relacionados con la estructura ósea como la osteoporosis o la osteopenia.
“No obstante – apunta la experta- lo preocupante es que los signos y síntomas que sufren estas deportistas son ignoradas por su entorno por considerarlo normal”
El deporte mejora del rendimiento académico en la infancia
“Los niños que realizan una actividad física continuada son los que mejores notas sacan”, afirma el profesor del Departamento de Educación Física, deporte y motricidad Humana, de la Universidad Autónoma de Madrid, Oscar Luís Veiga en referencia a un estudio realizado por su equipo de investigación en la Comunidad de Madrid. En la misma línea concluyen otros informes de organismos internacionales apuntados por el experto que llegan a afirmar que los niños que poseen “un entorno saludable, sacan mejores notas en matemáticas y literatura”.
Esto se explica, afirma el docente, gracias a que el deporte en la población infantil mejora el auto-concepto del niño, promueve su correcto crecimiento psicológico y físico, y facilita la adquisición de hábitos saludables además de mejorar el rendimiento académico.
Como confirmó el experto, en EEUU y Canadá incluso se recomienda a niños y adolescentes realizar una actividad física diaria de unos 60 minutos, adecuada a sus gustos y a su desarrollo para potenciar todos los beneficios del deporte. Países como Canadá, con políticas más firmes en cuanto al refuerzo de la educación física en los planes de estudio, contemplan ampliar el tiempo dedicado a la actividad física diaria a los 90 minutos e incluyen planes para reducir la conducta sedentaria en la infancia, a partir del informe del Health Canadá de 2002, afirma Veiga.
En cuanto a los efectos específicos del ejercicio en niños, afirmó el docente, a partir de los ocho años, se comprueba que la actividad física mejora la capacidad respiratoria y cardiovascular. Igualmente, la actividad física desarrollada en la etapa prepuberal determina la masa ósea se va a que va a desarrollar en el futuro, por lo que puede llegar a prevenir enfermedades. En cuanto a los niños con sobrepeso, el deporte “mejora algunos factores del síndrome metabólico como el nivel de triglicéridos, de insulina y de adiposidad”.
Nutrición durante la gestación y el periodo de lactancia
La profesora del Departamento de Fisiología, Farmacológica y Toxicología de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, Dolores Silvestre, destacó la importancia de la dieta de la mujer en las etapas previas y posteriores al parto, ya que “preparan el organismo de la madre para ese momento traumático, además de satisfacer las necesidades del óptimo desarrollo del embrión”.
“Las proteínas son, junto con los hidratos de carbono, necesarias para los procesos de síntesis de la madre y fetales, y por lo tanto necesarios durante la gestación y la lactancia” afirma la doctora Silvestre. Sobre los excedentes de calcio, hierro y folatos, que todas las embarazadas necesitan, recomienda la adecuación individual de estos aportes al caso de cada mujer.
No obstante la profesora de la CEU UCH opina que la gestación y la lactancia “son etapas fisiológicas propias de la vida de la mujer y deben ser una prolongación en hábitos saludables de dieta y actividad física”.
En los seis primeros meses de vida, Dolores Silvestre, subraya los beneficios del periodo de la lactancia para el desarrollo psicomotor del bebé, en los que interviene de forma positiva el contacto con la madre. De igual forma, “para el desarrollo nervioso y cerebral del niño, el calcio y la vitamina D son esenciales”.